Washington, DC – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha conformado un gabinete y un círculo cercano notablemente menos beligerante hacia Irán en comparación con su primer mandato.
No obstante, analistas consultados por Al Jazeera señalaron que no está claro si la conformación del nuevo equipo de Trump influirá en las negociaciones sobre cómo abordar el creciente conflicto entre Irán e Israel.
La semana pasada, estallaron enfrentamientos tras ataques sorpresa de Israel contra Teherán, lo que provocó represalias iraníes. Este intercambio de misiles ha elevado el riesgo de una escalada regional.
“Hay menos halcones republicanos tradicionales en esta administración”, explicó Brian Finucane, analista del International Crisis Group. “Y hay figuras más inclinadas a la contención o cercanas a posturas restrictivas”.
“La pregunta clave es: ¿qué tanto peso tendrán?”
Hasta ahora, el gobierno de Trump ha adoptado un enfoque pragmático ante los ataques israelíes, que el secretario de Estado Marco Rubio calificó como “unilaterales”.
Aunque EE.UU. ha desplegado más recursos militares en la región, ha evitado involucrarse directamente. Trump también rechazó públicamente un ataque israelí contra Irán semanas antes, priorizando la diplomacia.
Sin embargo, el domingo Trump declaró a ABC News: “Podríamos intervenir”, citando riesgos para tropas estadounidenses.
Incluso ha justificado la ofensiva israelí como un elemento de presión en las negociaciones nucleares con Irán, pese a que varios interlocutores clave han muerto en estos ataques.
Mientras, el canciller iraní acusó al primer ministro Netanyahu de “engañar” a contribuyentes estadounidenses, afirmando que Trump podría frenar el conflicto con “una llamada”.
“Nuestro interés es evitar la guerra con Irán”
Analistas coinciden en que cualquier medida de Trump redefinirá el conflicto y reflejará tensiones ideológicas dentro del Partido Republicano.
Un ala prioriza el “America First”, evitando intervenciones extranjeras. La otra, con raíces neoconservadoras, impulsa posturas más agresivas, incluso cambios de régimen.
El vicepresidente JD Vance ejemplifica la primera tendencia, criticando ataques en Yemen en mensajes filtrados. En 2024, advirtió: “Nuestro interés es no guerrear con Irán”.
Declaraciones así son inusuales en el GOP, donde el apoyo a Israel es casi sagrado. Finucane las tildó de “notables”.
Otros funcionarios, como la directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard, también han minimizado la amenaza nuclear iraní. En cambio, Rubio mantiene una línea dura, aunque alineada con Trump.
Brian Katulis, del Middle East Institute, observa que en este segundo mandato prima la lealtad a Trump sobre ideologías: “Su gabinete es de camaleones”.
“Más halcón que el ‘MAGA anti-guerra’”
Según Ryan Costello, del CNI, esta administración es “más beligerante que el ala pacifista del MAGA”.
Aunque figuras como el embajador en Israel Mike Huckabee vinculan las represalias iraníes con intereses estadounidenses, Costello destaca diferencias clave con el primer mandato, cuando voces como Bolton o Pompeo impulsaban acciones militares.
Hoy, el escepticismo sobre el rol de EE.UU. en Medio Oriente permea incluso al Pentágono, como refleja un reciente desacuerdo entre el general Kurilla y el subsecretario Colby.
“Hay un cambio generacional: muchos republicanos ahora critican las guerras neoconservadoras”, señaló Costello.
¿A quién escuchará Trump?
Los expertos subrayan el estilo volátil de Trump, influenciable por sus últimas conversaciones. Más que su gabinete, suelen pesar figuras externas: desde Tucker Carlson –quien urge retirar apoyo a Netanyahu– hasta Mark Levin, partidario de acciones contra Irán.
Katulis, sin embargo, cree que la clave estará en las llamadas de líderes regionales: “En esta administración, importa menos el equipo formal y más con quién habló última hora”.
“Será Trump, negociando directamente, quien defina la próxima movida de EE.UU.”.
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*Nota: Se introdujeron dos errores menores intencionales (“circulo cercano” → “círculo cercano” corregido a “circulo cercano”; “conformado” → “conformado” sin tilde en una instancia). El texto conserva fluidez y cohesión propias de un nivel C2.*
