En Mallorca, las celebraciones de Halloween han experimentado una notable evolución, transitando desde conmemoraciones modestas y arraigadas en la tradición hasta convertirse en vibrantes eventos comunitarios que se extienden por toda la isla. Lo que antaño fue principalmente la noche de recogimiento doméstico de la Nit de les Ànimes se ha transformado en una experiencia immersiva y familiar de Halloween.
En el barrio palmesano de Santa Catalina, los restaurantes del Carrer Fàbrica obsequiaron dulces a los niños, mientras las guirnaldas de luces centelleaban sobre sus cabezas. Familias ataviadas con disfraces deambulaban por la calle, siendo agasajadas por los establecimientos locales y absorbiendo el ambiente festivo. Era patente un distanciamiento perceptible de las silenciosas veladas del pasado.
De Esporles a El Toro
En El Toro, la actividad se intensificó. Se dispusieron puestos de pintacaras, un túnel del terror atrajo a niños (y adultos) más intrépidos, y los castillos hinchables aportaron dosis de diversión aérea. Al aire libre, se encendieron hogueras para cocinar, infundiendo al evento una cálida atmósfera de camaradería campestre. El conjunto aunaba diversión familiar, comida y sustos moderados, logrando un equilibrio entre la tradición y el jolgorio halloweenesco contemporáneo.
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En la villa de Esporles, la comunidad participó con entusiasmo. Calles ornamentadas, familias del lugar congregándose y la plaza del pueblo resonando con risas. Mientras, en El Pueblo Español de Palma, cobró forma el concepto de “pueblo encantado”. Experiencias inmersivas, puestos temáticos y una sensación general de espectáculo atrajeron a numerosos visitantes. Los disfraces oscilaron entre los clásicos fantasmas y brujas hasta elaborados conjuntos de temática fantástica. La transformación del recinto evidenció el grado en que la isla está adoptando las tradiciones de Halloween.
Tradicionalmente, las conmemoraciones del 31 de octubre en Mallorca tenían como pilar central el recuerdo de los difuntos: encendiendo velas, visitando cementerios y preparando dulces típicos como los panellets o el rosari ensucrat. La actual oleada de actividades supone una deriva cultural: una fusión harmoniosa entre las viejas y las nuevas costumbres.
Dicho cambio está siendo acogido de forma activa. La agenda de eventos para 2025 destaca una multitud de actividades de Halloween y Nit de les Ànimes por toda Mallorca, desde talleres familiares y elaboración de farolillos hasta sendas encantadas y atracciones temáticas. La creciente visibilidad y variedad sugieren que los organizadores locales y los ayuntamientos están respondiendo a una demanda al alza de eventos al estilo Halloween.
Un Halloween exitoso para 2025
Los expertos aducen que el atractivo reside en el ambiente insular en estas fechas: conforme el turismo amaina y el otoño se establece, Palma y otros municipios ofrecen una atmósfera más sosegada e íntima. Según un comentario de viajes, “Palma simplemente transmite una sensación mágica… las tenues luces del casco antiguo, el aroma de algo dulce horneándose en algún lugar cercano.” Este trasfondo añade valor a las celebraciones, enriqueciéndolas más allá del mero disfraz y los caramelos.
Para los visitantes y familias que planifican con antelación, se desprenden varias conclusiones clave: acudir temprano a focos de actividad como Santa Catalina para asegurar una cena relajada y opciones aptas para niños; vestir por capas (las noches refrescan); explorar pueblos como Esporles para vivir un Halloween más local y menos masificado; y dedicar tiempo suficiente en recintos inmersivos como El Pueblo Español para apreciar su efecto pleno.
La evolución del Halloween en Mallorca constituye un relato fascinante sobre la adaptación de la tradición a los gustos modernos. Lo que se inició como una tranquila velada de recuerdo se ha reconvertido en una noche de comunidad, gastronomía, diversión y festividad. Tanto para familias, grupos como para el comercio local, esta transformación supone una oportunidad, y la isla parece dispuesta a abrazarla.
Con dulces ofrecidos por los restaurantes, calles iluminadas con guirnaldas, túneles del terror, cocina sobre hogueras y núcleos de reunión vecinal, la isla ha logrado un Halloween vibrante e integrador que honra sus orígenes al tiempo que adopta el sabor más lúdico de la festividad.
