Jurassic World Rebirth llega a la pantalla con el caos lleno de dinosaurios que los fans de la saga esperan, ofreciendo una aventura visualmente impresionante y muy divertida. Dirigida por Gareth Edwards, conocido por Godzilla y Rogue One, esta séptima entrega intenta dejar atrás el desequilibrio de Jurassic World Dominion. Con un nuevo reparto liderado por Scarlett Johansson, Mahershala Ali y Jonathan Bailey, la película cuenta una historia independiente cinco años después de los eventos anteriores. La trama es simple: un equipo de mercenarios y científicos viaja a una remota isla ecuatorial para extraer ADN de tres criaturas prehistóricas gigantes con fines médicos. Lo que sigue es una emocionante, aunque predecible, aventura que destaca por sus efectos visuales pero decepciona con un guión flojo. Para mí, fue muy entretenida, pero me dejó con ganas de más profundidad en la historia.
Los efectos visuales de Rebirth son espectaculares, demostrando la habilidad de Edwards para crear criaturas gigantes. Los dinosaurios, como el Mosasaurus acuático o el Titanosaurus, están increíblemente detallados, combinando CGI y efectos prácticos. Una escena memorable es una persecución en un río con un T-Rex, donde bengalas rojas iluminan el cielo nocturno. El cinematógrafo John Mathieson (Gladiator, Logan) mejora estas secuencias con tomas doradas y paisajes selváticos que hacen que la isla parezca viva y peligrosa.
El reparto es otro punto fuerte. Scarlett Johansson interpreta a Zora Bennett, una experta en operaciones encubiertas con algo de estrés postraumático, dando un toque de dureza al equipo. Jonathan Bailey, como el paleontólogo Dr. Henry Loomis, roba escenas con su encanto friki y su fascinación por los dinosaurios.
Donde Rebirth falla es en su historia, que repite los clichés de la saga. La trama gira en torno a una farmacéutica que busca ADN de dinosaurios para crear una medicina milagrosa, un tema ya visto en películas anteriores. El guionista David Koepp (Jurassic Park, The Lost World) escribe un texto funcional pero sin la chispa de antes. Hay corporaciones corruptas, islas peligrosas y personajes estereotipados, como el guardia arrogante que termina devorado. Una fórmula que funcionaba en 1993 pero que en 2025 se siente repetitiva, especialmente cuando no profundiza en dilemas éticos como la patente de avances médicos.
El intento de innovar con dinosaurios mutantes, como el Distortus rex de seis patas, es irregular. Aunque añaden peligro, parece un intento desesperado por sorprender. Algunos críticos han dicho que Rebirth es un "requel" que quiere reiniciar la saga sin soltar el molde original. Es como si los cineastas se preocuparan más por mantener viva la franquicia que por hacer algo nuevo.
A pesar de sus fallos, Rebirth cumple en acción y suspenso. Edwards demuestra por qué es un director clave para películas de monstruos. Una escena en el mar, donde el equipo se enfrenta al Mosasaurus, recuerda a la tensión de Jaws. También hay una persecución en la jungla inspirada en la novela original, con personajes huyendo de un T-Rex. Estos momentos capturan el miedo y emoción que hicieron de Jurassic Park un clásico.
Para fans antiguos, Rebirth incluye guiños nostálgicos, como las bengalas rojas o referencias a escenas icónicas. En resumen, Jurassic World Rebirth es una entrega divertida y visualmente impresionante, pero su historia repetitiva le impide ser grande. La dirección de Edwards y el reparto la hacen entretenida, pero es más segura que innovadora. Para fans como yo, es un viaje emocionante, aunque no deja huella.
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