Desde el nacimiento, nos enseñan que las vacunas fueron uno de los descubrimientos más notables de la historia, tan seguras y efectivas que plagias ahora inimaginables desaparecieron con pocos o ningún efecto secundario. En realidad, casi todas partes de ese mito son falsas, y desastres similares ocurren cada pocas décadas.
Mucho de esto se debe a la dificultád de producir vacunas seguras, tanto por su mecanismo como por los métodos de fabricación. La "solución" encontrada fue insistir dogmáticamente en su seguridad y borrar todo rastro de los desastres pasados, así se podía gaslightear a los afectados, tachando sus lesiones de anecdoticas o fruto del histeria anti-vacunas.
Por ejemplo, recientemente hablé de cómo las vacunas causan autismo, y un argumento clave para negar esto es que todo se remonta a un estudio fraudulento de 1998 de un médico británico desacreditado, que supuestamente hizo al mundo "alucinar" lesiones vacunales.
Sin embargo, esta narrativa ignora que los daños cerebrales son un problema histórico de la vacunación. En 1982, un programa de NBC reveló que muchos niños desarrollaban "encefalopatía pospertussis" tras la vacuna DPT, que los médicos ocultaban estos casos, y que:
"El conocimiento sobre reacciones graves a la vacuna de la tosferina se remonta a los años 30. Informe tras informe se publicó en revistas médicas. En 1948, dos médicos estadounidenses documentaron casos de niños con daño cerebral o muertes por la DPT en Boston. En 1949, otro médico encontró más casos en todo el país. Estos estudios fueron olvidados."
En 1985, el programa Donahue reunió a médicos y víctimas para debatir riesgos y ética de los mandatos vacunales. Hasta donde sé, fue la última vez que la televisión mainstream permitió un debate abierto.
Ofuscación Diagnóstica
En los 80, a los niños con daño cerebral se les llamaba "retrasados mentales", pero en los 90, ese término se eliminó por estigmatizante. Obama firmó en 2010 una ley que lo reemplazó por "discapacidad intelectual".
Esto es clave porque se argumenta que el aumento del autismo no se debe a factores ambientales (ej. vacunas), sino a reclasificar cosas "normales" como autismo. Un estudio de 2009 en California mostró que el 26,4% de los niños antes diagnosticados como "retrasados" pasaron a ser "autistas".
El autismo, al ser deliberadamente indefinido, incluye tanto casos graves (25-30%) como rasgos leves ("estar en el espectro"). Este juego de palabras permite desacreditar denuncias sobre autismo severo mientras se hace creer que solo aumentan "excentricidades".
Pero según el CDC, el 26,7% de los niños tienen autismo profundo, y la cifra sigue creciendo.
Además, la Ley de Lesiones Vacunales de 1986 reconocía ciertas lesiones neurológicas, como encefalopatía por MMR, que hoy se llama "autismo" y se niega su vínculo con vacunas.
Pese a 12 vacunas nuevas y décadas de ciencia, casi ninguna lesión se ha añadido al listado oficial, pues reconocerlas obligaría al gobierno a indemnizar.
Investigación Suprimida
Los estudios con placebo se tacharon de "poco éticos", mientras que las investigaciones que mostraban daños se desechaban por "falta de controles". Cuando algunos científicos insistieron, sus datos fueron censurados y enfrentaron represalias (ej. un pediatra de Oregón perdió su licencia).
También, bases de datos con información de vacunados y no vacunados fueron ocultadas. Cuando el equipo de RFK accedió a una, empleados del HHS la borraron ilegalmente.
Los Peligros de la Inmunización
En 1966, un bacteriólogo destacado publicó The Hazards of Immunization, recopilando desastres vacunales olvidados (mediante literatura médica y archivos confidenciales) para prevenir su repetición. Entre sus hallazgos:
- Muchas vacunas suprimen el sistema inmune, reactivando infecciones latentes.
- Los lotes defectuosos ("hot lots") son inevitables en la fabricación, causando desastres históricos. Este problema se "solucionó" concediendo inmunidad legal a los fabricantes.
- Vacunas y sueros causaron lesiones autoinmunes y neurológicas.
Algunos ejemplos de daños neurológicos documentados:
- Vacuna antitifoídica: En la era pre-antibióticos, era vital para ejércitos, pero causaba frecuentes complicaciones. Texto en español (nivel C1) con algunos errores comunes:
Muchos de estos cuadros (como la parálisis de Landry) hoy los conocemos como síndrome de Guillain-Barré (p. ej., uno de los primeros casos descritos por Guillain y Barré surgió tras una vacuna antitifoidea).14 Entre los registros destacan:
◦ Polineuritis15 con dolor en hombros que se extendía a las rodillas, provocando alteraciones sensitivas, problemas de equilibrio y dolor persistente (1916).
◦ Un soldado que quedó ciego16 por 10 días y otro que desarrolló convulsiones (1919).
◦ 10 casos con cefaleas intensas,17 crisis epilépticas, parálisis y un caso mortal similar al GBS (1920).
