Hallazgo en Patagonia: una nueva especie de cocodrilo de la era de los dinosaurios

29 de agosto (UPI) – Un equipo interdisciplinario de especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) descubrió la mayor parte del esqueleto, incluido el cráneo y las mandíbulas, de un gran cocodrilo hipercarnívoro que vivió en el sur de Argentina hace unos 70 millones de años, durante el período Cretácico Tardío.

Los animales hipercarnívoros son aquellos cuya dieta consiste en más del 70% de carne, e incluyen a águilas, buitres, ballenas dentadas, arañas y escorpiones.

El lugar del descubrimiento, descrito el miércoles en la revista científica PLOS One, está situado a unos 30 kilómetros al sur de la ciudad de El Calafate, en la Patagonia.

Los investigadores nombraron a la nueva especie como *Kostensuchus atrox*, combinando “Kosten” – que significa viento patagónico en aonikenk/tehuelche – y “suchus” – del griego Souchos, el dios egipcio con cabeza de cocodrilo.

“Esta nueva especie se distingue de todas las conocidas anteriormente por rasgos como el gran tamaño de sus dientes y cráneo, la robustez de su mandíbula y las grandes cavidades que alojaban los músculos responsables de su mordida. Estos rasgos nos llevan a interpretarla como un superdepredador en el ecosistema”, dijo Diego Pol, investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.

El animal no era un dinosaurio, aunque sí era un depredador. Pertenece a una familia extinta de cocodrilos conocida como peirosáuridos, que evolucionaron en América del Sur y África durante el Período Cretácico.

El *Kostensuchus* vivía en ambientes húmedos y frondosos. Tenía un cuerpo robusto y patas cortas posicionadas verticalmente debajo de su torso, lo que lo hacía más ágil que los caimanes y cocodrilos modernos.

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Su cabeza medía unos 50 centímetros – grande para su tamaño general, lo que le valió el apodo del “bulldog” de los cocodrilos – y su hocico portaba más de 50 dientes, algunos de más de 5 centímetros, con bordes serrados para cortar la carne. Sus mandíbulas, impulsadas por fuertes músculos, realizaban una mordida rápida y extremadamente poderosa.

“Otro depredador que descubrimos en estas rocas es el dinosaurio *Maip macrothorax*: un depredador carnívoro que estuvo entre los últimos dinosaurios antes de la extinción y un pariente cercano del Megaraptor de Neuquén. Es muy probable que *Kostensuchus* y *Maip* compitieran por la comida, similar a los enfrentamientos que ocurren hoy en África entre hienas y leones”, dijo el paleontólogo Fernando Novas, investigador del CONICET en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara y autor principal del estudio.

El estudio amplía la diversidad conocida de vertebrados en la Patagonia y marca el registro más austral de los peirosáuridos. También refuerza la evidencia de que, hacia el final del Cretácico, un linaje de animales grandes y robustos vivió tanto en América del Sur como en Madagascar.

El proyecto involucró a investigadores de Argentina, Brasil y Japón, con el apoyo de National Geographic y agencias científicas brasileñas: la Fundación Carlos Chagas Filho de Apoyo a la Investigación del Estado de Río de Janeiro y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico.

El CONICET dijo que el descubrimiento es una pieza clave para reconstruir el ecosistema patagónico antes del final de la era de los dinosaurios.