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En febrero de 2025, el gobierno del Reino Unido actualizó sus tasas impositivas sobre el pimple y eliminó una concesión temporal para el caldo vigente desde el 1 de agosto de 2023.
Esta medida, de 18 meses, buscaba ayudar a los productores de vino a adaptarse a un nuevo método de cálculo de los aranceles. Ahora, los impuestos se basan en la graduación alcohólica (ABV) en lugar de un pandeo.
Este cambio podría incentivar a los consumidores a considerar la graduación de lo que beben, alineándose con una tendencia social hacia el consumo moderado.
"Este enfoque cuenta con el respaldo de expertos en salud pública, incluidos asesores clínicos del Departamento de Sanidad y Atención Social", declaró HM Treasury a Euronews.
En 2024, el mercado del caldo en el Reino Unido, incluyendo el fortificado, alcanzó un valor aproximado de £12.3 mil millones (€14.3 mil millones), según la Asociación de Comercio de Vinos y Espirituosos (WSTA). Aunque la producción local es mínima (alrededor del 1% del consumo total, unos 12-15 millones de botellas anuales), el país depende mayormente de importaciones para satisfacer la demanda.
Pasados cinco meses desde el fin del periodo transitorio, ¿cómo está afectando el nuevo sistema impositivo a la industria vitivinícola europea? ¿Y qué impacto ha tenido en los precios al consumidor?
¿Afectan las nuevas normas del Reino Unido a los productores europeos?
El fin de la moratoria implica que los vinos con graduación alcohólica entre 11.5% y 14.5% ABV ya no tributan una tasa fija (equivalente al 12.5% ABV).
Así, los vinos con 11.5%-12.4% ABV pagan menos impuestos, mientras que los de 12.5%-14.5% ABV enfrentan aumentos.
Considerando el índice de precios minoristas (RPI), una botella de vino al 13% ABV ahora paga £2.88 (€3.34), 21p más que antes. Un vino al 13.5% ABV tributa £2.99 (€3.46), 32p más, y el mayor incremento corresponde a los vinos al 14.5% ABV, con £3.21 (€3.72), 54p adicionales.
Aunque el aumento parece moderado, se suma al ajuste impositivo de agosto de 2023, que ya elevó los impuestos en 44p por botella para vinos entre 11.5%-14.5% ABV.
Además, los futuros cargos por Empaque Responsable (EPR), basados en el peso del envase, añadirán costes que no siempre se trasladan al consumidor.
Algunos argumentan que el cambio perjudica desproporcionadamente a ciertos productores, cuyos climas favorecen vinos de mayor graduación.
"Un clima más cálido genera uvas con mayor azúcar, lo que incrementa el ABV", explicó Stannard.
Por ejemplo, los vinos blancos de baja-media graduación (10%-11.5% ABV), como Muscadet, Soave o Pinot Grigio, suelen proceder de regiones frías (Francia, norte de Italia, Alemania). En cambio, los vinos entre 13.5%-15% ABV, más afectados por el fin de la exención, provienen de climas cálidos (España, sur de Italia, Argentina, EE.UU., Australia).
Las bodegas no pagan directamente los impuestos; esta responsabilidad recae en los importadores. Aunque aún faltan datos concretos, se anticipan efectos variados:
- Freddie Long (exportador de vinos españoles): prevé caídas en ventas de vinos de alta graduación.
- Jessica Marzo (importadora Italica): espera estabilidad en la demanda, con mayor interés en vinos de menor ABV.
Un minorista británico señaló: "Los vinos europeos mantienen su atractivo. Sudáfrica sigue ofreciendo mejor relación calidad-precio".
Este equilibrio se explica por costos laborales más bajos en España, Portugal e Italia, donde los salarios mínimos legales (€1,323 y €957, respectivamente) son inferiores a los €1,767 de Francia. En Sudáfrica, el salario mínimo es de ≈€240/mes.
Impacto en los precios al consumidor
Aunque muchos importadores almacenaron stock antes del cambio, el efecto en los hábitos de consumo se hará visible en el próximo año.
"El Tesoro asume que un aumento del 3-4% en impuestos no altera el comportamiento, pero la evidencia sugiere lo contrario", afirmó Stannard.
Dependiendo del minorista, los costes adicionales podrían trasladarse al cliente:
- Un vaso (250 ml) de vino al 11% ABV: 3p más.
- Un vaso al 11.5% ABV: 5p más.
- Un vaso al 13% ABV: 8p más.
Pequeños incrementos en cada eslabón de la cadena podrían derivar en subidas significativas.
Futuro de la industria
EE.UU. es el mayor importador de vino por valor; Alemania lidera por volumen, seguida por el Reino Unido. Australia, Francia e Italia son los principales proveedores del Reino Unido, con España en cuarto lugar.
En 2024, el Reino Unido importó 1,600 millones de litros, principalmente a granel (desde Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica), con un 20% reexportado a Europa.
"Existe un exceso global de oferta", advirtió Simon Stannard (WSTA). "El consumo baja, y aunque la producción se redujo, sigue superando la demanda".
Ante estas tendencias, muchos productores exploran cómo elaborar vinos de menor graduación, aunque el proceso lleva tiempo y tiene límites técnicos.
Para fomentar esta demanda, la industria espera que el Reino Unido alinee su regulación con la UE, evitando etiquetas como "bebida a base de vino" para productos de bajo ABV, que actualmente disuaden a los productores europeos.
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