El domingo por la mañana se formaron largas colas en los controles de seguridad del Aeropuerto de Palma. AENA aseguró que fue un “incidente aislado” y que “la normalidad” volvió pronto.
Los tiempos de espera superaron los quince minutos, aunque el director del aeropuerto, Tomás Melgar, recordó que las medidas implementadas buscan garantizar que no exedan los diez minutos en horas punta.
Entre estas mejoras destacan escáners que permiten pasar el control sin sacar líquidos (aún limitados a 100 ml) ni ordenadores, agilizando “notablemente” el proceso. También está el ATRS (Sistema Automatizado de Devolución de Bandejas), que optimiza el flujo en los puntos de control.
Todos los cambios pretenden ofrecer una “experiencia más cómoda”, eliminando la necesidad de subir a la cuarta planta, que ahora se dedicará exclusivamente a distribución de pasajeros y ampliación de la zona comercial.
Ese domingo, el aeropuerto tenía programados 1.057 vuelos, diez menos que en el primer domingo de agosto del año pasado.