Nota de la editora: Este artículo es una republicación. Su publicación original fue el 28 de mayo de 2023.
Esta entrevista fue grabada en noviembre de 2018 durante la convención anual de la Academia de Medicina Integral y Comprehensiva (ACIM) en Orlando, Florida, pero no se publicó en el sitio hasta el año pasado. En su momento, existía cierta preocupación de que el tema resultase demasiado controvertido, pero ahora que han transcurrido seis años y la pandemia alteró el panorama de lo controversial, consideramos que era el momento adecuado para publicar el video sobre este tema tan importante.
Tuve la oportunidad de entrevistar a dos expertos en autismo y electricidad sucia, Peter Sullivan y la Dra. Martha Herbert, coautores de “The Autism Revolution: Whole-Body Strategies for Making Life All It Can Be”.1 Aquí, tratamos algunos de los factores tóxicos que contribuyen al desarrollo del autismo, especialmente el papel de las frecuencias electromagnéticas (FEM) y la electricidad sucia.
El camino de Sullivan
Sullivan ha lidiado con la hipersensibilidad electromagnética, y todavía lo hace en cierto grado, lo cual fue su principal motivación para investigar más sobre el tema. Como resultado, se ha convertido en toda una fuente de conocimiento. Como ingeniero de software en Silicon Valley en los años 90, le apasionaba la tecnología personal.
“Estudié en Stanford. Realicé todo tipo de interacciones humano-computadora. Trabajé en múltiples empresas: como solucionador de problemas en Silicon Valley, ingeniero y diseñador de software al final. Trabajé en Netflix y en otras compañías que la gente reconocería”, comenta.
A principios de la década de 2000, comenzaron a surgir problemas. Aparecieron fatiga y alergias alimentarias, y sus hijos presentaban retrasos en el desarrollo. Con el tiempo, se dió cuenta de que tenía niveles tóxicos de mercurio en su organismo.
“Al final, simplemente me tomé un tiempo libre del trabajo, alrededor del 2005. Me pareció ridículo, con todo lo que ocurría, tener a dos personas de la familia trabajando. Me centré en la salud de mis hijos y en la mía propia, y realmente tuve tiempo y energía para profundizar y descubrir qué había realmente detrás de todo.
Conté con un médico excelente, el Dr. Raj Patel… un médico integral que hablaba sobre el sobrecrecimiento de Cándida, el mercurio y todas esas cosas. Nos encaminó. Poco a poco, los niños mejoraron, pero yo, incluso después de la desintoxicación, no lo hice. Seguía empeorando.
Bajé hasta 59 kilogramos. Me volví eléctricamente sensible. Mi cerebro me decía: ‘Todas estas cosas son seguras y están bien testadas. Me encanta la tecnología’. Pero mi cuerpo reaccionaba como si algo fuera terriblemente mal. Me pillaba a mí mismo tirando el móvil… sintiendo los móviles y luego los transformadores cuando los enchufaba”.
Finalmente, conoció el concepto de electricidad sucia, y una vez que comenzó a abordar su exposición, recuperó 4,5 kilogramos en un par de meses, junto con su salud. Hoy en día, le apasiona compartir información sobre los peligros de las FEM y la electricidad sucia, y sobre cómo manejar la hipersensibilidad electromagnética.
“Solo intentamos compartir la información, dar credibilidad al campo, porque la tiene mucha, y asegurarnos de que la gente no tenga que sufrir”, afirma.
Incluso creó una carpa libre de FEM que lleva a distintos seminarios y conferencias, en la que la gente puede sentarse, ya que muchos de estos eventos se celebran en lugares con una exposición muy alta a estas frecuencias. También ha financiado parte de la investigación de Herbert.
La historia de Herbert
Conocí a Herbert por primera vez en un evento de Cure Autism Now (ahora Autism Speaks) en 2009. Los dos hijos de Herbert tuvieron problemas con síntomas de autismo cuando eran pequeños. Hoy en día, son adultos y se han recuperado completamente. Su enfoque inicial fue la toxicidad por mercurio, buscando formas de realizar cribados no invasivos de metales pesados.
De ideología ambientalista de toda la vida, Herbert estudió medicina después de obtener un doctorado en Historia de la Conciencia en la Universidad de California en Santa Cruz. Se especializó en neurología pediátrica y empezó a trabajar con el autismo después de heredar las resonancias magnéticas (RM) del primer estudio de RM realizado en niños autistas en 1989.
“Fui una de las primeras personas —aunque no la única— en identificar anomalías en la materia blanca del autismo a través de imágenes cerebrales, no del tejido gris”, señala Herbert. “Eso realmente desafiaba el paradigma de que el comportamiento proviene de la corteza. Yo ya era una persona con una visión más integral. Atendía a pacientes.
