Los trabajadores ahora se preparan para disputas arancelarias

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Se ha prestado mucha atención a cómo los aranceles de importación de EE. UU. podrían afectar a las industrias y gigantes corporativos de Europa, ya que la relación comercial transatlántica, otrora sólida, enfrenta uno de los mayores desafíos de la era moderna.

Un ámbito que ha sido mayormente ignorado, el destino de los trabajadores, aún podría verse perjudicado, pues las fluctuaciones en la estabilidad económica de la UE derivan en una reducción de oportunidades laborales y en un debilitamiento de la seguridad empleo.

A continuación, un breve análisis de lo que cabe esperar en los próximos meses.

Tasa de vacantes de empleo

Un indicador clave de la fortaleza del mercado laboral es la tasa de vacantes, señal de cuán estables se sienten las empresas.

Cuando abundan los puestos disponibles, suele indicar que las compañías confían y están dispuestas a contratar más personal. En cambio, si las vacantes escasean, generalmente reflejan cautela. Si el desempleo es bajo pero las vacantes aumentan, los trabajadores ganan poder de negociación, ya que la demanda supera la oferta. Pero si las vacantes disminuyen, suele ser el primer aviso de una desaceleración.

Los empleadores suelen frenar las contrataciones mucho antes de recurrir a despidos, por lo que este índice es crucial para anticipar tendencias. Y actualmente, los datos apuntan a riesgos.

Según cifras de la Comisión Europea publicadas en junio, la tasa de vacantes en la eurozona bajó ligeramente al 2.4% en el primer trimestre de 2025, frente al 2.5% del último trimestre de 2024. La caída anual es más significativa: en el primer trimestre de 2024 fue del 2.9%.

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Como muestra el gráfico adjunto, la pandemia de COVID-19 impactó más las vacantes que la crisis de 2008-2009. Tras una recuperación en 2021-2022, las tasas vuelven a descender.

Alemania, Grecia, Austria y Suecia registraron las mayores caídas, sugiriendo que los empleadores se muestran más reacios (aunque levemente) a contratar.

Para los trabajadores, una menor tasa de vacantes implica menos opciones para cambiar de empleo, menor margen para negociar salarios y más dificultades para reinsertarse tras un despido. De continuar esta tendencia, su poder de negociación podría debilitarse aún más hacia fines de año.

Horas trabajadas y horas extras

Otro indicador relevante es la reducción de horas laborales, paso previo a despidos o congelaciones de contratación. Los recortes en horas extras también reflejan menor demanda o escasez de insumos.

En 2024, los europeos de 20 a 64 años trabajaron en promedio 36 horas semanales. Grecia lideró con 39.8 horas, seguida de Bulgaria (39), Polonia (38.9) y Rumanía (38.8). En contraste, Países Bajos tuvo la jornada más corta (32.1 horas), seguido de Austria, Alemania y Dinamarca (33.9 horas).

Según Eurostat, las horas trabajadas disminuyeron un 0.3% en la eurozona y la UE en el primer trimestre de 2025 respecto al trimestre anterior. En comparación anual, hubo un leve aumento del 0.1% en la eurozona, pero una caída del 0.2% en la UE.

Menos horas no solo significan más tiempo libre. Para muchos, implica menos ingresos y beneficios, afectando especialmente a hogares de medianos y bajos recursos ya presionados por el alza del costo de vida.

Incluso con empleo estable, el subempleo—cuando los trabajadores no logran las horas deseadas—podría aumentar. En el primer trimestre de 2025, el 10.9% de la fuerza laboral ampliada de la UE (unos 23.6 millones) estaba subutilizada, señalando que la calidad del empleo se erosiona más rápido de lo que sugieren las cifras de desempleo.

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Derechos laborales

Las protecciones institucionales para trabajadores en Europa se deterioran, agravando los riesgos ante shocks económicos futuros.

El Índice de Derechos Laborales 2024 evalúa protecciones como sindicación, seguridad laboral y equilibrio familia-trabajo (escala 0-100). Noruega, Suecia, Finlandia, Francia e Italia obtienen 94, mientras Alemania y Reino Unido puntúan 88.5 y 88 respectivamente.

Aunque muchos países de la UE tienen sólidos marcos legales, persisten vacíos en áreas como despidos injustificados o igualdad para trabajadores no estándar. Esto deja a grupos enteros más vulnerables incluso en épocas estables.

El Índice Global de Derechos de la CSI 2025 revela cómo estas debilidades se materializan: Europa registró su peor promedio (2.78), frente a 2.73 en 2024. Según la CSI, "el 75% de los países europeos violaron el derecho a huelga, un tercio detuvo trabajadores, y más de la mitad restringió el acceso a justicia laboral".

¿Qué significa esto?

Los indicadores—vacantes en caída, menos horas y mayor subempleo—sugieren que los trabajadores tendrán menos herramientas para protegerse ante presiones económicas.

En resumen, los aranceles y otros shocks comerciales podrían golpear más fuerte en 2025, no solo por el enfriamiento económico, sino por el desgaste paralelo de las protecciones laborales.

Con señales tempranas ya visibles, los próximos trimestres dirán si estos cambios son fluctuaciones temporales o el inicio de una recesión laboral prolongada. De persistir la presión arancelaria y la erosión de derechos, el costo no solo se medirá en empleos perdidos, sino en un debilitamiento duradero del poder de negociación de los trabajadores.