¡Hola, extraterrestres! Este es nuestro nuevo álbum. ¿Cómo superas un disco de 50 años que viaja por el espacio? | Música

Hace casi 50 años, uno de los discos más raros jamás creados fue lanzado… pero no a las listas de éxitos, sino al espacio profundo. Se llama el Disco de Oro, un álbum compilado por el astrónomo Carl Sagan. Este disco de cobre bañado en oro incluía desde música clásica y saludos en varios idiomas hasta sonidos de la naturaleza y un tema de Chuck Berry, Johnny B. Goode. Los humanos podían disfrutarlo, claro, pero no eran el público objetivo. En cambio, copias se colocaron en las sondas Voyager 1 y 2, lanzadas en 1977, con la esperanza de que algún día formas de vida extraterrestre lo encontraran y escucharan.

El Disco de Oro tenía instrucciones para reproducirlo, pero nunca sabremos qué pensarían los aliens de Bach, los sonidos de ballenas o un saludo en dialecto Wu. Las sondas aún funcionan, viajando por el cinturón de Kuiper, pero en unos 10 años perderemos contacto con ellas. Así que no veremos su primera oportunidad real de ser descubiertas: dentro de 40,000 años, cuando pasen cerca de la estrella Gliese 445.

Aún así, el disco sigue inspirando. Es la principal influencia de Earth Rising: Messages from the Pale Blue Dot, el primero de tres trabajos sonoros de Artangel, lanzados antes del 50º aniversario del Disco de Oro.

"Visito estudios de artistas y escucho sus preocupaciones", dice Mariam Zulfiqar, directora de Artangel. "Hablan del impacto de la tecnología en las relaciones humanas, el miedo al cambio climático, la geopolítica… Pero también hay esperanza en lo que la humanidad podría ser, y ganas de crear arte que nos muestre nuevas perspectivas."

A Zulfiqar siempre le fascinó el Disco de Oro. "Enviarlo sin saber qué pasaría es muy romántico, sobre todo en un mundo obsesionado con resultados", comenta. Así que tuvo una idea: ¿y si hacemos una versión moderna, no para aliens, sino para que los humanos nos conozcamos mejor? Invitó a artistas de todo el mundo a colaborar.

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El resultado es una colección de poemas y composiciones experimentales. Sebastián Riffo Valdebenito grabó sonidos de tallado de rocas en petroglifos de Chile. Michel Nieva escribió The Alien Mother, un cuento sobre humanos colonizando Marte. Hay poemas sobre el caos en EE.UU., canciones hechas solo con la voz humana y hasta un "conjuro sonoro" que honra la calabaza, fruta usada para hacer instrumentos. Tan diverso y extraño como el Disco de Oro, que incluía 115 imágenes (un círculo, un atleta…) y ondas cerebrales de la esposa de Sagan, grabadas mientras pensaba en la historia de la Tierra y experiencias como enamorarse (¡a ver cómo descifran eso los aliens!).

"Me sorprendieron las conexiones", dice Zulfiqar. "El poeta nigeriano Ofem Ubi escribió: ‘En mis intentos de amar, he amado a muchas personas, países y fantasmas’. Ese dolor por el amor perdido resuena en otras obras. Incluso Emilia Álvarez y Max Cooper crearon música con sonidos del cuerpo humano."

La canción de Cooper, Rhythm of Harmony, podría haber estado en el disco original. Inspirado por filósofos que se burlaban de la idea de que aliens entenderían las instrucciones, creó un tema con ritmos simples que, quizá, ellos podrían descifrar. "Supongo que serán más avanzados que nosotros", explica.

Cooper, con formación científica, cree que los aliens podrían tener sentidos similares. "En la Tierra, el ojo evolucionó varias veces de forma independiente. Lo mismo podría pasar con el oído." Su tema suena a ciencia ficción retro, aunque admite: "Quería que fuera agradable de escuchar."

Mientras algunos artistas mantienen el optimismo del Disco de Oro, otros exploran temas oscuros: deshumanización, fascismo, dolor. Porsha Olayiwola, en In Alignment With the Women Before Me, denuncia atrocidades recientes en EE.UU., como la muerte de Amber Thurman tras un aborto o el suicidio del militar Aaron Bushnell.

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"Lucho con mi rol como poeta y testigo", confiesa Olayiwola. "A veces quiero hacer más que escribir: organizar, protestar… Pero al menos debemos hablar de estos horrores. Quizá así podamos cambiar algo."

¿No choca esta desesperanza con el optimismo del Disco de Oro? Zulfiqar no cree: "Incluso en lo más oscuro, hay fe en que las cosas pueden mejorar." Olayiwola coincide: "Solo superaremos la oscuridad si la miramos de frente. Mi poema refleja el abismo, pero ojalá sea tan oscuro como el cielo nocturno… donde aún brillan las estrellas."

Earth Rising: Messages from the Pale Blue Dot ya está disponible.