Rosario antiguo.
Crédito: Monjas Dominicas Marbury.org/ Marián.
¿Quién lo hubiera imaginado? En un giro cultural que ha dejado perplejos a los gurús secularizados, la Generación Z, nacida aproximadamente entre 1997 y 2012, está acudiendo en masa al catolicismo. No como una moda pasajera, sino con lo que aparenta ser un cambio de vida profundamente arraigado.
Desde confesionarios en TikTok hasta Misas Latinas Tradicionales abarrotadas, los jóvenes están intercambiando noches de discoteca por catecismo. Las diócesis reportan un incremento del 30 al 70 por ciento en conversos adultos menores de 35 años.
Justo cuando se creía que las cifras en las religiones cristianas se desplomaban, estas están experimentando un auge sin precedentes en la memoria reciente. En España, la “monjamanía” recorre los conventos mientras las mujeres de la Generación Z adoptan los hábitos velados y la oración comunitaria. Esto forma parte de un rechazo más amplio al hiperindividualismo característico de la cultura de Instagram. Aprovechando esta nueva tendencia, la mayor estrella del pop español, Rosalía, acaba de lanzar su último álbum “Lux“, en cuyo arte de portada la cantante aparece vestida con lo que parece un hábito de monja y emplea sonidos de coros mezclados con beats electrónicos.
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La última tendencia de la Generación Z: Las cifras no mienten.
La identificación católica de la Generación Z en EE.UU. aumentó de un 15 por ciento en 2022 a un 21 por ciento en 2023, mientras que Francia registró un aumento del 45 por ciento en bautismos de adultos en 2025, siendo el 44 por ciento de los conversos menores de 25 años. En el Reino Unido, el 41 por ciento de los jóvenes cristianos de 18 a 24 años asiste a servicios católicos, una proporción muy superior a la de los anglicanos, de 2:1. Incluso en Mongolia y Kosovo, las diócesis informan de un número récord de consultas de jóvenes interesados en unirse a la Iglesia Católica.
¿Qué impulsa esta tendencia y por qué ahora?
La desilusión con el caos secular, afirma el sociólogo Ryan Burge: “Ser joven es rebelarse… buscan tradiciones con historias longevas”. El aislamiento postpandemia ha intensificado la búsqueda de una vida con sentido; el 21 por ciento de la Generación Z reporta una soledad grave, y el catolicismo ofrece ritualidad, comunidad y “verdades inmutables” en un mundo en constante flujo. Todo esto, sin mencionar un marcado aumento del islam rigorista entre los escolares. En Glasgow, Joe, un chef de 30 años, comenta: “Incluso cuando estaba en el colegio, cada vez más de mis amigos hablaban sobre las enseñanzas de Mahoma, pero yo nunca sentí que eso tuviera que ver conmigo. Yo no creía en eso. Aún así, ellos tenían una comunidad.”
Las redes sociales son el nuevo púlpito.
Influencers como la Hna. Bethany Madonna (2.3M de visualizaciones en TikTok por oraciones para exámenes) y Cameron Bertuzzi mezclan teología con autenticidad, convirtiendo los algoritmos en catequistas.
Promoción del nuevo álbum de la Hermana Bethany y Rosalía.
Crédito: Nadie al volante X
El estilo de vida cambia al seguir la fe católica.
Los jóvenes beben menos, siguiendo una tendencia más amplia de la Generación Z de reducir el consumo de alcohol (un 20 por ciento menos que los millennials a la misma edad, según encuestas de seguimiento), prefiriendo la claridad de propósito, la oración y el discernimiento. Las novicias españolas hablan de cambiar la vida nocturna por el silencio, lo que explica en parte un viraje global hacia la disciplina y el propósito.
Kate, una joven de 18 años de Madrid, ofrece otra perspectiva sobre por qué esta tendencia podría estar alejando a los jóvenes de la obsesión por las redes sociales cuando afirma: “En el colegio solo nos enseñaban que no había futuro, que el mundo se iba a acabar. Los profesores siempre estaban con que íbamos a terminar en una guerra nuclear con Rusia o que el cambio climático nos iba a matar a todos. Nos enseñaban que términos como ‘hombre’ y ‘mujer’ no existen.” Quizás, para los jóvenes, esta nueva búsqueda de sentido ha sido impulsada por el nihilismo que se les ha inculcado a través de una mezcla de publicaciones en redes sociales y las opiniones de sus propios profesores.
Pero, ¿no será solo la última moda?
Los expertos no se ponen de acuerdo. Entre los nuevos conversos, solo el 29 por ciento de los jóvenes católicos asiste a Misa semanalmente ([Pew, 2023]), aunque los datos diocesanos muestran un crecimiento sostenido. “Esto no es nostalgia”, afirma Anna Chui, una revertida. “La belleza de la Misa en latín cambió mi vida”.
Desde la “monjamanía” en España hasta las abarrotadas clases de RCIA en América, el revival católico de la Generación Z parece ser más que una simple moda. Las revistas de tendencias puede que vayan con retraso, pero los bancos de las iglesias se llenan rápidamente.
