Identificación del consumo de alcohol como un factor de riesgo para el cáncer.

El cáncer es una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos. Según el Instituto Nacional del Cáncer, se estima que se diagnosticarán 2,001,140 nuevos casos durante todo el año 2024, y que 611,720 personas morirán a causa de la enfermedad. Los cánceres más comunes incluyen el de mama, pulmón, próstata, colon, melanoma y hígado.

Las causas del cáncer son multifactoriales, pero ciertos ejemplos pueden aumentar significativamente tu riesgo. Por ejemplo, fumar cigarrillos y la obesidad han sido relacionados con el cáncer desde hace tiempo. Sin embargo, el alcohol es otro ejemplo que merece ser discutido, ya que creo que este tema no se explora lo suficiente.

La ingesta excesiva de alcohol pone en peligro tu salud.

El 11 de julio de 2024, la revista CA: A Cancer Journal for Clinicians publicó un estudio que investigaba factores de riesgo modificables que pueden llevar al cáncer. Los principales ejemplos que identificaron incluyen el tabaquismo y la obesidad. Otro factor modificable líder fue el consumo de alcohol.

El alcohol es una de las drogas más consumidas en los EE. UU. Se clasifica como tal porque se considera un depresor del sistema nervioso central psicotrópico. Esto significa que el alcohol puede afectar tu cognición y emociones. Aunque el alcohol (junto con el tabaco) es legal, no está bajo la Ley de Sustancias Controladas. En cambio, su producción y venta están reguladas por la Oficina de Impuestos y Comercio de Alcohol y Tabaco.

En una encuesta de 2022 compilada por el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA), 221.3 millones de personas de 12 años o más informaron que habían bebido alcohol en algún momento de sus vidas. Sin embargo, lo más preocupante son las estadísticas sobre un consumo más fuerte. La encuesta señaló que 61.2 millones de personas de 12 años o más informaron haber bebido en exceso en el último mes, y 16.1 millones de personas de 12 años o más admitieron un consumo excesivo de alcohol.

Aunque el consumo de alcohol puede parecer una parte normal de la sociedad, beber crónicamente puede llevar a enfermedades, específicamente el cáncer. Según los autores del estudio:

“El consumo de alcohol fue el cuarto mayor contribuyente a todos los casos de cáncer en hombres (4.7%; 42,400 casos) y el tercer mayor contribuyente en mujeres (6.2%; 54,330). Aproximadamente la mitad de los cánceres de cavidad oral (49.9%; 10,350) y faringeos (44.6%; 6460) en hombres y una cuarta parte de los cánceres de cavidad oral (25.1%; 2600), esofágicos (24.2%; 1000), y faríngeos (22.5%, 760) en mujeres fueron atribuibles al consumo de alcohol.

Sin embargo, el cáncer de mama en mujeres tuvo el mayor número de casos atribuibles (44,180 casos), seguido del cáncer colorrectal en hombres (13,850) y mujeres (4630). Las proporciones de casos atribuibles al consumo de alcohol por tipo de cáncer fueron más altas en hombres que en mujeres, excepto para el cáncer esofágico.”

Los investigadores concluyeron su estudio enfatizando el impacto de adoptar un estilo de vida más saludable para reducir el riesgo de cáncer. Según su análisis, alrededor del 40% de todos los casos de cáncer y la mitad de todas las muertes registradas fueron atribuidas a los factores de riesgo modificables mencionados en el estudio. Estos también incluyen la inactividad física, las elecciones dietéticas (consumo bajo de frutas y verduras) y las infecciones crónicas.

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Cómo el Alcohol Puede Causar Cáncer

Según un estudio publicado en Epidemiología del Cáncer, Biomarcadores y Prevención, “Las bebidas alcohólicas son cancerígenas para los humanos.” El consumo crónico puede llevar a la cirrosis hepática, que es un factor de riesgo conocido del cáncer de hígado. Los investigadores señalan el contenido de etanol en estas bebidas como el culpable, causando cambios negativos en los procesos biológicos de tu cuerpo. Áreas afectadas incluyen la reparación del ADN, la función inmunológica y la regulación de las hormonas sexuales.

