Las facturas de calefacción en Alemania se triplicaron desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.

Los alemanes enfrentan un aumento del 82% en los costes de calefacción desde 2021, cuando el país decidió cortar relaciones con Rusia después de su invasión a gran escala de Ucrania.

La asociación de administradores de propiedades de Alemania predice que en 2025, calentar un piso de 70 metros cuadrados con gas costará 1.180 euros al año, un aumento del 15% comparado con el año anterior.

Según la empresa Techem, que analizó datos de 100.000 edificios residenciales, los costes de calefacción alcanzaron niveles récord en los últimos cuatro años, con un aumento acumulado del 82% desde 2021.

Fernando, de 42 años y que vive en Berlín, ilustra esta realidad: su factura mensual de calefacción subió de 140 a 390 euros, lo que supone un aumento anual promedio de aproximadamente el 30%.

En Alemania, la calefacción normalmente se incluye en el alquiler a través de un pago anticipado mensual que se ajusta al final del año. Este sistema ha resultado en sorpresas desagradables para muchos inquilinos, que se enfrentan a facturas de ajuste cada vez más altas.

Según Eurostat, el 13% de los hogares alemanes ahora gastan más del 40% de sus ingresos en vivienda, cinco puntos porcentuales por encima del promedio europeo y solo por detrás de Dinamarca.

### De los gasoductos rusos al gas noruego: un cambio costoso

La crisis energética y el posterior aumento de los costes de calefacción provienen en gran medida del cambio forzado de Alemania en proveedores de energía. Antes de la guerra en Ucrania, Rusia suministraba el 55% de las importaciones de gas de Alemania en 2020, principalmente a través de gasoductos que aseguraban un suministro estable y asequible.

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Andreas Fischer, un economista energético del Instituto para la Economía Alemana (IW), señaló que “el gas se ha vuelto más caro… [porque] antes llegaba principalmente por gasoductos, y luego tuvimos una situación de crisis”.

Hoy, Noruega se ha convertido en el principal proveedor de Alemania, representando el 48% de las importaciones de gas en 2024, seguida por los Países Bajos (25%) y Bélgica (18%).

Esta transición ha resultado ser más costosa, no solo por las nuevas rutas de suministro, sino también porque ahora el gas llega en forma de gas natural licuado (GNL), una alternativa más cara comparado con el transporte por gasoducto.

Fischer se mantiene pesimista sobre el futuro inmediato; no espera que la calefacción se abarate en Alemania a corto plazo, a pesar de los esfuerzos del gobierno por impulsar las energías renovables. La mayoría de los hogares alemanes aún dependen del gas para calentarse, lo que los deja vulnerables a las fluctuaciones en los precios globales del gas.