Haim: I Quit (Fotografía: Paul Thomas Anderson)
El éxito The Wire de Haim en 2013 era un himno roquero y animado sobre una ruptura. Con su pop-rock pegajoso, Geoff Barrow de Portishead comparó su estilo con el de Shania Twain (aunque no era el insulto que él creía). La banda de LA hablaba de miedo al compromiso y problemas de comunicación, pero terminaban marchándose al atardecer californiano con el corazón entero. Bueno, usando el título de su primer álbum: esos días ya pasaron.
I Quit, su cuarto disco, todavía tiene canciones de ruptura, pero ya no son alegres despedidas de los 20. Ahora se centra en el final amargo de una relación larga y problemática. Muchas de estas canciones están inspiradas en la separación de Danielle Haim y Ariel Rechtshaid, el productor de sus primeros tres álbumes (I Quit está producido por Danielle, Rostam Batmanglij y Buddy Ross). El tono no es desolador—la narradora provocó la ruptura—pero sí doloroso y reflexivo. Su ex es descrito como manipulador y despreocupado: "Juraría que no te importaría si estuviera muerta en la calle". Hay muchas referencias a liberarse, incluso con un sample quizá demasiado obvio de Freedom! ‘90 de George Michael en Gone.
La idea de Haim sampleando a George Michael suena mejor de lo que resulta: Gone empieza con una melodía vocal plana y una instrumentación pesada que le quita toda la euforia al "freedom!". Pero luego llega un solo de guitarra que recuerda a los White Stripes, mezclándose con el ritmo de Freedom! ‘90. Es una canción Frankenstein, pero brillante.
En su último álbum (Women in Music Pt III, 2020), Haim experimentaron con éxito. Gone sugiere más riesgos esta vez, pero decepciona con el country-pop lento de All Over Me. Afortunadamente, llega Relationships, una joya absurda que mezcla los 80s, R&B de los 90s y rap old-school. Es su mejor canción pop.
I Quit alcanza su pico aquí. El resto de las 15 canciones van de excelentes a olvidables.
Siempre comparadas con Fleetwood Mac—hasta Stevie Nicks lo dijo—, Haim brillan cuando añaden algo nuevo al soft-rock de los 70s. Por ejemplo, en Take Me Back usan sprechgesang, mostrando su humor, más visible en entrevistas que en sus canciones. O Million Years, con breakbeats y sintetizadores. O el casi nu-metal de Now It’s Time.
I Quit es disperso, pero consistente en una cosa: explora una y otra vez el mismo dolor para pintar a una mujer liberandose psicológicamente de una relación tóxica. Habla de daños ("arruinaste mi confiansa") y se pregunta si todas las relaciones son así: "¿Es la mierda que aguantaron nuestros padres?". Es un proceso desordenado, como este álbum. Pero vale la pena, como este álbum.
Esta semana Rachel escuchó:
Mark William Lewis – Tomorrow Is Perfect
A24, famoso por cine y TV, incursiona en la música con el londinense Lewis. Tomorrow Is Perfect suena como Coldplay mezclado con Durutti Column.
