Las autoridades advirtieron que distribuir pescado capturado sin controles sanitarios ni permisos implica un grave riesgo para la salud pública.
Cartagena – La Guardia Civil de la Región de Murcia ha logrado desarticular un grupo criminal dedicado a la pesca ilegal. La operación, denominada "Luz y Sombra", se llevó a cabo en colaboración con la Consejería Regional de Pesca y Acuicultura y forma parte del Plan Anual de Control Integrado de la Actividad Pesquera (PACIAP) de España.
Cuatro personas fueron detenidas en el Club Náutico de Los Nietos, en Cartagena, tras ser sorprendidas con aproximadamente 300 kilogramos de pescado capturado ilegalmente, incluyendo especies protegidas como mero, abadejo, cigarra, sargo picudo, pulpo y corvina. Se cree que los peces fueron extraídos dentro de la reserva marina de Tabarca (Alicante), un área donde la pesca está estrictamente prohibida para proteger la biodiversidad marina.
Además de incautar la mercancía, la Guardia Civil decomisó la embarcación y todo el equipo de pesca utilizado en la operación ilegal. Los arrestos se produjeron después de que la patrulla fuera alertada por el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) sobre los movimientos sospechosos de una embarcación que ingresaba a aguas murcianas desde la reserva de Tabarca.
El barco fue monitoreado hasta su atraque en el puerto de Los Nietos, donde los agentes sorprendieron a tres individuos descargando la captura ilícita, asistidos por un cuarto cómplice en tierra. Oficiales de la Patrulla Fiscal y de Fronteras aseguraron el navío y los aparejos utilizados.
El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) se encargó de la investigación y, tras reunir pruebas suficientes, detuvo a los cuatro sospechosos por presunta pertenencia a una organización criminal y delitos ambientales relacionados con la explotación ilegal de flora y fauna.
Las autoridades recalcaron que la distribución de pescado sin controles sanitarios ni permisos pone en peligro la salud pública. Además, la pesca furtiva en reservas marinas altera los ecosistemas, amenaza la biodiversidad y perjudica los procesos reproductivos vitales para mantener las poblaciones de peces y el "efecto reserva" que estas áreas protegidas buscan preservar.