Hombre de Florida pasa desapercibido

En un timo que haría hasta a Frank Abagnale Jr. caer por el pasillo del avión de la impresión, un hombre de 35 años de Florida fue condenado por fraude tras volar en más de 120 vuelos haciéndose pasar por auxiliar de vuelo, sin haber trabajado jamás para una aerolínea, ni tener zuecos, ni saber dónde guardan el carrito de las bebidas.

Tiron Alexander, cuyo currículum incluye cero experiencia en aviación y un doctorado en audacia, engañó supuestamente a al menos siete aerolíneas entre 2018 y 2024 presentando credenciales falsas. Según investigadores, reservaba sus viajes usando sistemas de reservas exclusivos para personal, evitando colas de seguridad, tarifas de embarque y hasta los cacahuetes del vuelo, sin haber plegado una sola mesita.

“Ni siquiera llevaba uniforme la mitad de las veces”, declaró un agente de puerta suspicaz. “Una vez dijo que estaba ‘en su descanso’. Durante seis horas”.

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Un timo a alturas de crucero

Alexander usó más de 30 números de identificación falsos, fechas de contratación inventadas y decía trabajar para varias aerolíneas a la vez, que, siendo justos, es la única forma de ganar un sueldo decente en este sector.

Con estas credenciales ficticias, acumuló miles de millas (pero, irónicamente, ni un punto de viajero frecuente) y logró embarcar en vuelos internacionales, incluso uno hacia Australia, quizá para audicionar en Qantas.

Todo se acabó cuando Spirit Airlines, sospechando que alguien quisiera volar tanto con ellos gratis, alertó sobre su patrón de viaje. Lo arrestaron en el aeropuerto de San Francisco en febrero de 2024, probablemente mientras intentaba colarse en cabina con un carné que decía “Hola, soy Jeff de RRHH”.

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Ruta final: prisión

El 5 de junio de 2025, lo condenaron por fraude electrónico y acceso no autorizado a áreas restringidas. Ahora enfrenta hasta 30 años de cárcel, o lo que en aerolíneas se conoce como el tiempo de espera de un equipaje retrasado.

“Técnicamente tenía más horas de vuelo que algunos de nuestros novatos”, admitió un piloto anónimo, “pero cero formación en seguridad. Y en higiene”.

Presurización de cabina fallida

El caso ha generado indignación y crisis existencial en el sector, donde los controles parecen más laxos que los de una biblioteca municipal. Mientras, agentes de seguridad se rascan la cabeza preguntando “¿Cómo lo hizo?”.

A pesar del fraude, las reacciones van de la admiración a la envidia sorda.

“Si me sirve un ginger ale sin cobrarme por el espacio para las piernas”, comentó un pasajero, “prefiero volar con él que con Spirit”.

Última llamada

Mientras el hombre del pase de embarque de juguete espera sentencia en agosto, las aerolíneas revisan sus políticas. Y en algún lugar, un auxiliar de vuelo real suspira preguntándose por qué, tras 50 horas semanales, aún no le dan un asiento en business.

Moraleja: si vas a volar gratis, aprende al menos a usar la cafetera. O ponte un gafete que no diga “Kevin, supongo”.

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