Actualmente, hay mucha ansiedad económica en todo el mundo. Esto viene después del anuncio de Trump el 2 de abril de aranceles sobre cada uno de los socios comerciales de los Estados Unidos.
‘Día de la Liberación’, como él lo llamó, lanzó el sistema de comercio global de varios billones de euros al aire. La incertidumbre que creó no ha disminuido, sino que ha crecido.
El impacto masivo de esas políticas es imposible de medir. La economía global está increíblemente integrada, no solo en términos de bienes sino también de servicios. Como punto focal de este tumulto, los Estados Unidos serán los más afectados, pero ningún país escapará a su impacto.
Actualmente, Trump ha suspendido la implementación completa de estos aranceles, optando en su lugar por una tasa temporal del 10% durante un período de ‘gracia’ de 90 días destinado a la renegociación. Sin embargo, después de más de un mes, no han surgido acuerdos comerciales. Incluso aliados cercanos como Japón están resistiendo las demandas de Estados Unidos, lo que señala un probable verano de inestabilidad económica.
En el caso de España, los efectos directos pueden ser limitados. El país tiene un déficit comercial de $10 mil millones con los Estados Unidos, importando $28 mil millones y exportando $18 mil millones en 2024. Los Estados Unidos son solo el quinto socio comercial de España.
Un informe de CaixaBank estima que el impacto directo de un arancel del 10% sería de €1.39 mil millones, o 0.1% del PIB. Con una tasa del 20% de aranceles, el impacto podría alcanzar los €3.18 mil millones (0.2% del PIB). Estas son cifras manejables, especialmente si se comparan con el fuerte crecimiento de España, del 3.2% en 2024 y un pronóstico del 2.5% en 2025, según el FMI.
El gobierno español ha actuado rápidamente, anunciando un paquete de ayuda de €14 mil millones para las industrias afectadas y acelerando los esfuerzos de diversificación comercial. Las recientes cumbres con Vietnam y China destacan este cambio.
¿Qué hay de bienes raíces?
A pesar de la turbulencia, hay razones para seguir siendo optimistas sobre el mercado inmobiliario español.
Por un lado, la inestabilidad en Estados Unidos puede aumentar la demanda de estadounidenses que se trasladan al extranjero. El número de estadounidenses que compran propiedades en España casi se triplicó, de 1,089 en 2019 a 2,800 en 2024. Ahora representan el 2% de las compras de viviendas extranjeras.
Los estadounidenses también gastan más por metro cuadrado, €3,390, muy por encima de los precios promedio en España, aunque aún una ganga en comparación con las ciudades de EE. UU.
Marbella y la Costa del Sol siguen siendo puntos calientes para estos compradores. Pero no solo los estadounidenses muestran interés. Los compradores chinos han pasado de 4,370 en 2019 a 5,220 en la actualidad. Aunque pagan aproximadamente dos tercios menos por metro cuadrado que los estadounidenses, su presencia refleja un interés global más amplio en la propiedad española.
A esto se suma un cambio en los patrones turísticos. Los informes de europeos detenidos por agentes fronterizos de EE. UU. han dañado la imagen de América. En marzo, antes de que los aranceles entraran en vigor, los viajes europeos a EE. UU. ya habían disminuido un 17%, con un descenso del 12% en el turismo extranjero en general.
Muchos de estos viajeros se quedarán en Europa, y cada vez más, en España. Estos turistas de mayores ingresos contribuyen no solo a los ingresos de la hospitalidad, sino que también pueden convertirse en inversores inmobiliarios, especialmente en regiones costeras.
Incluso antes de esta crisis, el mercado inmobiliario español ya estaba superando a gran parte de la UE. A diferencia de muchos de sus vecinos, España continúa viendo un crecimiento de la población, con 450,000 nuevos residentes en 2024, creando 112,000 nuevos hogares.
Aunque los permisos de construcción finalmente están aumentando después de años de estancamiento, la oferta ha luchado por mantenerse al día con la demanda. Como resultado, los precios de los bienes raíces aumentaron casi un 6% el año pasado. En áreas de alta demanda como la provincia de Málaga, los precios aumentaron un 14%, y en la ciudad de Málaga, un sorprendente 22%.
Un estudio reciente de CaixaBank señaló que 2024 fue el primer año en mucho tiempo en el que los permisos de construcción nuevos superaron la formación de nuevos hogares, con un aumento del 16.5% interanual. Esto indica un ajuste saludable en la oferta.
Se espera que el Banco Central Europeo continúe reduciendo las tasas de interés, lo que podría hacer que los costos de las hipotecas caigan hacia el 2%, impulsando aún más la asequibilidad y la actividad en el mercado de la vivienda.
España sigue siendo uno de los países de la UE menos expuestos a los impactos comerciales de Estados Unidos: su exposición es la mitad del promedio de la UE. La rápida respuesta del gobierno, la resiliencia económica y la diversificación proactiva son todas señales alentadoras.
Si la agitación global acelera el interés extranjero en el mercado inmobiliario español, especialmente de compradores estadounidenses y chinos, y el turismo se recupera localmente, España podría emerger de este período más fuerte. La combinación de riesgo moderado, acción política rápida y demanda continua de viviendas pinta un panorama prometedor para 2025.
Si se gestiona bien, la crisis actual incluso podría posicionar a España como líder en un nuevo y remodelado panorama comercial global. Eso sería una excelente noticia para el mercado inmobiliario.