Alfred Lasteck
BBC África, Dar es Salaam
Sin candidatos opositores fuertes habilitados para competir en las elecciones del miércoles, muchos tanzanos sienten que la votación no es una contienda, sino más bien una coronación para la presidenta Samia Suluhu Hassan, quien enfrenta su primera elección presidencial.
Esta mujer de 65 años se convirtió en la primera jefa de estado de la nación de África Oriental tras la muerte en 2021 del entonces presidente John Magufuli. Él era admirado, por un lado, por su firme lucha contra la corrupción, pero criticado, por el otro, por su mano dura autoritaria contra la disidencia y su actitud controversial frente a la pandemia de Covid.
La presidenta Samia, quien era vicepresidenta, pareció ser un soplo de aire fresco. Con su estilo más cálido y amable, inició reformas que parecían marcar una ruptura radical con las políticas de su predecesor.
Su política de las 4 R – “reconciliación, resiliencia, reforma y reconstrucción” – reabrió Tanzania a los inversores extranjeros, restableció las relaciones con los donantes y suavizó las tensiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
“Ella marcó una diferencia; se restauró la relación perdida entre Tanzania y organizaciones internacionales como el Banco Mundial”, dijo a la BBC el analista político Mohammed Issa.
Pero en los últimos dos años más o menos, el espacio político se ha reducido drasticamente. Se dice que el acoso a los críticos del gobierno y a las voces opositoras es ahora más despiadado que nunca bajo Magufuli, con informes regulares de secuestros y asesinatos.
“Samia llegó con un tono conciliador, pero ahora se ha vuelto audaz y toma decisiones duras que muchos no esperaban de ella”, declaró el Sr. Issa.
“Ahora se le culpa ampliamente por algunas cosas como los secuestros, asesinatos, represión de la oposición y otros problemas de seguridad.”
Esto se refleja en informes de Freedom House, un grupo de defensa de la democracia y los derechos humanos con sede en EE.UU., que clasificó a Tanzania como “parcialmente libre” en 2020 y “no libre” el año pasado.
El gobierno no ha comentado sobre las acusaciones.
El partido de Samia, el CCM, ha ganado todas las elecciones desde la reintroducción de la democracia multipartidista en 1992, pero las campañas suelen ser vibrantes con debates intensos entre los partidos rivales.
Aunque la comisión electoral ha habilitado a 17 candidatos presidenciales esta vez, el principal partido opositor, Chadema, está excluido y su líder, Tundu Lissu, está actualmente siendo juzgado por traición.
Él había estado pidiendo reformas electorales antes de su arresto en abril, y el partido ahora insta a sus simpatizantes a boicotear los comicios.
Su subalterno, John Heche, también fue arrestado la semana pasada y le dijo a la BBC justo antes de su detención que las llamadas reformas de la presidenta Samia eran vacías: “Sí, se permitieron mítines de nuevo, pero hoy Chadema no puede cumplir su mandato porque las promesas eran falsas.”
Mientras tanto, el aspirante presidencial Luhana Mpina, del segundo partido opositor más grande, ACT Wazalendo, también ha sido descalificado, dos veces.
Logró que su candidatura fuera reinstaurada por el Tribunal Superior tras ser inhabilitado por un problema procedimental, pero cuando el Fiscal General apeló el mes pasado, la comisión electoral decidió mantener la descalificación.
Esto deja a partidos opositores más pequeños como Chaumma y CUF en la carrera, pero en realidad no tienen ninguna posibilidad de evitar que Samia gane su primer mandato personal.
“El control del partido gobernante, la exclusión de la oposición y el sesgo institucional socavan la credibilidad electoral. El limitado espacio cívico y la baja participación debilitan aún más la inclusividad”, dijo el analista político Nicodemus Minde en un informe reciente para el grupo de expertos Instituto de Estudios de Seguridad (ISS).
Esto ha dejado desanimados a algunos votantes potenciales, como Godfrey Lusana, residente en Dar es Salaam.
“No tenemos una elección sin una oposición fuerte. El sistema electoral no es independiente. Ya sabemos quién va a ganar. No voy a perder el tiempo votando”, dijo a la BBC. “Si la comisión electoral fuera realmente independiente, yo habría votado.”
