El cuarenta por ciento del territorio español se encuentra en proceso de desertificación a causa de la actividad humana, ya sea por la agricultura, la ganadería o el turismo. Los datos sitúan a las Islas Baleares al borde del colapso ecólogico, con un 85% de su superficie encaminandose hacia la desertización. Así se desprende del primer atlas sobre este fenómeno elaborado por varias decenas de científicos de universidades y centros pertenecientes al CSIC, con el objetivo de proporcionar un documento de utilidad para los responsables políticos del país.
Según cifras de 2020, las principales zonas afectadas por la desertificación se localizan en el sureste peninsular, la meseta de La Mancha, el sur de Extremadura, las comarcas vitivinícolas de Castilla y León y La Rioja, así como los archipiélagos Canario y Balear, el valle del Ebro y parte del Guadalquivir.
El «Atlas de la Desertificación en España» (ATLAS) está disponible en la web y fué presentado este jueves en Alicante por los coordinadores del proyecto, Jaime Martínez Valderrama, científico de la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC, y el catedrático Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. El objetivo principal ha sido la elaboración de mapas de degradación y desertificación en España, utilizando un algoritmo de Random Forest con indicios de deterioro en aguas subterráneas, humedales, estado del suelo e indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los resultados obtenidos indican que la degradación abarca el 43,35% del territorio español y que la desertificación afecta al 60,94% de las zonas áridas, lo que supone un total de 206.203 de los poco más de medio millón de kilómetros cuadrados del país. En el caso de la Comunidad Valenciana, la provincia de Alicante cuenta con 5.796 km², de los cuales 4.641 son territorio árido y un 98,9% es susceptible de desertificación; en Valencia las cifras son 10.801, 10.029 y 81,9%; y en Castellón, 6.617, 5.011 y 57,3% respectivamente.
Olcina explicó que este proyecto cuenta con el respaldo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por la UE, y viene a cubrir un vacío existente. Confía en que los 66 mapas diseñados sobre clima, agua, suelo, cubierta forestal, biodiversidad y sociedad española, todos ellos factores vinculados a la desertificación, sean una herramienta útil para que los políticos tomen decisiones en materia de «cambio climático, gestión forestal y gestión del agua».
Martínez Valderrama señaló que cuatro de cada cinco españoles residen en zonas áridas, muchos atraídos por condiciones climáticas en teoría más benignas, y recalcó la importancia de la gestión hídrica, un recurso que, recordó, es la causa fundamental de alrededor de cincuenta conflictos internacionales entre países de los cinco continentes. Para los expertos, la solución a los problemas hídricos del país no es sencilla ni uniforme, sino multidisciplinar y basada en la combinación de la reutilización de aguas residuales, la mejora de las redes de abastecimiento para evitar pérdidas, la desalación y los trasvases.
Una de las medidas propuestas para paliar la sobreexplotación de los acuíferos es reutilizar los 4.000 hectómetros cúbicos de agua consumidos en los núcleos urbanos, de los cuales solo se reaprovechan 500, es decir, un 12%.
En base a estas variables de clima, agua, suelo, cubierta forestal, biodiversidad y factores sociales, el 99,8% del territorio de la Región de Murcia es zona árida, seguida de Canarias (92,7), Castilla-La Mancha (90,5), Baleares (85,4) y la Comunidad Valenciana (84,4). En el extremo opuesto de la escala se encuentran Cantabria, Galicia y Asturias, con cero kilómetros cuadrados de tierra árida.