Por Luiz Fernando Toledo y Carol Castro, BBC News Brasil, Río de Janeiro
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La policía arrestó a muchos presuntos miembros de la banda, pero el líder permanece fugitivo.
Nuevos detalles que han surgido después de la operación policial más mortal de Brasil están generando dudas sobre si la redada realmente golpeó el corazón de uno de los grupos criminales más poderosos del país, que era su objetivo principal.
Ciento veintiuna personas, entre ellas cuatro policías, murieron en la operación del 28 de octubre en Río de Janeiro.
El gobernador del estado de Río de Janeiro, Cláudio Castro, describió la operación como "un éxito", publicando una foto que mostraba los más de 100 rifles incautados por la policía.
Pero grupos de derechos humanos han criticado fuertemente a las fuerzas de seguridad, señalando el alto número de muertos y lo que han descrito como la "brutalidad" de sus acciones.
La operación fue la más grande jamás realizada por las fuerzas de seguridad de Río y desplegó a 2,500 oficiales en los barrios de Alemão y Penha.
El objetivo era el grupo criminal Comando Vermelho (Comando Rojo), que controla esta zona de nueve millones de metros cuadrados.
Reuters
Unos 2,500 oficiales fueron desplegados en las densamente pobladas zonas de Penha y Alemão.
El secretario de seguridad pública de Río, Victor dos Santos, le dijo a Reuters que el objetivo de la operación era ejecutar numerosas órdenes de arresto emitidas por los fiscales.
Pero cuando BBC Brasil comparó la lista de fallecidos publicada por la policía con los 68 nombres en la lista de sospechosos proporcionada por los fiscales, descubrió que ninguno coincidía.
Los medios locales también han señalado que, aunque se arrestaron a muchos sospechosos durante la redada, el hombre considerado el líder más poderoso de la banda, Edgar Alves de Andrade, también conocido como Doca, no estaba entre ellos.
"Los primeros informes decían que el objetivo de la operación era capturar a líderes de alto rango del Comando Vermelho (CV)", le dijo a BBC Brasil Carlos Schmidt-Padilla, profesor de políticas públicas de la Universidad de California, Berkeley. "Según esa métrica, es justo decir que la operación fracasó."
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La policía exhibió algunas de las armas incautadas durante la redada.
En una audiencia en el Senado, el subsecretario de inteligencia de la policía militar de Río declaró que el impacto de la redada para desmantelar al Comando Vermelho fue "insignificante".
Los residentes de Alemão y Penha también le han dicho a la BBC que la operación ha hecho poco para aflojar el fuerte control que el CV tiene sobre sus favelas.
Cómo las bandas de Río gobiernan a través del miedo y el control
Ellos dijeron que su vida diaria apenas ha cambiado desde la megaoperación, describiendo que vieron a hombres armados recorriendo la comunidad al día siguiente, incluso cuando todavía se removían los cuerpos de los fallecidos.
El Comando Vermelho (CV) y grupos similares imponen reglas estrictas en las áreas que controlan.
Estas empresas criminales han ido más allá de la venta de drogas y ahora tienen el monopolio del suministro de gas, televisión por cable, internet y transporte.
Los residentes reportan que les cobran de más por los cilindros de gas, a menudo teniendo que pagar un tercio más que en zonas no controladas por bandas.
Las reglas impuestas por los miembros de la banda afectan la vida cotidiana.
Como el CV ha prohibido la entrada de autos de aplicaciones de transporte a las favelas, los locales están restringidos a usar mototaxis y furgonetas que han sido autorizadas por las bandas para operar allí.
Incluso la ropa de las personas es vigilada por la banda. En 2020, a los residentes de Penha se les dijo que no usaran camisetas del Chelsea.
En ese momento, las camisetas estaban patrocinadas por la empresa británica de telecomunicaciones Three, pero a los miembros del CV no les gustaba que el número se mostrara prominentemente porque les recordaba a una banda rival que tenía el número tres en su nombre: Terceiro Comando Puro (Comando Tercero Puro).
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Miembros del CV ordenaron a los locales no usar camisetas del Chelsea.
Los castigos por lo que se considera transgresiones son extremadamente duros. Ser atrapado robando puede significar perder una mano o ser quemado vivo.
Los miembros de la banda "juzgan" casos de violencia doméstica y los que son declarados culpables son golpeados o incluso ejecutados.
Se prohíbe a los residentes tener relaciones con miembros de facciones rivales o con oficiales de policía.
También saben que no deben fotografiar o filmar puntos de venta de drogas o a ninguno de los hombres armados que circulan por su comunidad.
Pero con el uso de teléfonos móviles siendo tan común, incluso bandas tan poderosas como el Comando Vermelho tienen dificultades para controlar lo que se publica en línea.
En Rocinha, una favela bajo control del CV, los miembros de la banda prometieron matar a quienes filtraron un video del 2020 que mostraba a un líder del CV rodeado de rifles y ametralladoras.
Cuando alguien insiste en "causar problemas", el grupo a menudo recurre a agresiones y torturas.
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Un grafiti en una pared dice en portugués "Prohibido robar, CV".
Los archivos de investigación policial sobre el Comando Vermelho, vistos por la BBC, contienen imágenes perturbadoras.
Una muestra a una mujer sumergida forzosamente en un baño de hielo, acompañada de un texto que la acusa de ser "agresiva" y "causar problemas".
Los informes de creciente violencia y la expansión del control territorial por parte del Comando Vermelho formaron la base de la denuncia presentada por la Fiscalía de Río que llevó a la masiva operación policial del 28 de octubre.
Y aunque grupos de derechos humanos la calificaron de "masacre" y cuestionaron su efectividad, el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, ha anunciado que seguirán más operaciones contra el crimen organizado.
Una encuesta de AtlasIntel sugiere que la aprobación de Castro ha aumentado desde la redada, y con un 47% ahora es más alta que la del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
El presidente Lula, por su parte, ha anunciado que el gobierno federal lanzará una investigación sobre la redada.
Pero en una publicación en Instagram el 11 de noviembre, el gobernador Castro dijo que "no se echará atrás".
"Los ciudadanos honestos no aguantan más. Río ha contraatacado, y todo Brasil lucha con nosotros."