La población inmigrante representa aproximadamente el doce por ciento del empleo total en España y presenta una tasa de actividad superior a la media nacional. Crédito: Prostock-studio / Shutterstock.com
El autoempleo inmigrante se ha consolidado como un motor económico y social de primer orden en España, desmintiendo la retórica antiinmigración. Según el informe *Migración y Autoempleo en España: Desafíos y Oportunidades para la Cohesión Social y Territorial* de la Confederación Intersectorial de Autónomos (CIAE), en 2024 había registrados en España cerca de 400.000 trabajadores por cuenta propia extranjeros, lo que supone aproximadamente un diez por ciento del total nacional de autónomos y un quince por ciento de todos los afiliados inmigrantes a la Seguridad Social.
Sandra Said, médica de origen marroquí, reside en España desde hace 35 años. Inició su trayectoria laboral como cuidadora de menores y ancianos, posteriormente trabajó como cocinera y, finalmente, ejerce como médica autónoma una vez homologados sus títulos. A punto de jubilarse, reflexiona desde su hogar en Andalucía:
«La mayoría de los inmigrantes invertimos tanto tiempo en trabajar que no nos queda para rebatir las mentiras que se difunden sobre nosotros», declaró a Euro Weekly News.
Lo Más Leído en Euro Weekly News
El creciente peso económico de la inmigración en España
Los inmigrantes constituyen alrededor del 12% del empleo total y registran una tasa de actividad muy superior a la media nacional (73,2 frente a 58,6). El número de afiliados extranjeros a la Seguridad Social aumentó un 7,9% en 2024, alcanzando los 2,86 millones, de los cuales el 69% son trabajadores no comunitarios. Estas cifras subrayan el creciente peso económico del colectivo y su papel como pilar del mercado laboral español, contrarrestando eficazmente la narrativa xenófoba impulsada por ciertos sectores políticos.
«Tenemos los mismos derechos y obligaciones que la población autóctona, y la mayoría los cumplimos. La ley siempre es más severa con quienes carecen de recursos para un abogado o una red de apoyo», añade Said.
Uno de cada diez autónomos en España es inmigrante, lo que representa el 15% de las altas de extranjeros en la Seguridad Social. Lejos de quitar empleo, lo generan: crean empresas, se establecen por cuenta propia y cotizan. El informe enfatiza que su contribución «no es coyuntural, sino estructural, vinculada a la sostenibilidad del sistema de cuidados, la vitalidad del comercio urbano y la continuidad de la actividad agraria en el medio rural».
El estudio de la CIAE destaca que el autoempleo inmigrante se ha erigido en una vía crucial de integración, desempeñando una función territorial clave al «revitalizar barrios urbanos en declive y sostener servicios básicos en áreas rurales despobladas, reforzando así la cohesión social y demográfica».
Nuevos modelos de negocio y una oferta de servicios más diversa
Más allá de las cifras, los emprendedores inmigrantes aportan dinamismo a la economía, introduciendo nuevos modelos de negocio, estrategias de gestión y una oferta de bienes y servicios más diversa.
El comercio —especialmente el minorista— y la hostelería concentran más del 40% del autoempleo inmigrante, seguidos por el transporte, la construcción y los cuidados. No obstante, el informe también señala vulnerabilidades que deben abordarse.
Mario llegó a Denia, en el corazón de la Costa Blanca, desde Colombia hace tres años. Aunque aún espera la resolución de su documentación, ha trabajado ininterrumpidamente como camarero y lavaplatos, e incluso ha aprendido inglés para atender mejor a los turistas.
«Comprendo que debemos esforzarnos, pero también se deberían respetar nuestros derechos. Cuando se nos brindan oportunidades de formación y empleo, las aprovechamos al máximo», comenta a Euro Weekly News mientras recoge las sombrillas en la terraza del restaurante donde trabaja.
A pesar de su alta tasa de actividad, los inmigrantes enfrentan un mayor desempleo (15,8% frente a 12%), lo que evidencia una integración activa pero vulnerable. Sectores como el comercio, la hostelería y los cuidados ofrecen un acceso más fácil, pero también conllevan mayor competencia y menor rentabilidad.
Resulta más difícil para los inmigrantes emprender en España
La tasa de supervivencia de los negocios inmigrantes más allá de tres años es entre diez y quince puntos inferior a la de los nacionales, debido principalmente a las dificultades de acceso a financiación, redes de apoyo limitadas y su concentración en sectores de bajo margen. La excepción la constituyen los inmigrantes con estudios superiores, cuyas empresas perduran en igual medida que las de los emprendedores españoles.
Las disparidades de género añaden otra capa de complejidad a esta desigualdad. Las mujeres autónomas inmigrantes sufren una triple discriminación —por género, origen y estatus legal— y a menudo se ven confinadas en sectores poco valorados como los cuidados y el trabajo doméstico, con una protección limitada.
Con el objetivo de lograr una España más cohesionada, inclusiva y sostenible para 2030, la CIAE aboga por «políticas integrales que transformen la vulnerabilidad actual en oportunidad». Los próximos cinco años, afirma, deberían centrarse en profesionalizar el sector de los cuidados, mejorar el acceso a una financiación inclusiva, garantizar una protección social plena y fortalecer el emprendimiento inmigrante como factor clave en la repoblación rural y la transición ecológica.
En definitiva, el informe demuestra que los inmigrantes no son una amenaza para el empleo, sino una fuerza esencial que sostiene la economía, fortalece la cohesión social y garantiza el futuro de España.
La economía española supera la media de la UE gracias a una política migratoria más abierta
La economía española ha registrado un crecimiento relativamente sólido en comparación con la media de la Unión Europea, en parte gracias a su política migratoria más permeable, a diferencia de otros países comunitarios que han restringido la entrada de migrantes. Mientras España anotó un crecimiento en torno al 3% en 2024, la media de la eurozona se situó aproximadamente en el 1%.
Este desempeño positivo se ha visto respaldado por la llegada de miles de trabajadores migrantes que han contribuido a paliar la escasez de mano de obra y a mantener los niveles de empleo, una ventaja de la que no han podido disfrutar plenamente los países con controles migratorios más estrictos.
Sin embargo, España aún enfrenta desafíos estructurales como la baja productividad, un desempleo relativamente elevado y la necesidad de crear empleos de mayor valor añadido. Estos factores sugieren que, si bien la migración ha otorgado a España una ventaja económica, constituye solo una pieza más del complejo puzle que determina la trayectoria económica nacional.
