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El presidente de EE.UU., Donald Trump, podría haber dicho que los aranceles son su palabra favorita en el diccionario. Pero si hablamos de obsesiones, la inversión empresarial debe estar cerca.
Hasta el mes pasado, afirmó que más de $12 billones (£8.8tn) se habían "comprometido prácticamente" bajo su mandato. "Nadie ha visto cifras como las nuestras", dijo, atribuyendo el mérito a su agenda de aranceles, recortes de impuestos y desregulación.
Si fuera cierto, la cifra sería asombrosa, casi triplicando los $4 billones en inversión privada bruta que EE.UU. reportó todo el año pasado.
¿Realmente este aumento repentino en el gasto empresarial marca el inicio de una nueva era económica dorada, como dice Trump, o es solo teatro?
Primero lo primero: es demasiado pronto en su mandato para tener datos claros que evalúen sus afirmaciones. El gobierno estadounidense publica estadísticas sobre inversión empresarial solo cada tres meses.
De enero a marzo, que reflejan dos meses de su presidencia, se observa un fuerte aumento en la inversión, aunque analistas dicen que parte se debe a datos distorsionados por una huelga previa en Boeing.
Otras evidencias anecdóticas y encuestas indican que el impacto de Trump en la inversión es mucho más gradual de lo que él afirma.
"Tenemos muy pocos datos hasta ahora y casi toda la información probablemente corresponde a proyectos planeados y ordenados el año pasado", dice Nick Bloom, economista de Stanford, quien estudia el impacto de la incertidumbre en la inversión.
"Mi suposición es que la inversión ha bajado un poco, no mucho… principalmente porque la incertidumbre es alta y eso la frena."
Un buen ejemplo es la farmacéutica suiza Roche, que anunció en abril planes para invertir $50 mil millones en EE.UU. en cinco años. Algunos proyectos ya estaban en marcha.
Además, ejecutivos advirtieron que algunas ideas de Trump, como reformar los precios de medicamentos, podrían afectar sus planes.
"La industria farmacéutica tendría que revisar sus gastos, incluídas las inversiones", dijo la empresa.
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En su primer día en el cargo, Trump destacó inversiones de Masayoshi Son (SoftBank), Larry Ellison (Oracle) y Sam Altman (OpenAI).
Suele mencionar promesas de empresas como Apple y Hyundai. La Casa Blanca mantiene un registro de esos anuncios, pero a principios de junio sumaban $5.3 billones, menos de la mitad de lo citado por Trump.
Incluso esa cifra está inflada: un tercio de las 62 inversiones en la lista ya estaban en marcha antes de su presidencia.
Por ejemplo, Stellantis prometió en 2023 reabrir una fábrica en Illinois por $5 mil millones. Otros compromisos incluyen gastos no tradicionales, como impuestos y salarios (ej: Apple prometió $500 mil millones).
Muy lejos de los titulares
Según Goldman Sachs, hasta mediados de mayo, la inversión real derivada de esos anuncios era cercana a $134 mil millones.
Al ajustar por riesgos, la cifra bajó a solo $30 mil millones (sin contar inversiones respaldadas por gobiernos extranjeros).
"Aunque no son despreciables, estos aumentos distan mucho de los titulares recientes", escribieron.
El portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, desestimó críticas:
"La administración Trump impulsa la inversión con múltiples estrategias… y ningún tipo de crítica insignificante puede negar que está dando resultados", dijo, señalando que muchas empresas atribuyen sus planes a sus políticas.
Incentivo para exagerar
Que políticos y empresas exageren no es sorpresa. Pero la voluntad de Trump de intervenir radicalmente en la economía (aranceles, etc.) ha llevado a empresas a inflar cifras para halagarlo, dice Martin Chorzempa del Peterson Institute.
"Anunciar planes da beneficios inmediatos, sin obligar a cumplirlos si la situación cambia. Hay un fuerte incentivo para dar números altos", explica.
Esto no significa que sus políticas no tengan efecto. Las amenazas de aranceles han sido un "catalizador" para que farmacéuticas planeen más producción en EE.UU., dice Stephen Farrelly de ING.
Pero hay límites: estas inversiones (a veces planeadas para una década) provienen de empresas de medicamentos de marca, no de genéricos baratos fabricados en China e India, que usan muchos estadounidenses. El señor Farrelly también advirtió que las inversiones del sector podrían estar en riesgo a largo plazo, debido a la incertidumbre sobre las políticas del gobierno en tarifas, precios de medicamentos y investigación científica.
En general, muchos analistas esperan que el crecimiento de las inversiones en EE.UU. se desacelere este año por la incertidumbre política.
El economista Germán Gutiérrez, de la Universidad de Washington, dice que Trump tiene razón en querer impulsar las inversiones en el país, pero cree que su enfoque en la competencia global no identifica bien el problema.
Sus propios estudios muestran que la caída en las inversiones se debe, en parte, a la consolidación industrial. Ahora unas pocas grandes empresas dominan varios sectores, lo que reduce el incentivo para invertir y competir.
Además, el tipo de inversiones que hacen las empresas suelen ser en cosas más barates, como software, en lugar de máquinas o fábricas.
Según el profesor Gutiérrez, los aranceles no resolverán estos problemas.
"La forma en que se está haciendo y los instrumentos que usan no son los mejores para lograr este objetivo. Se necesita mucho más para que esto funcione de verdad," afirma.
