Sentarse a hablar con Andree Jeglertz uno a uno es una experiencia fascinante. Para un entrenador con más de 20 años de experiencia en el fútbol femenino, es sorprendente lo abierto que es. No hay pretensiones, solo una evaluación honesta de cómo él ve las cosas.
“Este grupo, al principio, quizás esperaba un poco que yo les dijera qué hacer”, dice sobre sus primeras semanas en el Manchester City. “No creo que se mejore así. La mayoría de las cosas los jugadores deben resolverlas solos durante un partido”.
Jeglertz cree mucho en el empoderamiento. Le gusta que los jugadores sean libres dentro de una estructura que permite a cada individuo y sus habilidades destacar. Los cambios que ha hecho en el City son sutiles: ajustes que apuntan a una evolución pero no quitan el estilo que ya está en el club.
La victoria del City 2-1 contra el Brighton el viernes pasado resumió perfectamente la estrategia.
El primer gol, anotado por la inevitable Khadija Shaw, es de libro. Directamente del manual del Man City. Alex Greenwood da un pase entre líneas, Leila Ouahabi está adelantada y abierta, lista para mandar un centro al segundo palo donde llega Shaw para cabecear con potencia. Nada nuevo, aunque la precisión es impresionante. El City ha anotado así durante años.
La temporada pasada metieron 15 goles de centros, al menos seis más que cualquier otro equipo de la WSL. Anotaron 13 goles de cabeza, al menos cuatro más que ningún otro. Tiene sentido porque normalmente tienen los mejores extremos de la liga. Y Shaw es un blanco perfecto.
Sin embargo, el segundo gol -el ganador de Yui Hasegawa- es donde sube el interés. Una jugada que sin duda tiene la aprobación de Jeglertz, preparada en la pretemporada para aumentar la influencia de Hasegawa en un papel especializado.
“Yui va un paso por delante todo el tiempo”, me dijo Jeglertz antes de la nueva campaña. “Hemos puesto más atención en que no se quede en una posición, queremos que sea más fluida. Tiene cualidades para jugar más arriba porque ve muy bien los espacios. Debemos usar su inteligencia”.
Imaginen la alegría del entrenador danés cuando, solo dos partidos en la temporada, Hasegawa termina una jugada de toques entre los palos, con Lauren Hemp, Aoba Fujino y Kerolin. Como un cuchillo en mantequilla. Cuatro pases, todos intencionados, dejaron a Hasegawa frente al portero y remató la oportunidad como cualquier buen delantero. La decisión de Hemp de meterse adentro en vez de ir por la línea fue igual de deliberada. La evolución en acción.
Jeglertz quiere que el City sea menos predecible, con múltiples formas de anotar goles, más allá de la amenaza por banda con la que siempre se les ha asociado. Después de todo, el City tiene algunos de los mejores técnicos en el centro de la liga, Hasegawa es uno de ellos.
“Mucho en el fútbol son relaciones, ¿cómo trabajan juntos los jugadores? ¿Saben cuándo esperar ciertos movimientos y carreras? ¿Saben cuándo centrar, cuándo chutar? Todo es sobre construir conexiones”, dice.
Bajo Gareth Taylor, el City tenía un modelo de juego rígido con poca flexibilidad táctica. A menudo era un 4-3-3. Hasegawa era un ‘6’ fijo, Hemp un extremo puro, Shaw una centrodelantero de área. Este nuevo sistema no es un cambio radical, sino una oferta de mayor libertad dentro de un marco flexible. Y eso significa jugar más arriba y más agresivo también. Rompiendo con el estilo paciente de Taylor, el City de Jeglertz es un equipo que presiona alto.
“Los pequeños detalles importan mucho. Es el proyecto de todos”. Jeglertz da mucha importancia a la responsabilidad.
“Lo mejor de ser futbolista profesional es la sensación que da, dar un paso atrás y disfrutarlo. Y luego podemos jugar hacia adelante, robar balones altos, crear energía para presionar. Mi trabajo es poner a los jugadores en roles para optimizar la forma en que queremos jugar al fútbol”.
Llevará tiempo unirlo todo completamente, pero los jugadores ya han aceptado el proceso. El diseño ya es evidente. “Estoy orgulloso de la paciencia de los jugadores”, reflexionó Jeglertz después de ganar al Brighton. “No hubo estrés”. Y Hasegawa, tan central en la adopción de las ideas del nuevo entrenador, fue la más tranquila de todas, solo superada por Shaw en valor de xG mientras completaba un 91% de precisión en pases.
Los rivales del City sin duda estarán alerta del hecho de que la última vez que el club no compaginó sus deberes domésticos con los rigores de la Champions League, en la 2023-24, el título se les escapó solo por diferencia de goles. La ausencia de la Champions dará el tiempo necesario para perfeccionar los detalles de un plan de juego que ya muestra promesas.
Y con Hasegawa en el corazón de todo, las posibilidades son infinitas.