[Pocos de ellos] tenían esas enfermedades neurogenéticas raras para las que te forman en neurología pediátrica. Pero todo el mundo llegaba con diarrea y eccema, y no podían dormir. Era casi como atención primaria en neuropsiquiatría. Ahí es donde empecé a adentrarme en el enfoque de cuerpo completo.
Tuve una epifanía en 1999… de que todo lo que veía en mis pacientes realmente podía conectarse con el medio ambiente… Empecé a relacionar y a darme cuenta de que esto era realmente un enfoque de [biología] de sistemas para estas afecciones”.
Un enfoque de biología de sistemas para el autismo
La biología de sistemas considera todo en biología como una red, en la que todo está conectado con todo lo demás. Cuando se tira de una parte de la red, el resto cambia. En la ciencia convencional, los componentes y variables individuales se estudian de forma aislada. Así es como se diseña la investigación clínica.
“Buscamos formas puras de enfermedad. Pero, sobre todo en estas afecciones de las que hablamos, es un caos”, afirma Herbert. “Todo el mundo presenta un conjunto de [síntomas] diferentes, algunos más prominentes que otros. Al principio, al conceptualizar el autismo como un problema de sistemas, estudiaba problemas específicos del lenguaje o el trastorno del desarrollo del lenguaje.
Pero si observas a estas personas detenidamente, tienen problemas de coordinación… Ves este desglose sutil de la precisión y la fineza del cerebro… Finalmente… Encontré un artículo excelente sobre las redes cerebrales que están alteradas en enfermedades psiquiátricas (no solo el autismo, sino también la esquizofrenia, la depresión, etc.).
Los centros de estas redes tienen una frecuencia gamma de muy alta frecuencia… Resulta que esta frecuencia gamma es impulsada por células que tienen una demanda de energía muy alta, células centradas mitocondrialmente…
Ahora contamos con suficientes estudios que demuestran que los procesos metabólicos que ocurren en el cerebro se corresponden con las redes cerebrales”.
El Programa de Investigación Transcend
Herbert ha creado un programa de investigación cerebral en Harvard denominado TRANSCEND2 (Tratamiento, Investigación y Evaluación en Neurociencia de Trastornos del Neurodesarrollo). Utilizan resonancia magnética (MRI), magnetoencefalografía (MEG) y electroencefalograma (EEG). La MEG mide la actividad magnética del cerebro, mientras que el EEG registra la actividad eléctrica.
“Cuando hay actividad eléctrica, la magnética se presenta en un ángulo de 90 grados. Ambas miden lo mismo, pero de maneras ligeramente distintas”, explica Herbert. Su hipótesis sostiene que el autismo no es algo con lo que se nace, sino una condición que se desarrolla en respuesta a factores ambientales.
“Para estudiar esto, comencé a investigar a bebés desde que están en el vientre materno. Obtuvimos muestras biológicas de las madres, muestras al nacer y, hasta que dejaron de amamantar, seguimos recogiendo muestras biológicas, además de EEG y datos autonómicos… utilizando pulseras sensoras… para observar cómo evolucionaban los niños que desarrollaban autismo.
Lo que descubrimos puede interpretarse de diversas formas. Estamos trabajando en publicarlo. Contamos con datos de EEG de bebés de dos semanas de vida que predicen su desarrollo a los 13 meses.
Ahora bien, acabo de decir que el autismo es algo que se desarrolla. Eso podría sonar a que es congénito, pero no puede afirmarse que ya tengan autismo. Mi perspectiva es que sus cerebros están sobreexcitados e irritados. Por lo tanto, es crucial lo que ocurre [en su entorno temprano] para que estén más predispuestos.”
Un Enfoque de Bienestar Integral Puede Minimizar el Riesgo de Autismo
Gracias a esta capacidad predictiva temprana, un reducido número de pediatras de atención primaria ha comenzado a implementar enfoques integrales dirigidos a padres e hijos, demostrando que, cuando se adoptan modificaciones en el estilo de vida de carácter holístico, como evitar toxinas y alérgenos, prácticamente ninguno de estos bebés predispuestos llega a desarrollar autismo.
“Mi opinión es que necesitamos una intervención de salud pública en la que se enseñe a las personas a mantenerse sanas desde la preconcepción, pasando por el embarazo, hasta la infancia. Si una prueba de EEG indica que el cerebro está irritable, no se recomienda recurrir a fármacos… Lo ideal es optar por medidas seguras y saludables, ya que [las drogas y las toxinas] son en parte el problema inicial”, señala Herbert.