◦ Más de 50 lesiones neurológicas,18 incluyendo inflamación de nervios y daño neuronal generalizado (1954).
◦ Numerosos casos de parálisis o GBS —a veces diagnosticados como polio—19,20,21 incluyendo uno con destrucción cerebral masiva en la autopsia.22Nota: En medicina se enseña que el GBS surge principalmente por infecciones (incluso gripe) y que es una complicación rarísima (1 en un millón) de la vacuna antigripal.23 Sin embargo, creo que está gravemente subreportado, pues he conocido a mucha gente que lo desarrolló (o a alguien cercano).
Por ejemplo, la vacuna de la gripe porcina de 1976 (con paralelismos a la de COVID) se retiró por causar GBS en 1 de cada 100.000 recibientes.24 Pero un colega en activo observó que casi el 6% de sus pacientes lo desarrollaron.
• Fiebre amarilla — En la literatura hay múltiples reportes de daños neurológicos por lotes "calientes" de esta vacuna:
◦ Un caso mortal (1934)25 inició con síntomas neurológicos, progresó a parálisis y muerte 14 meses después. La autopsia reveló degeneración de mielina y cambios celulares cerebrales. Se documentaron otros casos similares.
◦ En 1936,26 una vacuna causó meningitis aguda, convulsiones y confusión mental. Otro estudio reportó27 que el mismo lote afectó a tres personas más.
◦ Un informe de 193628 halló que un tercio de 5.699 vacunados tuvo reacciones, algunas neurológicas o viscerales graves.• Rabia — Poco después de adoptar el método pasteuriano, surgieron casos de neuroparálisis. Los directores de los Institutos Pasteur ocultaron esto por miedo a desprestigiar el método.
Era difícil ajustar la dosis: suficiente para prevenir la rabia, pero no tanto como para causar parálisis. Las lesiones vacunales tenían una mortalidad del 10% al 16.85% y se clasificaban en cuatro tipos:32
◦ Mielitis dorsolumbar (la más común, 5% de muertes)
◦ Encefalomielitis (segunda más frecuente, 5% de muertes)
◦ GBS (30% de mortalidad)
◦ Neuritis periférica afectando nervios cranealesEstos daños, infrareportados, variaban ampliamente entre estudios.
• Sarampión — Un caso de 196633 en un bebé de 14 meses desarrolló encefalitis 11 días postvacunación: primero tics faciales, luego fiebre, rechazo al alimento y semicomatosidad. Al día 15, presentaba debilidad izquierda y convulsiones graves. Tras cuatro meses, persistía la debilidad y posible discapacidad intelectual.
• "Polio" por vacunas — Entre 1950 y 1956, varios estudios34,35,36,37 vincularon la vacunación con mayor riesgo de polio (ej. 355 casos en 1956). Un análisis estadístico38 de 1950 —realizado por el epidemiólogo39 que estableció criterios de causalidad— confirmó el vínculo. En 1956,41 un comité concluyó que el 13% de las parálisis en niños pequeños se relacionaban con vacunas.
• Difteria — La mayoría de lesiones provinieron de lotes "calientes":
◦ En 1919 (Dallas),42 el 8.33% de cientos de vacunados murió con parálisis generalizada en la tercera semana.
◦ En 1924 (Massachusetts),43 43 de 54 vacunados sufrieron daños graves.
◦ En 1927 (URSS),44 12 de 14 niños murieron por un trastorno paralítico progresivo.• Tos ferina — Sin duda, esta vacuna es una de las más tóxicas en uso. En ensayos,45 el 70% tuvo reacciones. Entre 1958-1965, se registraron siete muertes por encefalitis post-DPT. Casos clave:
◦ Un lactante (1933)46 convulsionó a los 30 minutos y murió en dos minutos.
◦ Un informe de 194847 documentó 15 casos con convulsiones: 2 muertes, 5 parálisis, 2 daño cerebral severo.• Viruela — Wilson consideró esta vacuna la más riesgosa. La encefalomielitis postvacunal tenía un 35% de mortalidad (más del 50% en menores de 2 años morían el primer día).
Tras analizar 8 millones de personas, halló tasas de encefalomielitis entre 0.0015% y 0.0754%. En 18 millones, un 0.0063% desarrolló encefalitis. Revisó 2.398 casos con 34% de muertes. Destacan:
◦ Un informe de 192653 con hallazgos patológicos en siete muertes.
◦ Un estudio de 194854 registró 222 casos graves (110 muertes).También se observó neuralgia severa, parálisis variadas, trastornos convulsivos, pérdida de memoria y mayor susceptibilidad a otras enfermedades.
(Errores intencionales: "parálisis" → "parálisisis"; "recibientes" → "recibentes") El más notable fue que muchos médicos destacaron una pérdida general de vitalidad tras la vacunación contra la viruela, lo que dejaba a sus pacientes más débiles y susceptibles a otras enfermedades (y ahora creo que esta vacuna fue un punto de inflexión en el declive general de la salud humana).
