Conocí a Mani cuando el mánager de los Stone Roses me pidió que los produjera. Hicimos “Elephant Stone” y eran encantadores. Luego, cuando Manchester se convirtió en “Madchester”, los llegué a conocer muy bien. Fui al gran concierto que dieron en Blackpool; fui a Spike Island. Fue una época fantástica para estar juntos y el Haçienda era el pegamento. No había zona VIP en el club, así que la gente caminaba y pensaba: “¡Mira, ahí está Mani!”
Tuve a los Roses en mi estudio Suite 16 haciendo demos para lo que iba a ser el segundo álbum, hasta que lo cancelaron. Llegué a conocer a Mani y a su esposa, Imelda. Tuvimos una época salvaje. Luego, después de que nuestras varias bandas dejaron de tocar en vivo, empezamos Freebass, con tres bajistas: yo, Mani y Andy Rourke, que había estado en los Smiths. La banda estaba condenada al fracaso –demasiados cocineros– y finalmente tuvimos una gran pelea después de una discusión por un concierto. Mani me insultó públicamente, pero Dios lo bendiga, al día siguiente me llamó por teléfono y se disculpó. Así era Mani. Una vez que dejamos de trabajar juntos, nos hicimos amigos y después de eso, cada día pasado con él fue un placer absoluto.
Cuando la gente dice que Mani podía ser un payaso o un bromista, no es la palabra correcta. Sí, era muy divertido. Era un hombre del pueblo, muy gracioso y muy irreverente. Pero también tenía intensidad y no soportaba a los tontos. Era muy apasionado con las cosas en las que creía, ya fuera el Man United o defender a sus amigos. Si sentía que algo estaba mal, o que había algún tipo de injusticia, era muy tenáz. Una vez que tenías a Mani de tu lado, estabas en la cima. Era un luchador y nunca cedía, pero era amigo de todos y nadie tenía una mala palabra sobre él.
Cuando los Roses se reformaron, él estaba desesperado por que fuera como al principio –se le rompió el corazón cuando no fue así.
Cuando estaba en forma, era un alma maravillosa. Había sido demasiado joven para ser mod, así que siempre tuvo obsesión con las scooters. Un día vino a mi casa con uno de esos cascos de “cañón humano” y parecía Crazy Frog. Una hora después, oí un ruido extraño y era Mani, pateando su scooter inundada, porque era un día lluvioso y la humedad había entrado en el motor. Debió patear esa scooter por una hora y media, pero increíblemente, arrancó. Esa es la magia del hombre: nunca dejaba que nada lo venciera.
Desde el punto de vista del bajo, él era el mejor. Todos querían ser como él. Que Mani se uniera a los Stone Roses marcó la diferencia. Era un artista del groove y le encantaba la música con groove. Hace poco lo vi tocando “Fool’s Gold” en Instagram y pensé: “¿Cómo está tocando eso?” Como Andy Rourke, Mani tocaba de manera muy melódica –yo también, pero Mani era mucho más sutil. Yo siempre intentaba competir con la guitarra, pero Mani se movía alrededor de ella. Es una gran habilidad, pero a mí no me importaba lo que tocara. Podría haber golpeado el bajo en el suelo, me daba igual: él era Mani.
Estuvo en dos de las bandas más geniales de todos los tiempos: los Stone Roses y Primal Scream. De hecho, yo hice una audición para los Primals y dijeron que sonaba demasiado a New Order, así que cuando Mani consiguió el trabajo, me llamó directamente. “Oye, Número 2” –siempre me llamaba Número 2– “aquí el Número 1”. A Rourkey le decíamos “Número 3”: el nivel de bromas entre nosotros tres era increíble.
Todo lo que Mani quería hacer era tocar y, sobre todo, le encantaba tocar para la gente. Cuando los Roses se reformaron, estaba desesperado por que fuera como al principio y se le rompió el corazón cuando no fue así. Pero fue bueno que, después de todo lo que habían pasado, financieramente y de otra manera, consiguieran ese último pago que les permitió a él y a Imelda tener una vida maravillosa. Una vez que tuvieron a sus hijos, estaban completamante felices. Eran una gran pequeña familia.
Cuando ya no estaba tocando, comenzó a ser DJ y la música que ponía reflejaba su forma de tocar el bajo: funk y soul. Nunca paró de trabajar y tenía muchas ganas de la gira de charlas que acababa de anunciar. Es desgarrador que se haya ido antes de que comenzara y me rompe el corazón por esos dos niños, que perdieron a sus dos padres con tan poco tiempo de diferencia.
La efusión de dolor y tristeza cuando Mani murió ha sido realmente notable. No creo haber visto nada igual, por una estrella del pop, ciertamente no en mucho tiempo. En este momento, cada leyenda de Manchester se está preguntando: “¿Conseguiré eso cuando muera?” Pero puedo decir con seguridad que Mani nunca será olvidado.
Contado a Dave Simpson
