Para el año 2050, las urbes europeas aspiran a un modelo turístico que armonice las dimensiones de sostenibilidad, económica y social. Este fue el mensaje central del segundo día del Foro Mundial de Turismo, una cita anual esencial para los actores del sector a nivel global.
“En ciudades como Venecia y Barcelona, observamos una cierta monoculturalización de las actividades económicas en los centros urbanos, que parecen orientarse más hacia intereses de mercadotecnia para turistas o a satisfacer sus hábitos alimenticios que a los de los residentes”, señaló Eleonora Orso, responsable de políticas de Eurocities, la red con sede en Bruselas que representa a más de 200 grandes ciudades europeas.
Europa recibió a casi 340 millones de turistas internacionales en el primer semestre de 2025, lo que supone un incremento del 4% respecto al año anterior y de un 7% en comparación con 2019, de acuerdo con los últimos datos de Turismo de la ONU.
Los principales destinos mundiales continúan estando en Europa, y Francia y España experimentaron un crecimiento sólido en las llegadas durante el mismo período. Las estimaciones apuntan a que España podría incluso superar a Francia en 2034, alcanzando los 3,75 millones de visitantes.
Patrick Bontinck, director ejecutivo de visit.brussels, subrayó la necesidad de que las ciudades adopten estrategias turísticas a largo alcance, centrándose en atraer al visitante idóneo en lugar de simplemente a un mayor número. “Selecciona a quién deseas atraer y adapta tu infraestructura para esas personas”, manifestó en el foro.
‘El producto en el turismo es el destino en sí mismo’
El turismo de masas ya no es únicamente una cuestión estacional. Desde Venecia hasta Barcelona, las ciudades europeas lidian por gestionar cifras récord de visitantes. A medida que aumentan las multitudes turísticas, los residentes locales se ven afectados por el incremento en el coste de la vida, lo que genera protestas generalizadas.
Las autoridades locales, desde Lisboa hasta Atenas, también han reconocido que el auge turístico está saturando la infraestructura, incrementando la polución y mermando la calidad de vida de los ciudadanos.
“El producto turístico es el destino mismo”, afirmó Sabine Wendt, directora ejecutiva de visitBerlin, la entidad turística oficial de la ciudad. “Si destruimos la ciudad desde un punto de vista social o medioambiental, nadie volverá”.
Wendt recalcó que todos los actores, incluidos los turistas, comparten la responsabilidad de proteger los destinos que promocionan y visitan. Orso, de Eurocities, añadió que, para equilibrar sostenibilidad y rentabilidad, las políticas turísticas deben integrarse en estrategias urbanísticas más amplias.
“Debe formar parte de una agenda urbana integrada, vinculada al transporte, la vivienda, las estrategias de apoyo a las empresas, etc.”, declaró.
Según el Índice de Confianza del Turismo de la ONU publicado en septiembre, los elevados costes de transporte y alojamiento siguen siendo los principales desafíos que afectan al turismo internacional este año.
Se pronostica que la inflación turística descienda del 8% en 2024 al 6,8% en 2025, si bien se mantiene significativamente por encima de la tasa de inflación general del 4,3%.
La incertidumbre económica y las tensiones geopolíticas también están mermando la confianza en los viajes, advierten los expertos, y será necesario un esfuerzo colectivo para transitar del turismo de masas hacia un modelo más específico y sostenible.
“Cada ciudad posee una idiosincrasia diferente, por lo que no se puede establecer un enfoque estandarizado, (pero) resulta absolutamente crucial que los sectores público y privado colaboren”, afirmó José Ramón Bauzá, fundador del Foro Aviación y Turismo y expresidente de las Islas Baleares.
“De lo contrario, perderemos no solo tiempo sino también recursos para los inversores”, añadió.
Si bien la UE no cuenta con competencias formales en materia de turismo, la Comisión Europea se halla actualmente preparando un marco global para el turismo sostenible.
El plan, previsto para principios de 2026, pretende hacer que el sector sea más competitivo, resiliente y sostenible, abordando aspectos como la estacionalidad, promoviendo opciones ecológicas, mejorando los servicios digitales y fomentando los viajes transfronterizos.
