Se comprende que los partidos políticos inviertan una cantidad de energía totalmente desproporcionada en culpar a otros partidos, sea cual sea el tema. No obstante, uno tiene derecho a hartarse de la repetitiva acusación que el consejero de Turismo de Baleares, Jaume Bauzá, atribuye al gobierno anterior y su autorización de 115.000 plazas alojativas.
Para Bauzá, esta es LA razón de la masificación turística, una sobre la que podría haber actuado pero decidió no hacerlo. En su lugar, se reactivaron 90.000 plazas que habrían desaparecido. Volvió a repetirlo este martes en el parlamento y luego procedió a menospreciar la propia encuesta de opinión pública del gobierno en materia de turismo. Esta, digámoslo así, no fue totalmente favorable.
Empero, en la opinión del consejero, esto se debió a las 115.000 plazas. «No traten de confundir a la gente; la ciudadanía está representada en este parlamento; no está representada en una encuesta a 2.000 personas». Un portavoz de la oposición preguntó: «Si esta encuesta es inútil, entonces ¿para qué la encargaron?». Podría haber añadido que el gobierno había dicho que escucharía todas las opiniones.
¿Qué fue entonces la encuesta? Nada más que una confirmación de la culpa en la opinión del ministro. Y así, la culpa parece ser lo único que importa. Una y otra vez y otra vez; el mismo mensaje. ¿Dónde queda la escucha?
