Rocas en el faro, Biarritz, de Joaquín Sorolla. Crédito: Rawpixel.com / Shutterstock.com
El cierre temporal de la casa-museo del artista para su ampliación y renovación ha propiciado una exposición excepcional en la Fundación Bancaja de Valencia, la cual presenta una colección de obras capitales que rara vez se prestan en su totalidad para exposiciones, dado que la mayoría pertenecen a la colección permanente del museo en Madrid. Supuso una oportunidad única, y la fundación valenciana, que ha colaborado desde hace largo tiempo de forma muy estrecha con la Fundación Museo Sorolla, fue la elegida para acoger temporalmente estas obras maestras. Hasta febrero, ofrecerán la «playlist» definitiva del pintor, no solo para Valencia sino para toda España.
Sorolla trascendió su propia obra para crear, a través de su pincel, una imagen perdurable del Mediterráneo que sigue cautivando el imaginario colectivo. Sus piezas luminosas y populares son bien conocidas, pero sus obras más oscuras e igualmente poderosas no son menos fascinantes. Todas ellas se custodian en el Museo Sorolla de Madrid, donde vivió con su esposa, Clotilde García del Castillo, y sus tres hijos.
El museo alberga la colección más importante del mundo de la obra de Sorolla –unas 1.400 pinturas y 5.000 dibujos– que detallan la vida y la visión del valenciano más universal de España. Entre este tesoro, destacan ciertos «éxitos», piezas que los visitantes simplemente no pueden perderse. Ahora, por tiempo limitado, se encuentran en Valencia.
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Entusiastas de Sorolla
Vista del Museo Sorolla en Madrid. Crédito: OSCAR GONZALEZ FUENTES / Shutterstock.com
«Somos sorollistas. La Fundación Bancaja es sorollista. Lo hemos sido, lo somos y lo seguiremos siendo», declaró Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja, en la presentación de la exposición, junto a Enrique Varela, director del Museo Sorolla y comisario de la muestra. Varela enfatizó el carácter «excepcional» de una exposición que solo podrá verse en Valencia, tras lo cual todas las obras regresarán a Madrid.
Se pudieron diseñar numerosas selecciones y recorridos potenciales, pero la exposición presenta finalmente sesenta piezas, incluyendo una de la propia Fundación Bancaja: *Triste Herencia*. Esta notable pintura plasma la difícil situación social de los niños enfermos del hospital de San Juan de Dios en Valencia. Le valió a Sorolla el Gran Premio en la Exposición Universal de París de 1900, consolidando su reconocimiento internacional. La colección ofrece un mapa integral de la trayectoria de Sorolla tanto como retratista y paisajista, presentando escenas íntimas, crítica social y un viaje cronológico a través de su vida y los espacios que habitó.
Ahora en exposición
La exposición también viaja a través de España, con la nevada Burgos, la histórica Toledo o Segovia. Estos recorridos rememoran el encargo más importante de Sorolla para la Hispanic Society of America, *Visión de España*, para la cual viajó por diversas provincias españolas capturando las costumbres locales –un proyecto parcialmente mostrado en la histórica exposición de la Fundación Bancaja de 2007. Algunas de las obras ahora expuestas, que muestran a hombres y mujeres anónimos con trajes regionales, complementarían paneles como *Castilla. La fiesta del pan*.
La exposición concluye en Mallorca, donde en el verano de 1919 Sorolla se alojó con su familia, pintando paisajes como la Cala de San Vicente en Pollença –un lugar ya admirado por Santiago Rusiñol y Anglada Camarasa. Allí, produjo una de sus series más bellas y evocadoras, que supusieron sus últimos encuentros con el Mediterráneo que tanto le inspiró. De principio a fin, estos Sorollas pueden admirarse ahora en la Fundación Bancaja.