En contraste con el territorio continental, hay una campaña vibrante en el archipiélago semiautónomo de Zanzíbar
Esto contrasta marcadamente con la bulliciosa campaña en el archipiélago semiautónomo tanzano de Zanzíbar, de donde es originaria la presidenta Samia.
Los isleños eligen a su propio presidente regional y el actual mandatario Hussein Mwinyi del CCM busca otro término, pero enfrenta una fuerte competencia de Othman Masoud del ACT-Wazalendo, quien ha estado sirviendo como su vicepresidente en un gobierno de unidad.
En su campaña en el territorio continental, la presidenta Samia ha aprovechado el elogio inicial que recibió por su enfoque maternal, buscando gobernar mediante el diálogo y no por decreto.
Esto le valió el apodo de “Mama Samia”. En sus mítines ha prometido llevar un desarrollo generalizado a través de una mejor infraestructura, salud y educación.
Muchas mujeres, especialmente en comunidades rurales, la ven como una fuerza estabilizadora.
“Ella trae dignidad; nosotras, las mujeres jóvenes, la admiramos. Sentimos su presencia como presidenta y eso nos da confianza en que podemos ser importantes para nuestras comunidades ahora y en el futuro”, dijo a la BBC la votante primeriza Queen Castoric, de la ciudad norteña de Tanga.
Pero algunas mujeres en áreas urbanas, como Celina Ponsiana, quien también votará por primera vez en Dar es Salaam, son más ambiguas: “El liderazgo no es solo cuestión de tono.
“Creo que la presidenta tiene una tarea por hacer, primero en desempleo. Ella ha estado apoyando a algunos, pero muchos todavía necesitan ayuda”, dijo.
Otra joven en Morogoro, cerca de Dar es Salaam, dijo que apoyaba a la presidenta pero se negó a dar su nombre a la BBC por si enfrentaba rechazo de sus contemporáneos.
“Samia nos hizo creer que las mujeres pueden liderar.” Me encantaría decir más, pero muchos jovenes no hablan positivo de ella,” comentó.
Los jóvenes constituyen la mayoría de los 37.7 millones de votantes registrados en Tanzania, y existe enojo entre algunos por el silencio de la presidenta sobre temas como los impactantes secuestros.
Y aunque algunos reconocen a la Presidenta Samia por estabilizar la economía, en algunos sectores incluso hay nostalgia por Magufuli, debido al aumento de los reportes de corrupción.
Su postura más dura recientemente podría deberse a varios asuntos.
En una sociedad tradicionalmente dominada por hombres, ella ha enfrentado problemas para afirmar su autoridad. En actos recientes, ha estado recordándole a los votantes quién manda: “No olviden que soy la jefa de las fuerzas de defensa”.
También podría sentirse menospreciada por sus colegas. Dentro del CCM, hubo cierta oposición al hecho de que ella se convirtiera en la candidata presidencial del partido sin oposición.
Los carteles de la Presidenta Samia dominan en Dar es Salaam.
Un miembro importante del partido que criticó su candidatura automática – Humphrey Polepole – luego fue secuestrado en circunstancias misteriosas.
También existe la sugerencia de que, de hecho, ella se ha convertido en un peón de una red poderosa de magnates de negocios y otros influyentes partidarios del CCM, conocida coloquialmente como Mtandao, según el Sr. Minde en su informe para ISS.
“La democracia interna del partido [CCM] ha sido suprimida mediante un movimiento orquestado para hacer a la Presidenta Samia la única candidata. Mientras esto ha profundizado las divisiones dentro del partido, se le presenta al público una fachada de unidad,” declaró.
Se cree que Magufuli se negaba a seguir órdenes del Mtandao, prefiriendo seguir su propia agenda anticorrupción.
El Sr. Minde advierte que todo esto ha contribuido a un sentimiento generalizado de miedo en esta nación de África Oriental. Con la autocensura de los medios y la reducción del discurso político, el debate público se ha trasladado a conversaciones privadas y a las redes sociales.
Los analistas advierten que este distanciamiento, especialmente entre los jóvenes, podría vaciar aún más la democracia de Tanzania y crear problemas en el futuro para la Presidenta Samia si no hay una alta participación electoral y si estallan protestas.
Para Tito Magoti, un abogado y joven activista político, las demandas siguen siendo simples.
“Queremos una Tanzania libre donde cualquiera tenga la libertad de hablar,” le dijo a la BBC. “La libertad de movimiento y la libertad de hacer lo que deseen.”
