Un nuevo estudio predice que los jóvenes españoles que luchan por entrar en el mercado laboral también serán castigados más tarde en la vida al tener que trabajar hasta los setenta años.
Los jóvenes españoles que no puedan acceder al mercado laboral pagarán un precio por ello en el futuro, viéndose obligados a trabajar hasta pasados los setenta, según revela un informe reciente.
El estudio “El presente y futuro de la juventud española”, presentado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, calcula que los jóvenes que empiecen su carrera profesional más tarde deberán retrasar su jubilación hasta los 71 años si quieren mantener su nivel de vida y recibir una pensión completa.
En otras palabras, sería necesario cotizar más años (40 o incluso más), algo imposible si no se está trabajando. Las alternativas son recibir una pensión reducida o una pensión no contributiva.
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El desempleo juvenil siempre ha sido un problema social en España, pero antes se asumía que afectaría principalmente a factores como la independencia o el acceso a la vivienda, no que también generaría problemas décadas después.
Según los últimos datos, la tasa de desempleo en España para hombres menores de 25 años (26,0%) es la más alta de la UE. En mujeres es del 27,1%, también la peor de Europa.
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“El acceso tardío al empleo dificultará que los jóvenes de hoy completen carreras laborales suficientemente largas, por lo que deberán permanecer más tiempo en el mercado laboral para obtener una pensión que mantenga su nivel de vida”, explica el informe.
Esto se refleja en los datos: la tasa de empleo entre jóvenes de 16 a 29 años es solo del 43,2%, un 15% menos que en 2007 (antes de la crisis financiera).
Esta entrada tardía al mercado laboral implica que muchos jóvenes llegarán a 2065 —año proyectado en el estudio— con solo 30 años de cotizaciones, lo que penalizará el cálculo de su pensión.
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A partir de 2027, la edad de jubilación ordinaria será 67 años, exigiendo 37 años de cotizaciones para el 100% de la pensión. No obstante, podrá reducirse a 65 años con 38 años y medio de cotización.
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Quienes se jubilen en 2065 con solo 30 años de cotizaciones deberán compensarlo retrasando su jubilación hasta los 71 años si quieren mantener su nivel de vida previo.
“A menor vida laboral, menor será la pensión en relación al último salario. Esto, unido a salarios base más bajos, puede generar problemas de adecuación y, por tanto, un menor bienestar durante y después de la vida laboral”, advierte el estudio.
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