La Crítica: «Sin Otra Opción», de Park Chan-wook

La nueva película de Park Chan-wook, Sin Otra Opción, llega como una comedia negra y thriller muy oportuna. Adapta la novela El Hacha de Donald E. Westlake al despiadado panorama laboral de la Corea del Sur moderna. La cinta sigue a Man-soo Yoo (Lee Byung-hun), un gerente despedido de una fábrica de papel cuya desesperación lo lleva a un plan criminal: eliminar a sus competidores para un puesto codiciado. Aunque no alcanza la maestría de clásicos de Park como Oldboy o La doncella, ofrece una sátira mordaz sobre la deshumanizante rutina del capitalismo.

La premisa es innegablemente inteligente, estableciendo paralelos con las ansiedades económicas reales, donde los trabajadores son descartados como maquinaria obsoleta. Park traslada la historia a la Corea contemporánea, infundiéndole sabor local —piensen en fábricas automatizadas reemplazando mano de obra humana y la silenciosa vergüenza de la caída de la clase media. Esto permite un comentario agudo sobre la masculinidad, las presiones familiares y la paradoja de sobrevivir en un sistema que valora el lucro sobre las personas. Es una narrativa que se siente dolorosamente relevante.

Lee Byung-hun ofrece una actuación destacada como Man-soo. Conocido por roles más duros en películas como I Saw the Devil, aquí sorprende con una comedia física que recuerda a Charlie Chaplin, chapuceando sus asesinatos con una mezcla de determinación y torpeza. Su química con Son Ye-jin, quien interpreta a su esposa Mi-ri —solidaria pero con tensiones—, añade profundidad emocional, anclando la sátira en tensiones domésticas con las que es fácil identificarse. El resto del elenco, incluidos los hijos, contribuye a explorar el impacto familiar.

La primera parte de la película es divertida y absurda, casi como los Looney Tunes, con los primeros intentos de asesinato de Man-soo convertidos en fracasos hilarantes. La conciencia de Park sobre lo ridículo del plan hace estas escenas aún más graciosas, mostrando la situación desesperada y patética de Man-soo sin pintarlo como una mala persona. Esto ayuda a que la audiencia simpatize con él, viéndolo más como víctima de un sistema roto que como un villano —algo con lo que muchos se pueden identificar, especialmente quienes han enfrentado inseguridad laboral.

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Sin embargo, el tono cambia en la segunda mitad y, aunque es intencional, no siempre fluye con suavidad. A medida que Man-soo se vuelve más hábil para matar, la película adopta un ambiente más oscuro y de thriller, y la comedia se desvanece, lo que puede sentirse un poco brusco.

A pesar de estos altibajos, el final impacta con fuerza. Transforma el absurdo en una crítica aguda del capitalismo y sus contradicciones. Muestra el talento de Park para la ironía, incluso si el viaje general se siente desigual. El mensaje final es poderoso e inquietante, que invita a reflexionar sobre hasta dónde podría llegar alguien para recuperar su dignidad en un mundo duro e implacable.

Sin Otra Opción es una adición vibrante, si imperfecta, a la filmografía de Park Chan-wook —visualmente impactante y temáticamente audaz, con suficientes risas y reflexiones como para valer la pena.

Se proyecta en Luna Leederville y Luna on SX desde el 15 de enero.
También habrá una proyección al aire libre en Luna el 9 de enero (Evento de Primera Vista), y luego del 15 al 18 de enero.

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