¿Los ataques de la India a Pakistán detendrán los ataques armados?

During a media briefing in New Delhi, India, military officials stood alongside the country’s foreign secretary to discuss missile strikes into Pakistan and Pakistan-administered Kashmir. A video screen displayed a timeline of tragic events, including the 2001 attack on the Indian parliament, the 2002 assault on the Akshardham Temple, the 2008 Mumbai attacks, and the recent killings in Pahalgam, Indian-administered Kashmir.

According to New Delhi, the May 7 missile strikes were in response to Pakistan’s alleged support of armed groups targeting India. The strikes were intended to deter and prevent future attacks, as Pakistan has failed to take action against these groups on its territory. However, some analysts believe the strikes were more of a symbolic gesture for domestic audiences rather than an effective counterterrorism strategy.

Indian Foreign Secretary Vikram Misri emphasized the precision of the targets, which included sites in Muridke and Bahawalpur, allegedly linked to terrorist groups responsible for past attacks on Indian soil. The Indian army declared that justice was served, despite Pakistan’s denial of civilian casualties in the strikes.

As tensions escalate between India and Pakistan, experts warn that the current tit-for-tat actions may not lead to long-term changes in the region. Despite previous conflicts and recent escalations, the underlying issues remain unresolved, with the potential for future flare-ups in the volatile Kashmir region.

The ongoing cycle of violence and retaliation between the two nuclear-armed neighbors has raised concerns about the effectiveness of military actions in addressing the root causes of conflict in South Asia. As both sides continue to claim victory in the midst of escalating tensions, the risk of further instability and violence remains a constant threat.

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China y Pakistán, vecinos de la India que controlan partes de Cachemira, condenaron el movimiento.

India luego impuso un cierre en Cachemira y arrestó a docenas de líderes políticos, periodistas y activistas de derechos humanos, incluso cuando el gobierno de Modi afirmaba que la región estaba volviendo a la “normalidad”. A pesar de eso, y de los cientos de rebeldes armados muertos por las fuerzas de seguridad indias a lo largo de los años, “el movimiento armado continúa”, señaló Sahni.

“El movimiento sigue renovándose [a pesar de las contramedidas de la India durante tres décadas]”, señaló Sahni. “En el ataque actual, ha habido una cierta pérdida de material – se han volado edificios – pero si hay un apoyo implícito para estos grupos en Pakistán, siempre volverán.”

‘Un fiasco’

En las primeras horas del miércoles, el ejército paquistaní afirmó que había derribado al menos cinco aviones de guerra indios que estaban involucrados en los ataques con misiles. Funcionarios locales indios y fuentes de seguridad confirmaron a Al Jazeera y otros medios de comunicación que al menos dos aviones de combate habían “caído”, aunque los funcionarios indios no han comentado públicamente sobre el tema.

Si los aviones pertenecían realmente a la flota india, “será difícil para India tomar una decisión en el futuro sobre enviar aviones para imponer ataques punitivos a Pakistán”, dijo Ajai Shukla, un comentarista de defensa y asuntos estratégicos, que sirvió en el Ejército indio de 1976 a 2001.

Shukla señaló que mientras un ataque planeado y ensayado tendría valor disuasorio, “las realidades finalmente dependen de cuánta pérdida se ha infligido, en comparación con las pérdidas sufridas.

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“Es un momento en el que India necesita detenerse y pensar”, añadió Shukla. “Incluso cuando ambos países reclaman la victoria, al menos uno de ellos en su corazón sabe que esto no fue una victoria. Esto resultó ser un fiasco.

“Si va a haber una actitud de que no admitiremos nada y declararemos la victoria, entonces probablemente esa debilidad nunca será erradicada”, dijo Shukla.

Para Sahni, hay un peligro más inminente que ha surgido de los ataques de los últimos dos días. Anteriormente, dijo, ambos bandos actuaban dentro de límites “calibrados” no expresados pero aceptados.

Ya no.

“Ya no hay líneas claras sobre qué es ‘escalada’ ahora”, dijo. “Y esa es la clásica pendiente resbaladiza, en el borde de una espiral arriesgada.”