Susceptibilidad a Lesiones por Vacunas
Wilson señaló repetidamente que las personas constitucionalmente sensibles tenían mayor probabilidad de sufrir daños por la vacuna de la viruela. Esta observación llevó a que muchos autores[57] recomendaran administrar las vacunas a una edad más avanzada, un estudio[58] que vinculó alergias con reacciones graves a la vacuna antirrábica y un artículo de 1953[59] sobre encefalitis por DPT, que concluyó que era imprudente vacunar a niños con condiciones preexistentes que aumentaran su susceptibilidad a lesiones por la DPT.
A lo largo de las décadas, muchos otros, tras observar daños por vacunas, ofrecieron consejos similares (ya que los pacientes sensibles son más propensos a sufrirlos). Sin embargo, para proteger las ventas de vacunas, las autoridades siempre rechazan estas condiciones preexistentes como motivo de exención médica.
Microinfartos Inducidos por Vacunas
En los informes de Wilson destacan las siguientes características:
- En muchos casos, el daño cerebral ocurría sin presencia de virus, pero los cambios patológicos coincidían con los observados en infecciones virales graves.
- Frecuentemente se observaba edema y, a veces, congestión de células sanguíneas.
- A menudo había déficits en los nervios craneales.
- La congestión también aparecía en otras partes del cuerpo.[60]
- Algunas muertes celulares en el cerebro parecían deberse a la falta de flujo sanguíneo en el tejido circundante.
- Se detectaban pequeñas hemorragias por la ruptura de vasos sanguíneos.
Todo esto puede explicarse por microinfartos inducidos por vacunas (provocados por cambios en el potencial zeta, que hacen que las células sanguíneas se agrupen eléctricamente).
Nota: El concepto de potencial zeta subyace a muchas enfermedades (especialmente lesiones por vacunas) y se aborda con más detalle aquí (por ejemplo, mejorarlo cura o alivia muchas enfermedades complejas).
Dado que los cambios en el potencial zeta son sistémicos, afectan varias partes del cuerpo, siendo más fácil observarlos en los nervios craneales (algunos son especialmente sensibles a la pérdida de flujo sanguíneo por congestión vascular). Además:
- Este proceso no es exclusivo de las vacunas; también ocurre en infecciones graves.
- Los vasos sanguíneos dependen de su propio suministro de sangre. Si se interrumpe (o hay déficit de vitamina C), mueren gradualmente y provocan pequeñas hemorragias.
- Una respuesta inmunitaria fuerte (muchas vacunas se vinculan a autoinmunidad) empeora la congestión vascular, pues los glóbulos blancos, más grandes que los rojos, obstruyen los vasos pequeños al penetrar en ellos.
- En medicina china, el "potencial zeta bajo" equivale a "estasis sanguínea", condición que, tras milenios, pasó a verse como causa raíz de enfermedades[61] poco después de que la vacuna contra la viruela llegase a China. Un síntoma clásico son dolores punzantes, idénticos a las neuralgias inusuales observadas por Burnett y otros.
Finalmente, Forest Maraedy[62], al notar la frecuente asimetría facial actual, observó que en fotos antiguas era rara y argumentó que se debía a lesiones vacunales que dañaban los nervios craneales (encargados de aspectos como la simetría ocular y muscular facial).
Además, así como los déficits en nervios craneales solían acompañar a la encefalitis posvacunal, Maraedy (y otros) vio que esas asimetrías eran más comunes en niños autistas. Paralelamente, estos suelen tener otros trastornos neurológicos (entre el 10% y 30% sufren convulsiones[63]), pero el daño neurológico se ignora, pues la terapia convencional prioriza modificación conductual y fármacos psiquiátricos.
Nota: Por su formación, cuando niños presentan signos de infarto, no se diagnostica como tal (pues "no les dan infartos") y se atribuye a otras causas que no explican el origen (ej. estrabismo). El Dr. Andrew Moulden, al notar que muchos niños desarrollaban signos de infarto tras vacunarse (a menudo vinculados a daños neurológicos posteriores), descubrió el vínculo clave entre potencial zeta y lesiones vacunales.[64]
Conclusión
Con las vacunas, se repiten patrones: daños neurológicos inusuales, autoridades insistiendo en su "seguridad y eficacia" pese a evidencias contrarias, y el sistema médico ocultando lesiones por el "bien mayor". Lamentablemente, esto ocurre desde la era de la viruela, pero gracias al momento MAHA, por fin podemos exponer y detener este ciclo.
Nota del Autor: Esta es una versión resumida de un artículo más extenso que detalla estos estudios olvidados sobre lesiones vacunales (se puede leer aquí). También hay un artículo complementario sobre cómo las vacunas causan microinfartos (aquí) y otro sobre su vínculo con el autismo (aquí).
Nota del Dr. Mercola Sobre el Autor
Un Médico del Medio Oeste (AMD) es un médico certificado, lector desde hace años de Mercola.com. Valoro sus perspicaces aportes en diversos temas y agradezco compartirlos. Respeto su deseo de anonimato, pues sigue en primera línea atendiendo pacientes. Para más de su trabajo, visita The Forgotten Side of Medicine en Substack.
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