Se observa un día de luto en Kyiv después de que el segundo mayor ataque aéreo ruso de la guerra hasta ahora matara al menos a 23 personas, incluyendo cuatro niños, y hiriera a docenas más.
El alcalde de la ciudad, Vitaly Klitschko, dijo que era para honrar a los muertos, mientras continúa un esfuerzo masivo de recuperación en el bloque de apartamentos de cinco pisos donde 22 de las 23 personas murieron.
El ataque ha sido ampliamente condenado. La Casa Blanca dijo que el presidente Donald Trump no estaba “feliz” pero no sorprendido, mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que Rusia “no se detendrá ante nada para aterrorizar a Ucrania”.
Mientras tanto, los ministros de defensa de la UE se reúnen en Copenhague, Dinamarca, para discutir el apoyo para Ucrania.
Los ataques con drones y misiles también dañaron la misión diplomática de la UE y el edificio del British Council en el centro de Kyiv.
Al dirigirse a la reunión del viernes, la ministra de Defensa de Lituania, Dovilė Šakalienė, dijo que el presidente ruso Vladimir Putin estaba “comprando tiempo barato para matar a más personas”.
“Las esperanzas de posibles negociaciones de paz son al menos ingenuas cuando miramos lo que está pasando en Ucrania y lo que acaba de pasar [el jueves]”, añadió.
El ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur, dijo que la mejor garantía de seguridad para Ucrania sería su membresía en la OTAN.
El viernes, el gobierno sueco convocó a su embajador ruso para protestar por los continuos ataques a ciudades y civiles ucranianos, siguiendo una acción similar del Reino Unido el jueves.
Durante la noche del jueves al viernes hubo menos combates, aunque tanto Rusia como Ucrania reportaron derribar docenas de drones.
El jefe regional de Kharkiv, Oleh Syniehubov, dijo que cinco asentamientos en su región habían sido atacados, con una persona muerta en Kupyansk.
El ejército ucraniano dijo que había realizado ataques nocturnos contra una instalación en la región rusa de Bryansk que, según dijo, era responsable de bombear combustible para abastecer el esfuerzo de guerra de Moscú.
Trump había esperado organizar una cumbre con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y Putin para poner fin a la guerra, pero esos esfuerzos desde entonces se han estancado.
Hablando después del ataque del jueves, Zelensky dijo que Moscú había elegido “la balística en lugar de la mesa de negociaciones”, y reiteró la necesidad de “nuevas y duras sanciones” contra Rusia.
Tras una reunión con el presidente francés Emmanuel Macron el jueves, el canciller alemán Friedrich Merz dijo que ahora parecía improbable que se llevara a cabo una reunión entre Putin y Zelensky.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, dijo a periodistas el viernes que las propuestas occidentales actuales para una garantía de seguridad arriesgaban convertir a Ucrania en lo que llamó un “provocador” en la frontera de Rusia.