La notoriedad en el canto incrementa el peligro de una muerte prematura, afirman los científicos

Para los que sueñan con el estrellato, cuidado con lo que deseas: convertirse en cantante principal realmente aumenta el riesgo de una muerte temprana, según investigadores.

Su análisis de cantantes de Europa y EE. UU. reveló que los que alcanzaron la fama murieron, en promedio, casi cinco años antes que los cantantes menos conocidos. Esto sugiere que la fama en sí misma, más que el estilo de vida o las exigencias del trabajo, es un factor importante.

Los cantantes solistas que lograron fama les fue peor que a los vocalistas de bandas prominentes, mostró el análisis. Probablemente porque estaban más expuestos, enfrentaban más presión y tenían menos apoyo emocional durante los altibajos de la vida de rockstar.

“Es preocupante porque indica que los músicos famosos sí están en riesgo de una muerte prematura,” dijo Michael Dufner, profesor y autor principal del estudio. En promedio, sus vidas fueron 4.6 años más cortas, afirmó.

Cada década tiene su lista de estrellas con vidas brillantes pero breves: sólo en la década de 2010 tenemos a Amy Winehouse, Whitney Houston, Prince, George Michael y Keith Flint. Cuando un cantante famoso muere joven, la atención mediática es intensa. Por eso, los ejemplos vienen fácilmente a la mente, dijo Dufner. “¿Y qué hay de las estrellas de rock que viven tranquilamente hasta una edad avanzada?”

Para investigar si la fama influye en el riesgo de muerte temprana, Dufner y sus colegas identificaron a 324 solistas o cantantes principales famosos y los compararon con músicos menos famosos de la misma edad, género, nacionalidad, etnia y género musical. Para asegurar un número razonable de fallecimientos, se centraron en artistas activos entre 1950 y 1990.

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La mayoría eran rockeros blancos hombres de EE. UU. Solo el 19% eran negros y el 16.5% eran mujeres. El mayor nació en 1910 y el menor en 1975. Más de la mitad estaban en bandas.

Cuando los investigadores analizaron quiénes habían muerto y a qué edad, surgió una tendencia clara: los cantantes famosos típicamente llegaban a los 75 años, mientras que sus contrapartes menos famosos vivían en promedio hasta los 79. Pertenecer a una banda se vinculó con un 26% menos riesgo de muerte comparado con ser solista. Pero en general, los cantantes famosos aún tenían un 33% más de probabilidad de haber muerto en los años estudiados.

El mayor riesgo de muerte apareció sólo después de que los cantantes alcanzaron la fama, reforzando la sospecha de que la fama misma era una causa de muerte temprana. Los detalles se publicaron en el Journal of Epidemiology & Community Health.

Dufner dijo que se necesita más trabajo para entender cómo la fama puede llevar a los cantantes a una tumba temprana. La constante atención pública, la pérdida de privacidad, la presión por actuar y la normalización del abuso de alcohol y drogas probablemente tienen un impacto, dijo. Pero pueden haber otros factores, como el temperamento o malas experiencias en la infancia que impulsen a personas ya en riesgo a buscar la fama.

Preguntado sobre qué deberían hacer las estrellas de hoy, Dufner dijo que es importante ser consciente de lo poco saludable que puede ser el estilo de vida de gira, con drogas fácilmente disponibles y un profundo aislamiento de amigos cercanos y familia. Dijo: “Una buena medida contra esto podría ser dar un paso atrás regularmente,” reunirse con la familia y viejos amigos, y “evaluar críticamente el propio estilo de vida”.

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La Dra. Sally Anne Gross, coautora del libro *¿Puede la Música Enfermarte?*, dijo que este estudio refleja el mundo hipercompetitivo de la producción musical, ahora dominado por las redes sociales, donde la fama “opera para aislar al individuo”. Añadió: “La fama, al parecer, es tóxica.”

“Sin duda podemos hacerlo mejor, pero eso no significa que sea fácil,” dijo. “Hay mucha gente en la industria musical, desde managers hasta ejecutivos, que genuinamente intenta mejorar las condiciones y el ambiente laboral. Sin embargo, la fama presenta desafíos diferentes. No puedes simplemente ir a rehabiliación para dejar el hábito – no está bajo el control del artista mismo.”