El presidente Donald Trump otorgó el indulto a George Santos el viernes por la noche. Santos es conocido por sus mentiras sobre su biografía y el mal uso de fondos de campaña, lo cual salió a la luz después de que ganó un escaño en el Congreso por Nueva York y finalmente lo llevó a la cárcel.
Santos había cumplido menos de tres meses de una condena de siete años por fraude electrónico y robo de identidad cuando Trump anunció en una publicación en redes sociales que conmutaría el resto de la sentencia.
El presidente citó el apoyo político del ex legislador de Nueva York en el anuncio.
“George Santos era un poco ‘rebelde’, pero hay muchos rebeldes en nuestro país que no están obligados a cumplir siete años en prisión”, escribió Trump en la publicación. “George ha estado en confinamiento solitario durante largos períodos y, por lo que se dice, ha sido tratado horrible. Por lo tanto, acabo de firmar una conmutación, liberando a George Santos de la prisión, INMEDIATAMENTE”.
Al imponer la sentencia de prisión en abril, la jueza federal Joanna Seybert condenó el “robo flagrante” de Santos, describiéndolo como “un estafador arrogante que habla por los dos lados de la boca”. El ex legislador lloró cuando se anunció la sentencia, diciendo a la corte: “Traicioné la confianza depositada en mí por los votantes, donantes, colegas y esta corte”.
Sus crímenes abarcaron una variedad de actividades fraudulentas. Admitió que utilizó su aparato de recaudación de fondos de campaña para beneficio personal y admitió enviar informes falsos a la FEC durante su candidatura al Congreso. También admitió haber robado la identidad personal y la información financiera de donantes de campaña mayores y con deterioro cognitivo.
Admitió robar a donantes convenciéndolos de contribuir con dinero a una empresa que afirmó era una organización de bienestar social o un super PAC, y luego usar sus contribuciones para alojarse en el Venetian Hotel en Las Vegas, comprar en Hermès, Louis Vuitton y Brooks Brothers, pagar sus tarjetas de crédito y regalarse miles de dólares en efectivo.
Pero quizás Santos fue más conocido por las numerosas mentiras que contó sobre su formación académica y antecedentes profesionales, muchas de las cuales fueron reveladas por la investigación criminal y una investigación congresional separada. También promovió otras falsedades, incluso que su madre murió en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Santos había solicitado repetidamente el indulto a Trump desde la reelección del presidente el año pasado. Después de presentarse a prisión, la representante Marjorie Taylor Greene envió una carta al Departamento de Justicia para solicitar formalmente que la sentencia de Santos fuera conmutada.
En su publicación en redes sociales, Trump comparó las acciones de Santos con las del senador demócrata Richard Blumenthal, un crítico de la administración que ha admitido que falseó su servicio militar varias veces, sugiriendo que había servido en Vietnam durante la guerra cuando, en realidad, estaba estacionado en EE.UU.
“Esto es mucho peor de lo que hizo George Santos, y al menos Santos tuvo el Valor, la Convicción y la Inteligencia para ¡SEMPRE VOTAR REPUBLICANO!”, dijo Trump sobre las declaraciones de Blumenthal.
Algunos republicanos de Nueva York criticaron la decisión del presidente. El representante Nick LaLota dijo que los crímenes de Santos “merecen más de una sentencia de tres meses” en una declaración en X. El representante Andrew Garbarino, quien formó parte del comité de ética de la Cámara que investigó a Santos, dijo que la corta sentencia de Santos “no es justicia”.
“El Presidente tiene la discreción de conmutar sentencias para personas condenadas por crímenes federales. En este caso, Santos se declaró culpable voluntariamente de estos crímenes y luego se quejó de tener que cumplir su condena”, dijo Garbarino en un comunicado. “Las víctimas de sus crímenes aún no han sido compensadas, incluyendo las personas a las que robó y los votantes a los que defraudó. No ha mostrado arrepentimiento. Los menos de tres meses que pasó en prisión no son justicia”.
Meredith Lee Hill contribuyó a este artículo.