La "bromance" entre Sir Keir Starmer y el Presidente Macron es tan evidente—abrazos por todas partes.
Esto es diplomacia hábil por parte de Sir Keir, quien ha estado llenando de amor a su homólogo francés desde que se convirtió en primer ministro. Busca estrechar lazos, ya sea en seguridad, comercio o ahora, por supuesto, en el tema de los barcos pequeños.
Y hoy ha conseguido una victoria: logró que el Presidente Macron aceptara un acuerdo disuasorio.
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Recordarás que los Conservadores intentaron el plan de Ruanda para disuadir a la gente, enviándolos a un tercer país si entraban ilegalmente.
Lo que el primer ministro acordó hoy con Macron es importante: es un acuerdo de "uno entra, uno sale".
Si alguien llega ilegalmente aquí, será enviado de vuelta a Francia y, a cambio, el Reino Unido aceptará un solicitante de asilo legítimo, quizás alguien con vínculos familiares.
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Comenzará muy pequeño—como un piloto—para probar si funciona. Al principio serán pocas personas devueltas, quizás menos de mil para fin de año. Pero, con suerte para Starmer, escalará y podría ser una verdadera disuasión.
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Un último dato: Mientras Starmer y Macron cerraban este acuerdo, Nigel Farage estaba en el Canal de la Mancha documentando migrantes ilegales. 79 personas fueron rescatadas por la policía fronteriza.
Una encuesta de Portland sugiere que 4 de cada 10 votantes de Reform volverían a Labour si Starmer frena las travesías en botes.
Hay una presión política real para resolver este problema. La inmigración es uno de los tres temas principales para los votantes.