CIUDAD DEL CABO, Sudáfrica (AP) — Cortar los cuernos de rinocerontes sedados con una motosierra ha sido visto por los conservacionistas de vida silvestre en África durante más de 30 años como un mal necesario para salvar la icónica especie en peligro de extinción de la caza furtiva.
Se esperaba que esta acción drástica funcionara, pero faltaban pruebas.
Ahora, un estudio publicado el jueves en la revista científica Science descubrió que el descornado de rinocerontes redujo significativamente la caza furtiva en reservas dentro y cerca del Parque Nacional Kruger, en el norte de Sudáfrica, una zona que alberga el 25% de los rinocerontes del mundo y es especialmente vulnerable a la caza furtiva.
Los resultados del estudio de siete años, que terminó en 2023, son una prueba esperada de que quitar los cuernos —que debe hacerse cada uno o dos años porque vuelven a crecer— ayuda a los rinocerontes a sobrevivir, aunque pierdan parte de su identidad.
Reducción constante de la caza furtiva
Las conclusiones parecen obvias. Los mercados ilegales en partes del sudeste asiático y China buscan cuernos para medicina tradicional, y quitarlos elimina lo que los cazadores desean.
Pero Tim Kuiper, científico de biodiversidad de la Universidad Nelson Mandela y autor principal del estudio, dijo que era nuevo tener datos a largo plazo de varios sitios sobre el descornado. El estudio, realizado entre 2017 y 2023, comparó 11 reservas: ocho que descornaron sus rinocerontes y tres que no.
También analizó datos antes y después del descornado.
El estudio mostró que el descornado redujo la caza furtiva. Más de 2.000 rinocerontes descornados llevaron a un 78% menos de caza furtiva en esas ocho reservas, confirmando que la intervención vale la pena.
"El cuerno es parte de lo que es un rinoceronte", dijo Kuiper. "Quitarlo es un mal necesario, pero es efectivo. Sin duda salvó cientos de vidas".
Sudáfrica tiene la mayor población de rinocerontes blancos y negros. Namibia, Zimbabue y Kenia también tienen números significativos. Según Save the Rhino, quedan unos 17.500 rinocerontes blancos y 6.500 negros. Estos últimos pasaron de 70.000 en 1970 a menos de 2.500 en los años 90, cuando la caza furtiva alcanzó su peor momento.
El descornado no siempre fue aceptado
Esta práctica comenzó en el sur de África en 1989, pero no ha sido aceptada sin críticas.
Activistas por los derechos de los animales se oponen, y conservacionistas cuestionan su impacto en el bienestar de los rinocerontes y cómo sería un futuro con más rinocerontes sin cuernos.
Vanessa Duthe, investigadora no vinculada al estudio, dijo que los rinocerontes usan sus cuernos para defenderse, competir por territorio y, en el caso de los negros, buscar comida. También hay evidencia de que los rinocerontes descornados reducen su área de movimiento.
Aunque no se conocen todos los efectos, el descornado no afecta las tasas de reproducción o mortalidad.
"Los beneficios superan cualquier costo ecológico conocido hoy", dijo Duthe. Ahora, el proceso toma unos 10 minutos y causa mínimo estrés. Los rinocerontes sedados llevan tapaojos y protectores auditivos, y se aprovecha para ponerles microchips y recolectar muestras útiles para la investigación.
Solo una parte de la batalla
Los conservacionistas coinciden en que el descornado no acabará con la caza furtiva. Kuiper lo ve como una solución a corto y mediano plazo. Es clave mejorar la aplicación de la ley y el apoyo a los guardabosques.
Aunque Sudáfrica ha ayudado a salvar a los rinocerontes de la extinción, más de 400 son asesinados por cazadores furtivos cada año en el país.
El estudio fue una colaboración entre universidades sudafricanas, la Universidad de Oxford, gestores de reservas y organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza y el Rhino Recovery Fund.
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