Indiana Jones Renace Como Buitre Barbudo

Siglos de historia humana han quedado suspendidos en el tiempo en el interior de los elevados nidos del quebrantahuesos, el raptor más amenazado de Europa, revelando un sorprendente archivo de artefactos ancestrales transportados por las propias aves.

Un equipo de investigación español, que excavaba doce nidos ancestrales en los escarpados acantilados del sur de España, descubrió 2.483 restos preservados en un estudio recientemente publicado en la revista Ecology. Entre ellos: 2.117 huesos animales, 86 pezuñas, 72 fragmentos de cuero, 43 trozos de cáscara de huevo y 226 objetos de factura humana, algunos datados con más de 650 años de antigüedad mediante análisis de carbono-14.

«Estos nidos han funcionado como museos naturales», escribieron los autores, quienes atribuyeron la conservación de objetos frágiles a los emplazamientos estables en cuevas y los microclimas áridos. Entre estos se cuentan una sandalia de 674 años llamada agobía, una piel de oveja pintada con ocre de 651 años, una honda de esparto, fragmentos de una cesta de hace 151 años e incluso una lanza de madera.

Los quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), expertos trituradores de huesos, trasladaron estos tesoros, junto con restos de ungulados de su dieta, a lo largo de generaciones, desvelando relatos ecológicos y etnográficos. Los artefactos constituyen una instantánea de la vida pastoril mediterránea: pastores confeccionando cuerdas, cestos y calzado a partir de plantas autóctonas.

Mediante excavaciones estratigráficas, datación por radiocarbono y pruebas proteómicas, los investigadores reconstuyeron una cronología de la coexistencia entre humanos y buitres a través de Castilla-La Mancha y Andalucía. Con solo 309 parejas reproductoras en todo el continente (144 en los Pirineos), estos hallazgos poseen una urgente relevancia para la conservación.

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Futuros análisis de polen y ramas podrían refinar las historias ambientales, propiciando colaboraciones entre ecólogos, arqueólogos e historiadores para ayudar en los esfuerzos de restauración del hábitat y la reintroducción de la especie.

Como señaló un investigador, estas «cápsulas del tiempo accidentales» no solo crónican el pasado, sino que también trazan un camino para salvar a los buitres, y a las historias que atesoran, de una desaparición definitiva.