En una “misión” en España, el seleccionador palestino, Ehab Abu Jazar, y sus jugadores disputarán unos simbólicos encuentros amistosos frente a las selecciones del País Vasco y Cataluña con la esperanza de trabajar por la seguridad y la libertad de su pueblo.
Vestido con un chándal negro y el silbato en la boca, el técnico palestino Abu Jazar dirige con autoridad el entrenamiento del equipo en Lezama, la ciudad deportiva del Athletic de Bilbao, este viernes.
En uno de los campos cedidos por el club de primera división, trata de preparar a sus jugadores de la mejor manera posible para lo que será mucho más que un simple partido en el gran estadio de San Mamés, ante 50.000 espectadores que apoyarán la causa palestina el sábado.
Como se pudo ver durante las protestas pro-palestinas que afectaron gravemente a la Vuelta a España este verano, existe un fuerte apoyo hacia ellos en la región mientras disputan su primer partido en Europa.
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Ocupan el puesto 98 en el ranking de la FIFA, y su sueño de jugar su primer Mundial se desvaneció este verano en la tercera ronda de las clasificatorias asiáticas.
Abu Jazar ha perdido a muchos miembros de su familia en la guerra entre Israel y Hamás, y algunos de sus parientes aún corren peligro, una situación que siempre está presente en sus pensamientos.
“Soy de la Franja de Gaza, de una familia numerosa. Tenemos casi 200 mártires en la familia. Mi propia casa fue destruida en esta guerra”, relata a la AFP.
“Mis familiares, mi madre hasta hoy sigue viviendo en una tienda de campaña junto a mis hermanos, mis hermanas, mis primos, mis vecinos, mis amigos y todo Gaza. Entonces, emocional y psicológicamente, es extremadamente difícil.”
La mayoría de sus jugadores nunca han puesto un pie en Gaza. Algunos juegan en Qatar, uno en Chile, en Islandia o en Estados Unidos.
Son los últimos representantes del fútbol palestino, devastado en todos sus niveles por dos años de bombardeos israelíes, calificados de genocidio por el gobierno español, en respuesta al ataque sin precedentes de Hamás del 7 de octubre de 2023.
Desde entonces, no hay liga, ni clubes en funcionamiento, y cientos de deportistas han resultado heridos o asesinados, incluyendo el futbolista más famoso del país, Suleiman Al-Obeid, de 41 años, apodado el “Pelé palestino”.
La Asociación de Fútbol de Palestina indicó que falleció cuando Israel atacó a civiles que esperaban ayuda humanitaria.
“Estamos aquí en una misión”, afirma el entrenador Abu Jazar a la AFP, ajustándose la kufiya en el cuello.
“Nuestro mensaje para todo el mundo es este: ejerzan presión sobre esta ocupación para que pare este genocidio.”
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‘La muerte y el hambre continúan’
Pese al frágil alto el fuego instaurado el 10 de octubre, el seleccionador subrayó el continuo peligro para los civiles en Gaza.
“La muerte continúa en Gaza hasta el día de hoy, el hambre persiste en la Franja de Gaza y no hay refugio”, declaró Abu Jazar, después de que los implacables bombardeos israelíes arrasaran gran parte del territorio.
“Nos acercamos a la temporada de invierno y las tiendas no protegen del frío invernal ni del calor del verano.”
“Así que le decimos al mundo entero: ejerzan toda la presión que puedan sobre esta ocupación, porque en Palestina hay un pueblo que merece un estado y una vida digna.”
“Queremos vivir con dignidad e independencia, y esto no sucederá sino con el fin de la ocupación.”
El técnico, al igual que sus jugadores, espera que este partido benéfico, cuyos beneficios se donarán a Médicos Sin Fronteras, ayude a incrementar la “presión” sobre la comunidad internacional para luchar por una paz duradera y el reconocimiento de un estado palestino.
“Esto es lo más importante: dar voz a los palestinos que no la tienen y recaudar fondos para ayudar a las organizaciones humanitarias”, afirmó el defensa Yasser Hamed, nacido en Bilbao y formado en el Athletic.
“Este dinero ayudará mucho, especialmente a reconstruir hospitales, entregar medicamentos, etcétera.”
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Esperanza y resiliencia
Hamed, que habla con fluidez euskera y español, se considera “afortunado” por poder seguir viviendo su pasión, “mientras algunos palestinos se mueren de hambre”.
“Te hace saborear cada plato, y todas las pequeñas cosas que la gente no percibe en la vida cotidiana”, prosiguió.
“Tenemos la responsabilidad de llevar un poco de alegría a nuestros compatriotas que sufren. Todo esto debe parar, y Palestina debe ser finalmente libre.”
Su compañero Ahmed Al-Qaq, nacido en Estados Unidos de padres palestinos, espera que estos encuentros puedan “abrir los ojos al mundo” sobre la situación humanitaria en Gaza.
“No somos políticos, pero como jugadores, le damos a la gente algo que esperar. Especialmente con todo lo que están pasando, les da un rayo de esperanza”, explica el extremo de 23 años.
¿Y si Palestina pierde, como le ocurrió ante Malasia y Argelia en partidos recientes?
“Nos recuperaremos. Está en nuestros genes levantarnos siempre cuando caemos.”