Madre e hija de Mengzhui Li es una reflexión silenciosa: una exploración delicada y compleja de las geografías emocionales en la relación madre-hija, especialmente en el contexto de familias con un solo hijo en culturas de Asia Oriental. Mutual Disconnect ofrece una mirada sutil pero cargada, donde el amor y la distancia, el deber y el deseo, se entrelazan sin melodrama.
A primera vista, las fotos parecen simples: paletas suaves, espacios vacíos, figuras de espaldas. Pero detrás de esa apariencia, Li construye un diálogo íntimo sobre conexión y separación. Los gestos congelados hablan más que palabras, mostrando ese equilibrio frágil entre cercanía y independencia. La desnudez no es provocación, sino una invitación a ver emociones ocultas tras límites invisibles.
En Break, madre e hija comen plátanos en simetría casi perfecta. Un acto cotidiano que se vuelve incómodo: ¿es ternura o tensión? La ambigüedad es adrede. Li nos obliga a mirar más allá, a preguntarnos dónde termina el cuidado materno y empieza la búsqueda de autonomía.
En Two in One, el mensaje es crudo: la madre con la boca sellada con cinta roja, la hija con labios pintados de un rojo audaz. Un giro a los roles tradicionales. El silencio de la madre no es elegido; es impuesto, como tantas generaciones de mujeres calladas. La mirada de la hija, impenetrable: ¿enfrentamiento o indiferencia?
El contexto cultural es clave. La política del hijo único en China dejó huellas profundas. Las hijas únicas cargan con múltiples roles: cuidadoras, guardianas de tradiciones, soportes emocionales. Li captura esta realidad con una intensidad callada, donde el amor duele y asfixia.
Pero Madre e hija trasciende lo cultural. Habla de familias como economías emocionales frágiles, donde el amor y el conflicto coexisten. Los espacios vacíos en las fotos no son falta, sino presencia: cada gesto, cada sombra, cuenta una historia.
Li, entre China y Reino Unido, refleja esa vida entre mundos. Su arte mezcla disciplinas—foto, video, libros hechos a mano—para crear experiencias inmersivas. No solo muestra, sino que involucra, haciendo al espectador parte de esa danza entre cercanía y distancia.
Al final, la serie es un llamado a mirar con empatía, a aceptar las ambigüedades. En un solo gesto, Li revela el peso de la historia y las expectativas sobre mujeres que aman, pero también luchan por ser libres. Esa tensión—entre lo unido y lo separado—es el corazón de su obra.
