La presión se intensifica dentro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, renuncie tras una serie de derrotas electorales y sonados escándalos de corrupción.
El partido registró su peor resultado histórico en Extremadura, un bastión socialista durante casi treinta años, lo que provocó la dimisión del secretario regional Miguel Ángel Gallardo. Temerosos de más pérdidas en las próximas elecciones autonómicas de cara a los comicios generales de 2027, altos cargos como el exministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla declararon a Europa Press que el PSOE necesita una “alternativa sólida” a Sánchez para frenar su declive.
Sevilla criticó que Sánchez se rodea de aliados leales, muchos en carteras ministeriales, ahogando así las críticas internas. También condenó lo que describió como la “deriva populista” del partido, alejándose de los principios socialdemócratas. Su intención es publicar un manifiesto con otros socialistas destacados en enero para impulsar una renovación en la dirección.
Otros exdirigentes, como el expresidente Felipe González y el exvicepresidente Alfonso Guerra, han expresado su preocupación por el “discurso antidemocrático” de Sánchez y su obsesión por perpetuarse en el poder.
El PSOE se ve sacudido por una oleada de investigaciones judiciales. Estas incluyen presuntas irregularidades en contratación pública, el “caso Koldo” por comisiones ilegales, y procesos ligados a altos cargos nombrados personalmente por Sánchez.
Un exministro se encuentra en prisión preventiva, mientras que la esposa y el hermano del presidente serán juzgados en 2026 por supuesta corrupción. El presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, advirtió que estas pesquisas podrían “llevarse por delante toda una época” del partido.
