Quentin Tarantino y su saga épica de venganza *Kill Bill* tenían, como la protagonista vengativa dice constantemente, “asuntos pendientes”. En realidad, Tarantino casi terminó el trabajo de reintegrar los dos volúmenes en una sola película ya en 2006, pocos años después del estreno de *Kill Bill: Vol 2*. Pero aunque esa versión se proyectó en Cannes y después en algunos cines de Tarantino en Los Ángeles, nunca llegó al formato doméstico (aunque hubo copias piratas) ni a un estreno amplio. Eso cambió con el estreno este fin de semana de *Kill Bill: The Whole Bloody Affair*, una versión de cuatro horas y media que llegó a más de 1000 salas en Norteamérica.
Tarantino ya hacía películas largas, la mayoría de su filmografía supera las dos horas y media. Pero a principios de los 2000, *Kill Bill* marcó un cambio para el director, alejándose de sus dramas criminales con toques de humor negro. Tarantino y Uma Thurman, su estrella en *Pulp Fiction*, crearon el personaje de la Novia (en los créditos aparecen como “Q & U”): una ex asesina embarazada que sufre un ataque de su ex jefe y amante (Bill) y sus letales colegas. La Novia sobrevive, entra en coma y al despertar años después busca venganza. Esta es la base de una película que rinde homenaje a las películas de kung fu y explotación de la juventud de Tarantino.
Cuando *Kill Bill* se pasó de presupuesto y se acercaba a las cuatro horas, su productor Harvey Weinstein sugirió dividirla en dos partes. La estrategia funcionó económicamente (recaudaron 330 millones) y los fans esperaban pronto una versión “completa”. Pero no llegó hasta ahora, más de 20 años después.
¿Qué tiene de diferente esta versión ampliada? En algunos casos, no es añadir, sino quitar. Para darle más forma a la versión de dos películas, una revelación importante se movió al final del volumen uno. *The Whole Bloody Affair* incluye un intermedio de 15 minutos, pero elimina el diálogo donde Bill revela que la hija de la Novia está viva. Ahora, el público lo descubre al mismo tiempo que la protagonista. El volumen dos pierde una breve introducción en blanco y negro de Thurman hablando a cámara.
Sin embargo, algunas partes de la primera película se han expandido, sobre todo para mostrar más sangre. El capítulo animado sobre el pasado de O-Ren Ishii tiene una secuencia adicional donde una O-Ren joven pelea con otro asesino. Y la magnífica secuencia de la Casa de las Hojas Azules, donde la Novia se abre paso entre los secuaces de O-Ren, se ha ampliado y ahora es completamente en color. La versión original cambió a blanco y negro para evitar la calificación NC-17. La secuencia gana poder con los colores primarios de Robert Richardson: el amarillo del traje de la Novia, el azul de las luces y, por supuesto, el rojo brillante de la sangre.
La única escena eliminada del DVD del volumen dos (donde vemos a Bill en acción) no se ha recuperado. Pero hay una escena extra no canónica, separada de la película. Después de los créditos, hay un capítulo animado “perdido” donde Yuki, la hermana gemela de la asesina Gogo, busca venganza. Fue hecho para el videojuego *Fortnite*. Ver esta secuencia de acción intrascendente como un anime hubiera estado genial; como una rareza del motor de *Fortnite*, con cameos de personajes del juego, es… peculiar. Ningún fan la considerará esencial. En la proyección que vi, era extraño ver una animación por computadora proyectada desde una copia en celuloide de 70mm.
Este capítulo de *Fortnite*, aunque no encaje bien, es fiel a la naturaleza dispersa de la película más grande y salvaje de Tarantino. Ver la versión de 270 minutos te hace ver que, en términos de trama, lo “importante” de *Kill Bill* podría contarse en 95 minutos. Por diseño, no es uno de sus mejores guiones (la Novia en un momento dice “entropía” cuando quiere decir “atrofia”). Pero el director tenía razón en resistirse a cortarla. Sin las partes más extensas (el origen barroco de O-Ren, la escena con el fabricante de espadas, Elle Driver leyendo datos de serpientes, el monólogo de Bill sobre Superman), la película sería sobre una mujer que tiene cinco peleas. Con todo ese material, trasciende y se convierte en una mezcla brillante entre un set de DJ cinematográfico, varios tipos de cine de explotación y una novela extensa.
De hecho, la película funciona muy bien como dos volúmenes separados, con diferencias de tono que surgieron naturalmente. No necesitas ver *The Whole Bloody Affair* para apreciar *Kill Bill*, aunque la secuencia de la Casa de las Hojas Azules mejora con la sangre extra, y los fans cerca de las proyecciones en 70mm estarán emocionados. Incluso sin eso, es una gran oportunidad para sumergirse en la sensibilidad de Tarantino o, si no te atrae, en la poderosa actuación de Thurman. En la versión más larga, es más fácil apreciar cómo pasa con gracia de las demandas físicas al encanto de estrella y a la emocionalidad cruda cuando la maternidad la desestabiliza y le da un mayor propósito. Algunos encuentran al Tarantino posterior demasiado arcaico y autorreferencial, empezando por esta indulgencia de cuatro horas. Pero es difícil no tomarse la película en serio, incluso en sus momentos más tontos, cuando la Novia está en pantalla. Más que cualquier retoque, es la plenitud de la actuación de Thurman lo que convierte *Kill Bill* en una épica genuina.