Profundizando en los mecanismos, un estudio publicado en Nutrientes señaló que una vez que se consume etanol, se convierte en acetaldehído, que “es altamente reactivo hacia el ADN y tiene varias propiedades cancerígenas y genotóxicas.” Como en el estudio mencionado anteriormente, los investigadores notaron que el acetaldehído puede obstaculizar la función del ADN, causando mutaciones y roturas de doble cadena. Además, el acetaldehído se une al glutatión y obstaculiza sus efectos protectores.

El etanol también ha sido vinculado a una mayor inducción de estrés oxidativo en el cuerpo, y este proceso es reconocido como un punto de inicio para el desarrollo del cáncer. Una forma en que produce estrés oxidativo es aumentando la actividad de CYP2E1 en tu sistema, que produce grandes cantidades de especies reactivas de oxígeno (ROS).

El etanol también produce ROS en otras vías, como la cadena respiratoria mitocondrial. Una vez que se produce suficiente ROS, puede llevar a la peroxidación de lípidos, que es altamente mutagénica, suprimiendo varios genes relacionados con la supresión de tumores. El consumo de alcohol también aumenta la inflamación, lo que, a su vez, aumenta el riesgo de cáncer. Los autores resumen este proceso específico de manera sucinta a continuación:

“El consumo crónico de alcohol puede reclutar células blancas específicas (monocitos y macrófagos) al microambiente tumoral.

Estas células blancas producen citoquinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral α (TNF-α) y las interleuquinas IL-1, IL-6 y IL-8, que activan enzimas generadoras de oxidantes que conducen a la formación de ROS aguas abajo. NF-κB también se activa por estas citoquinas, estimulando enzimas que producen más ROS.

Además de su participación en las vías aguas abajo de la producción de ROS, se postula que IL-8 contribuye a la acumulación adicional de células blancas (neutrófilos, específicamente) en el hígado que lleva a la inflamación aguda. Se han encontrado niveles elevados de IL-8 en pacientes con lesiones hepáticas agudas como la hepatitis alcohólica.”

El Alcohol Puede Abrir un Pasaje en tu Intestino para el Cáncer

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Tu microbioma intestinal juega un papel enorme en la prevención y el manejo de tu salud. Si no está en óptimas condiciones, tu riesgo de enfermedad aumenta. En un estudio publicado en 2021, los investigadores enfatizaron que la inflamación crónica inducida por el microbioma puede influir en el desarrollo de enfermedades hepáticas. Como puedes imaginar, el alcohol es uno de los disruptores del microbioma intestinal.

Según un informe del New York Times, los bebedores crónicos de alcohol a menudo tienen disbiosis intestinal, que es un desequilibrio de probióticos y bacterias patógenas en el intestino. Como resultado, existe un mayor riesgo de desarrollar inflamación. Además, los bebedores empedernidos tienen intestinos permeables, lo que aumenta el riesgo de que las toxinas entren en su torrente sanguíneo y terminen en el hígado. Por otro lado, aquellos que beben con menos frecuencia tienden a tener una flora intestinal más diversa.

Cuando las bacterias patógenas en tu intestino superan a los probióticos, tu salud intestinal se ve afectada, aumentando tu riesgo de cáncer. En un estudio publicado en la Revista India de Investigación Médica, los tumores pueden formarse debido a la forma en que las bacterias patógenas pueden reestructurar su entorno alrededor de las células huésped.

A medida que tu sistema inmunológico intenta combatir la infección, la inflamación causada en el proceso desencadena daño al ADN, promoviendo así una mayor proliferación celular. Además, el daño a la barrera epitelial en tus intestinos es infiltrado por células inmunológicas. Cuando estas encuentran el tumor, se producen citoquinas proinflamatorias, que promueven la inflamación crónica que crea un ambiente favorable para el crecimiento del tumor.

El Ejercicio Puede Ayudar a Combatir los Efectos del Alcohol

Afortunadamente, puedes mitigar el daño y reparar tu cuerpo causado por el alcohol. Una de las estrategias más simples que puedes implementar de inmediato es hacer ejercicio regularmente.

