LA VIDA EN ESPAÑA: Recordando a Julio Romero de Torres, el pintor emblemático de Córdoba

Un gran artista andaluz falleció hace 95 años este mes.

Julio Romero de Torres era un cordobés de pura cepa, y su arte llegó a simbolizar el mismísimo espíritu de su ciudad natal. Nació en Córdoba en 1874 y allí murió el 10 de mayo de 1930.

Un breve esbozo de su vida es fácil de contar.

Mostró talento artístico desde niño. A los 12 años, ya trabajaba como ilustrador para un periódico local que no podía permitirse fotografías.

A finales de sus 20 años, se había convertido en profesor de arte y, en su tiempo libre, pintaba retratos y viajaba por Europa.

Presentó una obra titulada Vivero de amor en la Exposición Nacional de España de 1906, pero fue descalificada porque su tema —la prostitución— se consideró "inmoral".

Dos años más tarde, ganó la medalla de oro con La musa gitana.

Y aquí está la clave del arte de Julio Romero de Torres. Fue adelantado a su tiempo, tratando con franqueza temas eróticos y valorando a modelos locales, especialmente a las gitanas.

La Saeta, de Romero de Torres

Vio como misión de su vida celebrar la belleza de las mujeres cordobesas.

La casa donde vivió y trabajó es ahora un museo abierto al público. Es un antiguo convento situado en la bella Plaza del Potro de Córdoba.

El museo cierra los lunes.

Entre el 16 de septiembre y el 15 de junio, abre a las 8:15 de la mañana y cierra a las 20:15, de martes a viernes. Los sábados, de 9:30 a 17:30, y los domingos y festivos, de 8:15 a 14:15.

Entre el 16 de junio y el 15 de septiembre, el horario es de 8:15 a 14:15, de martes a domingo.

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Al igual que el poeta Lorca en Granada, quien destacaba en la misma época, Romero de Torres comprendió el valor de la cultura gitana para Andalucía.

Tanto es así que "incluso llegó a decir que, si le hubieran dado a elegir entre Leonardo da Vinci y el cantaor Juan Breva, sin duda habría elegido ser Juan Breva. Que un pintor diga eso es muy emotivo", afirma Fuensanta García, exdirectora del Museo de Bellas Artes de Córdoba entre 1981 y 2012.

Además, Julio frecuentaba una taberna cerca de Fuenseca llamada Taberna del Bolillo, donde cantaba y tocaba la guitarra con Juanillo el Chocolatero, como atestiguan fotos de la época.

También le interesaban las relaciones personales, pues "tenía muchos amigos y, algo sorprendente para la época, muchas amigas, pero en el sentido más estricto de la amistad, no otras cosas que se han dicho de él".

La chiquita piconera, de Romero de Torres

Y, por supuesto, estaba fascinado por Córdoba, por lo que la plasmaba en sus cuadros de un modo muy singular.

La sociedad cordobesa de entonces lo admiraba y "lo consideraba un ilustre cordobés que llevaba el nombre de Córdoba a donde fuera".

La señora García relata un ejemplo muy significativo del 20 de noviembre de 1910, cuando un Julio aún joven regresó de un viaje y dos músicos cordobeses que habían compuesto un pasodoble titulado La musa gitana, igual que su cuadro, "llevaron una banda a la estación de tren para recibirlo y allí estrenaron el pasodoble".

Autorretrato del artista en su estudio

El mayor reflejo de esta admiración fue su multitudinario funeral —celebrado en el Museo de Bellas Artes— y entierro, tras su muerte el 10 de mayo de 1930.

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La respuesta del pueblo cordobés fue "abrumadora. El número de coronas recibidas apenas dejaba ver el féretro".

Al respecto, García recuerda que, con ocasión de la muerte del pintor, la Casa del Pueblo de Córdoba publicó un manifiesto llamando a todos los obreros cordobeses a asistir al funeral. El texto incluso detalla que, si no tenían tiempo de ir a casa a cambiarse, acudieran en sus monos "porque van a honrar a un pintor eminente y artista distinguido, como lo llaman". Esto demuestra que era "admirado en toda Córdoba, sin distinción de clase social o ideología".

Si alguna vez estás en Córdoba, visita la casa (ahora museo) de Julio Romero de Torres, un gran artista que, además, fue un auténtico cordobés.