Downing Street ha declarado que la situación de los botes pequeños en el Canal de la Mancha está "empeorando", antes de una importante cumbre entre el Reino Unido y Francia el próximo mes sobre seguridad fronteriza.
En una reunión al margen de la cumbre del G7 en Canadá, Sir Keir Starmer y el presidente francés Emmanuel Macron acordaron "trabajar estrechamente" para abordar los cruces, según un portavoz del número 10.
Ambos líderes también convinieron en que la migración debe ser un tema clave durante la visita de estado de Macron del 8 al 10 de julio.
Las cifras oficiales muestran que más de 1,500 migrantes cruzaron el Canal la semana pasada, elevando el total anual a 16,000, un 42% más que el año anterior.
Los líderes acordaron que sus equipos deben buscar "resultados ambiciosos que beneficien a los ciudadanos británicos y franceses", dijo el portavoz.
"Confirmaron que la migración debe ser una prioridad debido al deterioro en el Canal", añadió.
Chris Philp, secretario del Interior en la sombra conservador, criticó: "La crisis del Canal se está saliendo de control bajo el mandato de Sir Keir".
"Las bandas se ríen, los botes siguen llegando, y la respuesta de Labour es crear otro grupo de trabajo y convocar una cumbre. Es débil y vergonzoso", agregó.
Los ministros presionan para que Francia aplique nuevas normas y facilite la interceptación de embarcaciones.
En 2023, el anterior gobierno conservador pactó dar a Francia 500 millones de libras en tres años para reforzar la vigilancia y detener a los migrantes.
Sin embargo, las autoridades francesas solo han interceptado el 58% de los cruces este año.
En marzo, la ministra del Interior, Yvette Cooper, dijo que Francia revisaba sus políticas para endurecer el control de los botes. Recientemente, la policía francesa ha adoptado una postura más agresiva, usando gases lacrimógenos y porras para dispersar migrantes cerca de Calais.
Labour prometió "acabar con las redes criminales" que traen migrantes al Reino Unido, y Sir Keir ha priorizado frenar la inmigración ilegal y "restaurar el orden" en el sistema de asilo.
Al llegar al poder, Labour canceló el plan conservador de deportar solicitantes de asilo a Ruanda, destinando esos fondos a reforzar la seguridad fronteriza.
Pero los cruces han alcanzado 40,000 desde que Labour asumió en julio de 2024, un 21% más que el año anterior.
El gobierno atribuye el aumento al buen tiempo y a que los traficantes meten más personas en los botes.
Los conservadores acusan a los ministros de "echarle la culpa al clima" por el incremento.
[BBC]