En un metaanálisis que involucró 61 estudios, los investigadores señalaron que el ejercicio no solo ayuda a mejorar la condición física, sino que también puede ayudar a reducir el consumo de alcohol, convirtiéndose en un tratamiento efectivo para pacientes diagnosticados con trastorno por consumo de alcohol.

¿Cómo puede el ejercicio ayudar a reducir el consumo de alcohol? Hay varias respuestas a esta pregunta. En un estudio publicado en Drug and Alcohol Review, los participantes señalaron que bebían menos cuando hacían ejercicio porque la intervención se centraba más en la actividad física en sí misma que en abordar el problema aprendiendo a dejar de beber.

Además, el ejercicio mejoraba su estado de ánimo, lo que los hacía menos propensos a consumir menos alcohol. También notaron una mejora en la condición física, el peso corporal y la reducción del dolor, lo que les servía de inspiración para seguir haciendo más ejercicio.

Recomiendo que realices ejercicio de intensidad moderada, que se define vagamente como ejercitarte hasta el punto en el que estés ligeramente cansado pero aún puedas mantener una conversación con alguien. Ejemplos incluyen jardinería, caminar, andar en bicicleta por tu vecindario, yoga, natación casual y pickleball.

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En mi entrevista con el cardiólogo James O’Keefe, señaló que el ejercicio de intensidad moderada no se puede exagerar, y que también mejora la mortalidad por todas las causas mejor que el ejercicio vigoroso. A partir de su investigación, observó que las cantidades excesivas de ejercicio de alto volumen no aportan beneficios adicionales en comparación con aquellos que hacían ejercicio con una intensidad moderada.

Apoya la Salud de tu Hígado para Reducir el Daño del Alcohol

La mejor manera de proteger tu salud de enfermedades relacionadas con el alcohol es dejar de beber estas bebidas en primer lugar. Pero, si absolutamente debes tomar una copa, hazlo de manera responsable y limita tu consumo. También es importante recordar estas estrategias para ayudar a proteger tu hígado del daño del alcohol:

• Suplementación con tiamina (vitamina B1) – Generalmente se recomienda a personas que luchan contra el abuso y la adicción al alcohol. Esto se debe a que el alcohol reduce la absorción de tiamina en tu tracto gastrointestinal, y en algunos casos, tu cuerpo pierde demasiado.

De cualquier manera, una deficiencia de tiamina puede eventualmente causar síntomas como fatiga, pérdida de peso, trastornos emocionales y náuseas. La deficiencia crónica puede llevar a complicaciones como el beriberi y el síndrome de Wernicke-Korsakoff.

• Suplementación con N-acetilcisteína (NAC) – Esto puede ayudar a “pre-desintoxicar” tu cuerpo cuando se toma antes del alcohol, minimizando así el daño causado por beber. El NAC es una forma del aminoácido cisteína, que además de aumentar la glutatión, también reduce la toxicidad del acetaldehído que resulta en resaca.

• Beber café regularmente – El café puede tener un efecto protector contra el CCH (carcinoma hepatocelular), una forma grave de cáncer de hígado. Según un estudio de 2022, la cafeína inhibe el inflamasoma NLRP3, y beber dos tazas adicionales al día reduce el riesgo en un 35%.

Pero no bebas café indiscriminadamente: el consumo alto de cafeína puede causar dolores de cabeza, ataques de pánico y ansiedad. También pueden desarrollarse palpitaciones, problemas para dormir y temblores. Escucha a tu cuerpo y modera tu consumo.

• Cardo mariano – Esta hierba antigua ha sido valorada durante miles de años para ayudar a apoyar la salud del hígado, los riñones y la vesícula biliar. Hoy en día, se usa para tratar la enfermedad hepática alcohólica, la hepatitis viral aguda y crónica y las enfermedades hepáticas inducidas por toxinas gracias a su ingrediente activo llamado silimarina, un flavonoide que se cree es la fuente de sus beneficios terapéuticos. Puede ayudar a proteger tu hígado al:

◦ Suprimir la inflamación celular

◦ Aumentar la producción de glutatión en el hígado para aumentar la capacidad antioxidante en los tejidos hepáticos

◦ Proteger aún más el hígado estabilizando la permeabilidad de la membrana al inhibir la peroxidación de lípidos.