El ayuntamiento de Valladolid mira hacia el futuro y está diseñando un plan de acción para mejorar la integración de los extranjeros en la ciudad del norte.
Esto ocurre en un contexto de creciente sentimiento antiturístico e incluso, en algunos casos, abiertamente antiextranjero en España en los últimos años. Sin embargo, tanto Valladolid como el país en general dependerán cada vez más de la mano de obra migrante para sostener el sistema de pensiones en el futuro.
Un estudio reciente del Banco de España estima que el país necesitará hasta 25 millones de trabajadores inmigrantes más para 2053, con el fin de combatir el envejecimiento demográfico y mantener la proporción entre cotizantes y pensionistas.
Aunque algunos sectores de la sociedad española no comprenden del todo esta tensión, las autoridades vallisoletanas son conscientes y ya están actuando al respecto.
Según informaciones de medios locales, los pronósticos demográficos indican que la ciudad necesitará unos 40.000 inmigrantes para 2040 si quiere mantener sus niveles de población. Ante este reto, Valladolid se prepara para la integración.
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El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, presentó recientemente el “Segundo Plan de Convivencia”, que promueve la “inclusión, igualdad de trato y gestión positiva de la diversidad cultural en la ciudad”.
“Valladolid es una ciudad dinámica y abierta, reflejo de una sociedad cada vez más diversa. En 2019 había 14.700 extranjeros y ahora somos 24.412 en 2024, lo que representa el 8% de la población”, declaró Carnero. La población extranjera ha crecido un 63% en ese periodo.
“La comunidad más numerosa es la colombiana, aunque tenemos residentes de 130 nacionalidades distintas. Esto refleja la diversidad de la ciudad”, añadió. El objetivo es “una ciudad inclusiva, donde personas de distintos origenes convivan en armonía, basada en el respeto y la igualdad entre hombres y mujeres”.
No obstante, Carnero, del Partido Popular, gobierna en coalición con el partido ultraderechista Vox, tradicionalmente duro con la inmigración y que incluso ha pedido deportaciones masivas. Durante la presentación, reconoció que la ciudad ha cambiado de forma “notable” en los últimos años debido a la llegada de migrantes.
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El nuevo plan se estructura en 60 iniciativas y siete ejes principales: acogida e inclusión social, gestión de la diversidad cultural, espacios de convivencia, mediación intercultural, lucha contra la discriminación y sensibilización, liderazgo y cogobernanza, y participación asociativa.
Mediante estas medidas, se fomentará la igualdad de oportunidades, se prevendrán conflictos, se apoyará la inserción laboral, se fortalecerán los lazos comunitarios y se garantizará el acceso equitativo a servicios públicos, adaptándose al cambio demográfico.
El plan también incluye acciones para visibilizar y promover a la comunidad gitana, combatiendo prejuicios y estigmas a través de actividades lúdicas y talleres en entornos educativos y comunitarios.