Existen numerosos testimonios de familias con niños autistas que sugieren que los CEM (campos electromagnéticos) causan problemas, y Herbert y Sullivan están trabajando en la creación de una base de datos en línea para recopiar esta información.
“Al reducir la exposición al Wi-Fi, los síntomas remiten considerablemente. Conozco el caso de un niño que tenía estereotipias de manera compulsiva. Le gustaba realizar estas conductas cerca del lavavajillas. Resulta que había electricidad sucia en ese electrodoméstico. Lo repararon y el niño cesó esa conducta, experimentando una mejoría notable en sus síntomas”, comenta Herbert.
Factores de Riesgo Comunes
En esencia, Herbert considera que el autismo puede predecirse observando el nivel de irritabilidad cerebral en el niño. Pero, ¿qué podría contribuir a este tipo de irritabilidad? Sullivan opina que el mercurio, los CEM y el glifosato son tres desencadenantes principales, incluso más que las vacunas.
Herbert cree que la comida procesada es otro factor clave. “Simplemente reducir los alérgenos en la dieta de la madre desde la preconcepción hasta el embarazo mara una gran diferencia”, afirma Herbert. Dicho esto, lo que realmente importa es la carga total, no ningún factor aislado.
“Existen miles de formas de dañar las mitocondrias. Todo se acumula. Todas esas exposiciones aparentemente inocuas suman, por lo que todas son relevantes”, señala. Sullivan ha creado una charla en video y un folleto, “Simplificando la Mejora y Recuperación del Autismo”, que incluye una lista de aspectos a considerar por los padres.
Uno importante que pocos tienen en cuenta son las mutaciones de novo resultantes de la exposición del esperma a la radiación inalámbrica de teléfonos y portátiles. Los hombres que deseen tener hijos saludables harían bien en evitar llevar el teléfono móvil en el bolsillo del pantalón cuando está encendido, ya que la radiación puede mutar los genes en los espermatozoides. Si se va a guardar en el bolsillo, es mejor asegurarse de que esté apagado o en modo avión.
Herbert está reclutando actualmente participantes para su estudio CHIRP (Inventario de Salud Infantil para la Resiliencia y Prevención), que recopilará información sobre las asociaciones entre la carga total de estrés ambiental, las exposiciones y las enfermedades crónicas en niños. Si tiene un hijo entre 1 y 15 años, puede solicitar participar rellenando dos cuestionarios previos para determinar su elegibilidad.
La Mayoría de los Padres Comienzan el Tratamiento por el Lado Equivocado
Herbert y Sullivan llevan mucho tiempo trabajando con niños autistas y asesorando a padres. ¿Cuáles son algunos de los errores comunes que observan? Sullivan responde:
“La gente asume que el problema es del niño. Intervienen y comienzan a tratar al niño. Dan por sentado que es genético o algo similar, y aplican terapia conductual. Lo que yo haría de nuevo, si pudiera volver atrás, es comenzar por el ambiente. Empezaría por los CEM, especialmente durante la noche.
Desconectamos el monitor del bebé, la base del teléfono inalámbrico, el Wi-Fi, y a veces hasta el interruptor automático del dormitorio… Un monitor de bebé cableado es seguro… Conecta todo a una regleta. Enchufa la regleta a la pared. Al acostarte, simplemente desconecta la regleta. Por la mañana, vuelve a enchufarla. No es difícil. O ponla en un temporizador.
Diría que es un estado de sobrecarga no solo para los niños, sino para toda la familia… Hay [muchas] cosas que se deben hacer [para limpiar el entorno]. La clave está en la secuencia. Haz primero lo más fácil y que tenga mayor impacto.
Por eso empezamos con los CEM. Porque una vez que reduces eso, empiezas a dormir mejor, y entonces comienzas a tener más capacidad. Se trata de construir una espiral de capacidad.” Se inicia una espiral ascendente…
El artículo de Martin Pall6 sobre los efectos neuropsiquiátricos de las microondas y los CEM demuestra que son un factor muy relevante, al igual que el sueño, ya que dormir bien y [reducir] la inflamación son fundamentales para una buena salud mental.
### Para más información
Para obtener más información sobre el autismo y la radiación inalámbrica, cómo los CEM afectan el sueño, y para recomenciones sobre medidores de CEM y consejos de seguridad, visita la web de Sullivan: ClearLightVentures.com. En el sitio de Herbert, drmarthaherbert.com, puedes encontrar información sobre cómo mejorar tu salud en general y reducir la carga de estrés corporal para un embarazo y un bebé saludable.
