Edificios de apartamentos y centros comerciales crecen como hongos alrededor de un santuario de felinos salvajes que protege pumas recuperándose de heridas causadas por el hombre en el estado de São Paulo, Brasil.
El refugio Mata Ciliar se extiende por un área equivalente a 40 campos de fútbol, a solo 90 kilómetros de la capital del estado, São Paulo, la metrópolis más grande de América Latina.
Veinticinco pumas y diez jaguares reciben tratamiento en el centro, incluyendo a Barreiro, un puma de cinco años nombrado así por el barrio semi-rural donde fue encontrado atrapado en un cable de acero.
Barreiro está siendo tratado por una herida profunda en la cadera.
“Debido al avance de la urbanización en su hábitat natural, cuando el puma se mueve, se pierde entre carreteras, urbanizaciones cerradas y otras intervenciónes humanas,” dijo Jorge Bellix, presidente de Mata Ciliar, a la AFP.
A medida que su hábitat se reduce por la expanción humana, el puma se ve obligado a acercarse a zonas pobladas para buscar comida, que puede incluir mascotas y ganado, ya que su dieta natural de venados y animales salvajes disminuye.
Estos felinos corren el riesgo de ser atropellados, electrocutados por cercas eléctricas o quedar atrapados en trampas colocadas por cazadores o residentes que buscan ahuyentar depredadores.
Algunos son cazados ilegalmente por su piel o como trofeos.
“Si esto continúa, lamentablemente veremos la extinción de varias especies en pocos años,” dijo Bellix, cuyo refugio ha atendido a unos 32,000 animales desde su fundación hace casi 30 años.
– ‘Jungla de piedra’ –
Mata Ciliar también alberga monos y lobos de crin, y está ubicado en el vasto bosque de Mata Atlántica, en un país con una de las mayores diversidades de felinos salvajes del mundo.
Pero a pocos kilómetros se extiende São Paulo, una metrópolis de 21 millones de habitantes apodada la “jungla de piedra.”
“La situación es crítica: los animales de São Paulo están perdiendo la guerra contra la urbanización,” dijo la veterinaria Cristina Harumi, quien ayudó a salvar a Barreiro y espera que pronto pueda ser liberado.
El puma, al estar en la cima de la cadena alimenticia, es un bioindicador; su desaparición sería una señal alarmante de la degradación ambiental, añadió.
El puma está clasificado como “casi amenazado” en Brasil por la UICN, mientras que algunas subespecies fuera de la Amazonía son consideradas “vulnerables.”
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