El Picanto arranca una sonrisa al conductor. Crédito: Kia
Los coches pequeños de ciudadd parecen una especie en peligro de extinción hoy en día, los SUV dominan los concesionarios, pero existen algunas excepciones y una de ellas es el Picanto de Kia. Figura en los folletos de venta desde 2004 y sigue siendo uno de los utilitarios más populares. La gama comienza en unos módicos, para los estándares actuales, 19.362 €, e incluye de serie control de crucero, espejos retrovisores calefactables y regulables, Apple Car Play y Android Auto, navegación, luces automáticas, TPMS y cámara de marcha atrás con sensores.
La línea de tres modelos del Picanto comienza con la versión Pure, seguida por la GT Line y la GT Line S. Su motorización es un propulsor de gasolina de tres cilindros y 1.0 litros, disponible con una caja de cambios manual de cinco velocidades o automática de cinco velocidades.
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A pesar de su tamaño reducido, es sorprendente lo espacioso que resulta en su interior; no me malinterpretes, no vas a poder cargar el equipaje para cuatro personas en unas vacaciones de campin de una semana. Sin embargo, a menos que tengas piernas muy largas y mucho equipaje, te llevarás una grata sorpresa. Aunque incorpora bastante plástico duro, el interior ofrece un aspecto y una sensación bastante decentes y no parece una opción barata.
Mi modelo tope de gama GT-Line S es un automóvil fantásticamente equipado con asientos calefactables, volante calefactable, luces automáticas con asistencia de carretera, techo solar eléctrico de cristal abatible y corredizo, climatizador automático, tapicería de ecuir sintético, entrada y arranque sin llave, cristales tintados traseros, carga inalámbrica para móvil… la lista es interminable.
En carretera, el Picanto cuenta con el habitual repertorio de pitidos y avisos acústicos para casi cualquier acción del conductor, algo común en todos los coches nuevos sin importar el fabricante. La suspension es buena y la visibilidad excelente, y el poder ver las cuatro esquinas del vehículo facilita enormemente las maniobras en espacios reducidos.
Es un coche que puede ser tremendamente divertido, sin duda tiene carácter, pero el motor es su punto flaco. Si utilizas el Picanto para circular por ciudad, propósito para el que, seamos justos, fue diseñado, disfrutarás plenamente de la conducción. Sin embargo, ante la más mínima pendiente o si necesitas un plus de velocidad para incorporarte a una vía rápida, tendrás que exprimir mucho la caja de cambios. El precio de mi modelo GT-Line S, de 22.667 €, también supone un posible obstáculo si se compara con algunos de sus competidores.
Dicho todo esto, el Picanto logra algo que pocos coches ‘normales’ consiguen: arrancar una sonrisa al conductor.
