En abril, Lorde lanzó su cuarto álbum con un pequeño concierto sorpresa en Nueva York. Un mensaje invitando a los fans a encontrarse en Washington Square Park—supuestamente para un video—causó un caos que rápidamente se volvió viral en redes sociales. Miles aparecieron y la policía canceló el evento, pero quienes lograron quedarse disfrutaron de Lorde cantando su nuevo sencillo What Was That con energía, ¡y todo eso parada en una mesita de madera!
El arte de Virgin.
Fue una sorpresa. Su último disco, Solar Power (2021), no fue el único en esa época donde artistas famosas desde la adolescencia hablaban de lo difícil que era crecer bajo los reflectores—Billie Eilish y Olivia Rodrigo también lo hicieron—pero sí fue el único que sonó como una carta de renuncia, escrita desde una playa en su Nueva Zelanda natal: "No contestaré si es la discográfica o la radio", cantaba en una parte. En otra: "Si buscas un salvador, no soy yo." Pero Solar Power resultó ser solo un mensaje de fuera de oficina. Cuatro años después, Lorde no solo regresó, sino que lo hizo con la actitud de chica fiestera que la hizo famosa en Melodrama (2017). En What Was That, compara enamorarse con fumar bajo los efectos del MDMA. "Es una vida hermosa, ¿por qué perder el tiempo?", dice en Hammer. "Hago llorar a la gente y me pagan por eso."
El álbum mezcla electrónica vibrante, riffs de rave y coros enormes. Incluso Broken Glass, que habla de su lucha contra un trastorno alimenticio, tiene un gancho que haría cantar a un estadio. En ese sentido, Virgin parece más cercano a Melodrama que a Solar Power, pero es obvio que Lorde volvió con algo nuevo que decir, no solo para reconfirmar su éxito comercial.
Aunque habla de pastillas, fiestas y desamor, el tono es distinto. Melodrama retrataba la vida a los 19: drogas, primeros amores rotos. Virgin refleja la angustia de casi los 30, esa sensación de que ya eres adulto—aunque no te sientas así—como en GRWM: "Saltando de piedra en piedra… buscando a una mujer adulta." En Shapeshifter, un rollo de una noche trae aburrimiento y miedo: "Si estoy bien sin esto, ¿por qué no puedo parar?"
Hay más dolor, pero más maduro. El álbum cierra con Lorde repitiendo "¿Voy a amar alguna vez de nuevo?", una duda que aparece en Man of the Year, Current Affairs y What Was That. Pero siempre con humor: en Current Affairs, una escena romántica bajo un eclipse se vuelve cruda: "Probaste mi ropa interior / supe que estábamos jodidos."
El sonido de Virgin es crudo e inestable. Los sintetizadores suenan corroídos, las voces se distorsionan y desaparecen. Man of the Year no es un final feliz, sino un crescendo de pánico: batería estridente, electrónica industrial.
Lorde sigue creciendo junto a su audiencia. Fuerte, emotivo, universal—y lleno de hits—Virgin lo demuestra.
Esta semana, Alexis escuchó:
Westside Cowboy – Alright Alright Alright
Una ráfaga frenética de rock alternativo estilo Pavement: feedback, riffs que se descontrolan, todo en solo 90 segundos.
(Typos: "fuera de oficina", "rollo de una noche")
