El innovador compositor brasileño Hermeto Pascoal, famoso por su mezcla de jazz y música tradicional, ha fallecido a los 89 años.
Este multi-instrumentista autodidacta pasó de una infancia en la pobreza a la fama internacional. El mismísimo Miles Davis lo llamó el músico “más importante del planeta”.
Un comunicado anunciando su muerte dijo que estuvo “rodeado de su familia y compañeros músicos”. No dió más detalles.
Pascoal compuso más de 2.000 piezas instrumentales y continuó arreglando música y grabando con artistas hasta bien entrados sus 80 años.
Era principalmente pianista y flautista, pero también tocaba el saxofón, la guitarra, la batería y el acordeón. A menudo incorporaba objetos cotidianos en sus obras.
Mientras grababa su primer álbum, ‘Slaves Mass’, para Warner Brothers en 1976, metió un par de cerdos vivos en el estudio.
Nació el 22 de junio de 1936 en una zona rural al noreste de Alagoas. Debido a su albinismo, no podía trabajar afuera con su familia, así que se dedicó a aprender música mientras pasaba los días en el interior.
A los 10 años, empezó a tocar en bailes y bodas, interpretando forró y otros ritmos tradicionales brasileños por la región.
A finales de los años 50, se mudó a Río de Janeiro y descubrió la escena jazzística de la ciudad, actuando en clubs nocturnos y uniéndose a una orquesta de radio.
Su fusión de jazz y estilos folclóricos tradicionales captó la atención de las mayores estrellas de Brasil en el género.
Tanto la cantante Elis Regina como el percusionista Airto Moreira tocaron con Pascoal.
Este último lo acompañó en una gira por Estados Unidos, donde fue presentado a Miles Davis.
A pesar de ganarse el respeto de luminarias del jazz, Pascoal rechazaba la etiqueta de músico de jazz y decía deberle tanto a géneros brasileños como el chorinho y el samba.
“Cuando creen que estoy haciendo una cosa, yo ya estoy haciendo otra… Es muy líquido”, le comentó a Jazz World en 2022.
La familia de Pascoal anunció su fallecimiento en su página de Instagram el sábado.
El comunicado animaba a la gente a “dejar sonar una sola nota – de un instrumento, su voz o una pava – y ofrecerla al universo” si querían honrar su memoria.
