A mediados de los 2010s, la música pop cambió. Los artistas más grandes dejaron de lanzar canciones genéricas diseñadas por estudios de mercado y empezaron a crear álbumes más personales y experimentales. Discos como Anti de Rihanna, Lemonade de Beyoncé o Joanne de Lady Gaga demostraban sus gustos e intereses, aunque algunos fueran un poco pretenciosos (como Miley Cyrus & Her Dead Petz, que, bueno, no a todos les gusta tanto).
El arte de Swag
Con su cuarto álbum, Purpose, Justin Bieber se acercó a ese cambio. Usando el sonido tropical house, colaborando con Skrillex y buscando un estilo más maduro, dejó atrás su imagen de ídolo adolescente. Pero Purpose seguía siendo un disco lleno de éxitos comerciales.
Ahora, después de algunos trabajos más genéricos (como Justice en 2021), Bieber lanzó Swag, su séptimo álbum. All I Can Take, el primer tema, mezcla R&B de los 80 con sintetizadores nostálgicos, y ese estilo se mantiene en todo el disco gracias a un gran equipo de producción.
Justin Bieber: Dadz Love ft. Lil B – video
Canciones como Butterflies o Too Long usan melismas y sintetizadores brillantes, mientras que Daisies y Zuma House añaden guitarras y percusión. Dadz Love, con Lil B, junta coros góspel y beats difusos, creando algo hermoso.
El sonido es inteligente y nostálgico, sin buscar hits obvios. Pero las letras… no son tan buenas. Dadz Love repite su título hasta el cansancio, y las canciones de amor para su esposa Hailey son demasiado clichés. Peor aún son los monólogos hablados, donde Bieber se queja de que la gente critica sus redes sociales o le dicen que, aunque sea blanco, "tiene alma negra".
Estos momentos incómodos muestran a un Bieber queriendo cambiar su imagen, pero sus letras no profundizan en nada. Swag tiene momentos brillantes, pero no es la obra maestra que esperábamos.