La retirada de Afganistán comenzó como una farsa, luego fue un escándalo y ahora es un encubrimiento | Noticias de Política

La retirada de Afganistán durante la toma de poder talibán en 2021 empezó como una farsa, luego fue un escándalo y ahora es un encubrimiento descarado.

La farsa fue cuando el entonces secretario de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, prefirió quedarse en su tumbona en Creta en vez de volver a trabajar durante lo más crudo de la crisis de evacuación.

Fue un escándalo porque alrededor de 200 personas murieron en el caos, con imágenes desgarradoras de afganos aterrorizados colgando de las alas de aviones en movimiento en el aeropuerto de Kabul.

Y ahora descubrimos que, en un enorme encubrimiento, el gobierno conservador de Rishi Sunak obtuvo una superinjuction para silenciar a los medios y evitar que informaran sobre una filtración de datos que puso en peligro a 20.000 afganos.

A lo largo de los años, las superinjuctions otorgadas por los tribunales británicos han sido criticadas por permitir que celebridades y deportistas oculten aventuras extramaritales, consumo de drogas y otros secretos.

La superinjuction concedida al gobierno en 2023 para ocultar un plan secreto de reubicación de afganos era obviamente muy distinta y, sin duda, buscaba motivos honrados.

Pero aún así fue un encubrimiento y no tan honorable, porque escondió un error que expuso los nombres y datos de contacto de 18.000 personas que habían solicitado asilo en el Reino Unido bajo un plan de reubicación.

Ese plan había sido creado por el gobierno en 2021 para dar asilo a quienes trabajaron con las fuerzas armadas británicas y corrían riesgo de represalias talibanes por colaborar con Occidente.

En el Parlamento, el actual secretario de Defensa, John Healey, dijo que era "muy incómodo" no haber podido informar a los diputados sobre la filtración hasta ahora.

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Ministros involucrados en la orden de silencio:
El exsecretario de Defensa Ben Wallace y el entonces ministro de las Fuerzas Armadas, James Heappey.

Aunque muchos diputados agradecieron la disculpa de Healey, es justo decir que, sin la presión de los medios, la superinjuction no se habría levantado.

Un diputado conservador, Mark Pritchard, acusó al secretario de Defensa de "retorcerse" y dijo: "Lo cierto es que él justifica esta superinjuction y no informó al Parlamento, la prensa, el público ni, increíblemente, a los afganos en peligro".

Entre otros casos, el liberal Calum Miller contó que, "en el caos de la retirada", un ciudadano afgano recibió la promesa de que su esposa embarazada podría seguirle. "Dos años después, aún no cumplimos esa promesa", dijo.

Críticas al gobierno:
Zia Yusuf, de Reform UK, criticó en X: "24.000 afganos obtuvieron asilo en secreto, costando hasta 7 mil millones a los contribuyentes británicos. El gobierno lo ocultó."

Cuando se le preguntó si el responsable de la filtración sigue en el gobierno, Healey respondió: "Ya no trabaja en el tema afgano". Lo que sugiere que no fue despedido.

Al preguntarle si usaría una superinjuction en su lugar, dijo: "Muy, muy improbable". Pero sobre si las rechazaría en el futuro, admitió: "Nunca digas nunca".

Así que, aunque Healey querrá evitar otra farsa, la amenaza de otro encubrimiento del Ministerio de Defensa sigue ahí.

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