La industria del sexcam nos reclutó cuando éramos colegialas, según modelos

Sofía Bettiza
Servicio Mundial, Reportera de Salud Global

Reportando desde Medellín, Colombia
Jorge Calle / BBC

Keiny, ahora de 20 años, comenzó a trabajar como modelo de webcam cuando tenía 17.

Una tarde, cuando Isabella salía de la escuela, alguien le puso un folleto en la mano. "¿Quieres ganar dinero con tu belleza?", decía. Ella cuenta que un estudio buscando modelos parecía estar enfocado en estudiantes adolescentes en su zona de Bogotá, la capital de Colombia.

A los 17 años, con un hijo de dos años que mantener, necesitaba dinero urgentemente, así que fue a averiguar más. Al llegar, descubrió que era un estudio de sexcam, manejado por una pareja en una casa de un barrio pobre, con ocho cuartos decorados como dormitorios.

Los estudios varían desde operaciones pequeñas con bajo presupuesto hasta negocios grandes con cuartos equipados con luces, computadoras, cámaras y conexión a internet. Las modelos realizan actos sexuales transmitidos a espectadores de todo el mundo, quienes les escriben y hacen peticiones a través de intermediarios, también llamados monitores.

Al día siguiente, Isabella —cuyo nombre real no usaremos— empezó a trabajar, aunque en Colombia es ilegal que los estudios contraten a modelos menores de 18 años. Ella dijo a la BBC que no hubo un contrato que especificara su pago o sus derechos. "Me pusieron a transmitir sin enseñarme nada. Solo dijeron: ‘Toma la cámara, vamos’".

El estudio pronto le sugirió hacer un directo desde la escuela. Mientras sus compañeros aprendían inglés, ella sacaba su teléfono y se grababa en su escritorio. Los espectadores empezaron a pedirle actos sexuales específicos, así que pidió permiso para ir al baño y, encerrada en un cubículo, cumplió las solicitudes.

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Su profesora no tenía idea, "así que empecé a hacerlo en otras clases", dice Isabella. "Pensaba: ‘Es por mi hijo. Lo hago por él’. Eso me daba fuerza".

Cuentas recicladas y identificaciones falsas

Las modelos dijeron a la BBC que algunos estudios usan IDs falsos para menores

La industria global de sexcam está en auge. Según la firma Semrush, las visitas mensuales a estas plataformas se triplicaron desde 2017, alcanzando casi 1.300 millones en abril de 2025.

Colombia tiene más modelos que ningún otro país —400.000— y 12.000 estudios, según Fenalweb, una organización del sector. Estos estudios graban a las artistas y envían el contenido a plataformas globales, donde espectadores pagan por hacer peticiones, dar propinas o comprar regalos.

Muchas modelos trabajan en estudios porque no tienen privacidad, equipo o buena conexión en casa, especialmente si son pobres o viven con sus padres. Algunos estudios prometen dinero fácil en un país donde un tercio de la población vive en pobreza.

Aunque algunos estudios son bien gestionados, otros abusan de las modelos. El presidente Gustavo Petro los llamó "amos de esclavos" que engañan a mujeres y niñas.

Las principales plataformas —BongaCams, Chaturbate, LiveJasmin y StripChat— tienen normas para verificar que las modelos sean mayores de 18 años, según leyes de EE.UU. y la UE. Pero las modelos dicen que estos controles son fáciles de evadir.

Una forma es "reciclar" cuentas de modelos legales que ya no trabajan y dárselas a menores. Isabella usó cuentas de Chaturbate y StripChat a los 17. "La dueña dijo que no había problema. Usé la identidad de otra mujer", cuenta.

Otras modelos recibieron identificaciones falsas. Keiny apareció en BongaCams a los 17.

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Milley Achinte, representante de BongaCams en Colombia, dijo que cierran cuentas de menores y verifican IDs en una página del gobierno. Chaturbate aseguró que bloquean el uso de IDs falsos y revisan transmisiones. StripChat dijo tener "tolerancia cero" con modelos menores. LiveJasmin no respondió.

A los espectadores "les gusta que parezcas joven"

Keiny, modelo colombiana, se prepara para transmitir

Keiny, ahora de 20 años, trabaja desde su habitación en Medellín. Sin el equipo técnico —luces, cámara, pantalla—, su cuarto parecería de una niña, lleno de peluches.

"A los clientes les gusta que parezcas joven", dice. "Algunos piden que actúes como una niña, y eso no está bien".

Entró al negocio para ayudar a su familia tras el divorcio de sus padres. Su padre sabe lo que hace y la apoya.

Aunque cree que empezó muy joven, no critica a sus ex empleadores. Ahora gana unos $2.000 al mes, mucho más que el salario mínimo en Colombia ($300). "Gracias a este trabajo ayudo a mi familia", dice.

Algunos estudios, como AJ Studios, tienen psicólogos y spas para las modelos, ofrecidos como premios o descuentos.

Multas por ir al baño

Pero no todas las modelos son tratadas bien. El presidente Petro denunció abusos, y una nueva ley laboral podría regular el sector.

Las modelos y estudios dijeron que las plataformas toman el 50% de las ganancias, los estudios el 20-30%, y ellas el resto. En estudios sin escrúpulos, les quitan más.

Algunas transmiten hasta 18 horas sin descanso y son multadas por comer o ir al baño. Un informe de Human Rights Watch de 2024 respalda estos testimonios, documentando condiciones insalubres y coerción.

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Sofi, una madre de dos hijos, trabajó en un estudio que la presionó a hacer actos dolorosos y degradantes con otras modelos. "Dije que no quería, pero no me dejaron opción", cuenta. Sigue trabajando porque un salario normal no le alcanza. Ahora ahorra para estudiar derecho.

"Me engañaron"

Después de dos meses compaginando la escuela, el trabajo y su hijo, Isabella esperaba su primer pago. Pero solo recibió 174.000 pesos ($42), mucho menos de lo acordado. "Usé parte para comprar leche y pañales. Me engañaron".

Dejó el trabajo tras unos meses, profundamente traumatizada. Junto a otras seis ex empleadas, denunció al estudio por explotación laboral y de menores.

"Hay grabaciones mías en línea, siendo menor. Me afectó mucho y no quiero pensar en eso".

Reportaje adicional de Woody Morris